El hijo de Superman es del otro equipo

Si el hijo de Superman naciera en Colombia sería objeto de toda clase de chistes pesados. Bullyng que llaman. Que patea con las dos o que atiende por ambas ventanillas, dirían de manera vulgar.  Y si hubiera nacido antes de los 80s lo habrían tratado de invertido y culpado de atentar contra natura. 

En el comic, el joven Jon Kent –reportero como sus padres, Clark Kent y Luisa Lane- conocerá  a un compañero periodista llamado, Jay Nakamura, con quien sostendrá  un romance, aunque no sabemos si tórrido. La historieta se llamará Superman: Son of Kal-El, según la nota de Kienyke.

Que el hijo de un superhéroe salga del armario manda un mensaje poderoso a quienes miran raro al que es distinto. Algo semejante ocurrió cuando una mujer lesbiana, hoy casada con una Senadora de la República, llegó a la Alcaldía Mayor de Bogotá. Ya no somos una sociedad santurrona, estamos saliendo de las sábanas ajenas para ocuparnos de nuestros propios asuntos. A fuerza de ver la realidad, cada vez nos escandalizan menos las noticias sobre matrimonios entre parejas del mismo sexo, la adopción igualitaria o el cambio de sexo y nombre en los documentos de identidad. 

¿Tiene alguna importancia que el hijo de Superman salga del clóset? Germán Perfetti, abogado de las causas LGBTI, me cuenta por WhatsApp: Sí tiene importancia, ya que las historietas hacen parte de la vida infantil y en ese sentido mostrar una realidad por fuera del modelo heterosexual, garantiza seres humanos construyéndose con otras ópticas más democráticas e incluyentes”. 

En tal sentido, resulta oportuna la exposición “Dos velocidades: historias del movimiento LGBTI en Colombia”, que permanecerá abierta hasta el 7 de noviembre en el Museo Nacional, en alianza con la Fundación Gilberto Alzate Avendaño – Fuga. Más de 70 obras y piezas muestran cómo ha cambiado el país en materia de libertad y diversidad sexual pero también las luchas vigentes contra la homofobia y los crímenes de odio. 

Esta exposición nos recuerda varias cosas: que medio siglo atrás la homosexualidad era considerada enfermedad y delito, que fue despenalizada con el Código Penal de 1980 y que la Constitución de 1991 les reconoció derechos a las personas LGBTI. 

Sin embargo, todavía hay quienes teniendo ojos no quieren ver, o se hacen los de las gafas. Sin sonrojarse, el padre Ricardo Zabala, sacerdote de Natagaima, un pueblo tolimense, dijo lo siguiente desde el púlpito en septiembre de este año: "Anoche no vinieron a misa, pero sí se largaron a ver a todos los maricas en coliseo. Ahora, ¿a qué no adivinan en Colombia cuál es la ciudad dónde más maricas hay?... ¿En dónde es? ¿de dónde salió la reina de los gays? ¡De Natagaima! ¿o sea que las maricas más bonitas adónde están? Pues en Natagaima. Ahora tener que soportar eso aca, no".

Un artículo de The New York Times afirma que “la salida del clóset de Superman, quizá el superhéroe estadounidense más arquetípico, es un momento notable incluso en una época en la que muchos cómics han adoptado la diversidad y exploran cuestiones sociales acuciantes”, refiriéndose entre otros a Robín (el compañero de Batman) y Aquaman. 

Una visión distinta tiene Felipe Ossa, decano de los libreros colombianos y experto en comics, quien aprendió a leer de la mano de las historietas a la edad de cinco años;  de hecho es autor de tres libros sobre el tema: El mundo de la historietaLa historieta y su historia y Los héroes de papel. 

Telefónicamente me dice lo siguiente: 

“Los superhéroes se convirtieron en un producto comercial masivo, explotados por DC Comics y Marvel para hacer grandes ganancias con estos personajes, llevándolos al cine. Que el hijo de Superman va a ser bisexual u homosexual me parece que es un oportunismo de estas casas comerciales con el propósito de ganarse a la población gay, crear simpatías. No tengo nada contra esa clase de tendencias sexuales, pero ese no es el espíritu de la historieta originalmente. Eso no tiene ningún valor ni literario ni histórico ni social. Las películas de ahora tienen una pareja homosexual o una pareja de lesbianas o un afro-descendiente porque esa es la tendencia para ser políticamente correcto”. 

Don Felipe me cuenta que perdió el interés por los superhéroes. “El comic y la novela gráfica han evolucionado y hay en este momento grandes novelistas gráficos que escriben obras serias, sobre historia o sobre denuncia social, económica, política y sicológica, y se hacen también adaptaciones de grandes libros de la literatura”.

Escuche aquí la entrevista completa

Para mí, como ciudadano de a pie, el hecho de que “El hombre de acero” tenga un hijo bisexual, envuelve un mensaje positivo: cualquier padre, hasta aquel que se las da de macho, puede concebir hijos con preferencias hacia personas del mismo sexo, y no es el acabose.  Por encima de las condenas públicas, hay algo más fuerte que se llama determinación, la verdadera kryptonita de las personas de carne y hueso. La posibilidad de que cada cual sea lo que se le venga en gana ser, sin temor a lo qué dirán o harán los demás. 

Me acordé de la Señorita Antioquia cuando en el Reinado Nacional de la Belleza (2018) le preguntaron “¿Usted cree que la mujer es el complemento del hombre?”. Con tal naturalidad, Verónica Velásquez respondió: “El hombre se complementa al hombre, mujer con mujer, hombre con hombre y también mujer a hombre, del mismo modo en el sentido contrario. Estamos para darnos cariño, para darnos amor”. 

Se le rieron en su cara a pesar de que la beldad no dijo nada distinto a la realidad.  Es posible que no estemos lejos del día en que cualquiera pueda confesarse tranquilamente:

-Mamá, papá…  ¡soy marica!

Y que sus padres respondan de forma amorosa:

-¡Tranquilo, mi amor… el hijo de Superman también!

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