Gracias a la avalancha social causada por el covid-19, las últimas semanas han sido de experiencias idiomáticas únicas, encapsuladas en frases cotidianas que cada hablante emplea para introducirse ante un interlocutor e introducirlo en asuntos que pueden causarle impacto, sobre todo en un contexto vital dramático como el del virus. Sin embargo, a veces la realidad se burla de sí misma y confunde toda clase de inteligencias y sensibilidades. ¿De cuáles frases se trata? Entre otras, de estas:
¿Sabes quién está grave? Me la soltó un amigo en estos días. Como de una supuse que me hablaba de alguien conocido contagiado de covid-19, y sin saber a quién se refería, le contesté con otra pregunta: “¿Por el virus?”. “No”, respondió, “por una caída anoche, en la casa, al levantarse al baño y enredarse con las pantuflas”. Se trataba de Rigobert, el esposo de Luciannee, una pareja muy querida.
¡A que no adivinas quién se murió! Fue la frase que un amigo utilizó otro día al llamarme por teléfono. Con ese misterio, y al imaginarme que era por el covid, solo pregunté: “Quién, ¿Biden?”. Es que como el reto consistía en adivinar, valía dar cualquier nombre, pues la posibilidad de acertar era una entre muchas. Sin embargo, la noticia era acerca de un compañero de bachillerato que había tenido una complicación en una cirugía.
¡Cómo te parece lo del virus de Ricardo! Esa frase, con la que me recibió un vecino en el ascensor, estaba formulada como para deducir que el virus del tal Ricardo era el chino, por lo cual de inmediato le pregunté: “¿El covid?”. “No, un virus cualquiera, y el pobre anda medio loco y pegado de los clavos de Cristo porque la señora tiene ocho meses de embarazo, la empleada se les fue hace dos semanas, la mamá no tiene tiempo para ayudarle porque es ludópata y las cuñadas tampoco porque todas viven por fuera”. ¡Uao!
¿Supiste lo de Priscila? Está en cuidados intensivos. Con esta piedra alarmista se me acercó una amiga en Juan Valdez. Mi susto fue mayúsculo: “¿Qué? ¡Me llevó el diablo!”, le respondí muy nervioso, “porque yo me reuní con ella hace apenas tres días”. Mi amiga, claro, se desconcertó con lo que dije, pues yo deduje, sin preguntar, que se encontraba contagiada del covid y era lógico concluir que yo también lo tendría. Pero, no, la romántica Priscila tenía un ataque al corazón…
Y así, por ese estilo, se han estado produciendo episodios con frases dramáticas, con olor a covid-19. Como cuando un compañero de trabajo nos dijo por Zoom: Me contaron que Jénnefris está intubada. “¿Cóooomo?, ¿desde cuándo? ¡Es que este virus está regado por todas partes!”, comentamos varios, sin saber que lo que la ingeniera tenía era una neumonía muy fuerte, no el covid-19.
O el caso de Mari Inés, una amiga muy reparona, que me puso este chat: ¿Por qué no me habías dicho que Glimario tenía covid? Le contesté que no sabía y que hacía días había dejado de preguntar por todo el mundo, y de ver noticieros y periódicos, y oír radio y meterme a internet, y cero chats y redes… O lo del cliente de un supermercado que le dice a un vecino suyo, que andaba por ahí: ¡Qué pesar, la muerte del médico del 1301! Y, por supuesto, tanto su amigo como los testigos a bordo nos hicimos la pregunta que parecía lógica: “¿Por el covid-19?”. No, el doctor del apartamento 1301 se había accidentado en una moto…
En fin, formatos de frases comunes, pero que en el contexto actual hacen creer que se refieren a situaciones relacionadas con la pandemia que nos azota, y no siempre es así. Porque en medio de esta espantosa pandemia, nos resistimos a pensar que alguien anda con un virus que no sea el covid, o que esté en una UCI y no sea por razones del bicho, o que haya muerto y la causa no sea esa fiera diabólica, o que tenga diarrea y no sea un síntoma asociado al virus chino, etc. Cosas de la realidad aumentada.
INFLEXIÓN. Ya que hablamos de frases y virus, vale la pena recordar esta reflexión de Louis Pasteur (1822-1895): “Esos dominios sagrados, llamados laboratorios, son los templos del futuro, la salud y el bienestar. En ellos, la humanidad crecerá, se fortalecerá y mejorará”. Por ello, qué tragedia lo del laboratorio de la China comunista que liberó el virus.
Por: Ignacio Arizmendi Posada.
30/01/2021
