Capitán de Navío Mario RUBIANOGROOT ROMAN “Papayo el Velachero”

HMS “Bounty” y ARC “Gloria”- II parte

II PARTE

MOTÍN Y DESENLACE

Con una Directiva que se prepara antes de salir de Cartagena, se programan una serie de conferencias magistrales sobre fiestas patrias, puertos y países a visitar y por supuesto el tema del “Motín del Bounty”, que como manifesté al principio es una historia marinera muy conocida, no podía faltar. El Teniente de Fragata Juan Felipe Román Ochoa, se lució con su argumento, la cual acompañó con la película cuyo protagonista es Marlon Brando en su papel de Fletcher, ambientando la trama. Considero que toda la tripulación y cadetes quedaron bien enterados. Resumo:

El “Bounty”, tras una larga y relajada estancia en Tahití (casi 6 meses) y por ende terminada la misión, que fue colectar el millar de brotes jóvenes de fruto de pan requeridos, zarpa el buque camino a las Colonias Inglesas y se volvió a sentir el rigor del viaje y el ambiente pesado, de tal forma que en la mañana del 28 de Abril de 1789, cerca de la isla de Tonga, el Contramaestre Oficial (equivalente al Segundo Comandante) Christian Fletcher, ayudado por 8 miembros de la tripulación, se “amotinan” contra su Capitán, se “adueñan” del navío, desembarcan al Capitán y 18 hombres leales al comando, los sitúan en una chalupa del barco y son abandonados en la mitad del Océano Pacífico con un mínimo de víveres.

Es de anotar que el Capitán Bligh, sin instrumentos de navegación, ayudado por esa numerosa tripulación, la cual era tres veces más de la capacidad de la chalupa, de 7 metros, alcanzó a navegar a la deriva hasta la isla de Timor en Indonesia, distante 4.000 millas, durante siete semanas perdiendo un solo hombre, el cual fue asesinado por los indígenas.

Posteriormente William Bligh, llegó a Inglaterra de manera accidentada, donde fue juzgado y restituido. Algún tiempo más tarde, regresó a Tahití a terminar su misión, y logró llevar el “Árbol del Pan” a las colonias inglesas…. que curiosamente los esclavos no quisieron comer.

En cuanto a los 25 hombres que permanecieron en la nave, entre amotinados y no amotinados, adueñados de la “Bounty”, retornaron a Tahití. Después de haberse reaprovisionado, intentaron establecer una colonia en alguna de las islas del Pacífico (posiblemente Tubai), pero fue imposible, pues encontraron hostilidad por parte de los aborigenes y renunciaron para volver a Tahití. Entendamos que pasa con la gente; de los 25 que llegan a Tahití en la “Bounty”, 18 incluido Fletcher son “amotinados” y siete que no pudieron desembarcar, por espacio en la chalupa, son “leales”; ahora bien, allí 16 hombres (7 “leales”), se dieron a la fuga durante la noche, acompañados de algunas mujeres y hombres y permanecieron en la isla. A continuación, veamos qué pasó con Fletcher.

ISLA PARADISÍACA

Christian y su tripulación llegaron a Tubai, en las islas australes y poco después haciéndose acompañar de 19 polinesios, algunos a la fuerza, se refugiaron en la isla de Pitcairn. Esta pequeña isla volcánica está situada a 5.000 millas al Este de Australia y 1.350 millas al Sudeste de Tahití, exactamente entre latitudes 25º 03´.5 y 05´.5 Sur y Longitudes 130º 07´.3 y 06´.5 Oeste (véase mapa de Oceanía). Fue vista por primera vez por Robert Pitcairn el 2 de julio de 1767. El capitán de la Armada Carteret había acompañado al capitán Wallis en una expedición conjunta ordenada por el Almirantazgo hasta que una fuerte tormenta los separa tras cruzar el estrecho de Magallanes. Carteret cometió el error cartográfico de situarla en el mapa con un error de 200 millas. Debido a este error los perseguidores británicos no lograron encontrar a los amotinados tras una búsqueda de tres meses. El 23 de enero de 1790, desembarcaron los 9 amotinados de habla inglesa, doce mujeres tahitianas, seis hombres originarios de Tahití, Raiata y Tupuai y una niña de Tahití.

En 1793, debido a unos celos feroces de los polinesios, se organizó una terrible matanza durante la cual asesinaron a 5 marinos, Fletcher Christian entre ellos. Young, uno de los principales protagonistas del motín, murió el día de Navidad de 1800 a causa de una crisis de asma. John Adams (o Alejandro Smith), se convirtió en el único sobreviviente de los amotinados, y con una Biblia rescatada del “Bounty”, se dedicó a enseñar la fe a los niños de la isla.

Pasaron 19 años y fue hasta el año 1808, que el destino de esos hombres se conoció, cuando el capitán Folger (americano) en el ballenero “Topaz”, arribó a Pitcairn y se sorprendió al descubrir en la pequeña isla, una comunidad de mujeres y de niños que hablaban inglés. Adams le contó cómo en busca de una isla desierta, y después de 4 meses de andar errante, el “Bounty” llegó a Pitcairn, desembarcaron todo lo que podía serles de utilidad y después lo quemaron en una inmensa hoguera, para evitar ser descubiertos.

Adams murió el 5 de marzo de 1829 a los 62 años, después de haber vivido durante 39 años en la isla de Pitcairn.

EL REGRESO.

El “Gloria” que yo sepa, en el año de 1970, durante su primer viaje a la Vuelta al Mundo, dejó a la isla de Pitcairn, por el lejanísimo costado de babor, camino hacia Valparaíso, saliendo de Wellington en Nueva Zelanda, utilizando en la navegación, el circulo máximo, encontrando corrientes y vientos por el traves, que permitieron orzar y ganar el famoso “Boston Teapot Trophee”; por el contrario en el año 1988, enrutamos el velero dejando la isla de Pitcairn por un lejano estribor y arribar a la isla del “Árbol del Pan”.; después de cuatro cortos días en el puerto, atender invitaciones protocolarias, visitar el mudeo de Gaugin y el del Bounty, donde el TF Javier Noriega consiguió el diario de Fletcher en frances y me lo cambio por el libro sobre la guerra con el Peru del CF C. Cajiao, zarpamos para volver a salir de la Polinesia y dirigirnos al Archipiélago de las islas Galápagos, pertenecientes al Ecuador.

El “Bounty”, ya lo dijimos, acabó incendiado el 23 de enero de 1790 en la isla de Pitcairn. Los 16 amotinados que permanecieron en Tahití, fueron fácilmente capturados dos años después y recogidos por el navío Pandora y los instalaron en una bodega que llamaron “La Caja de Pandora”, y durante tres meses se dedicaron a buscar por las islas vecinas los rastros del “Bounty”, sin ningún resultado como ya vimos. El Capitán decidió regresar a Inglaterra, pero durante una tempestad en Australia, y al intentar cruzar la enorme barrera de coral que la bordea naufragó; el capitán Edwards se había negado a liberar a los prisioneros, pero en el último momento el maestro armero entregó las llaves a los prisioneros que se liberaron y alcanzaron las chalupas de salvamento. Cuatro de ellos murieron ahogados. Igual que Bligh, los náufragos llegaron en chalupas a Timor en Indonesia, y desde allá fueron llevados a Inglaterra y juzgados: de los 10 prisioneros restantes, 4 fueron absueltos, 3 perdonados, y 3 declarados culpables y condenados a la horca.

Nuestro regreso a la “Heroica”, se cumple recalando en el Pacífico colombiano, se visitó Buenaventura y la nueva y moderna Base Naval en Bahía Málaga en la desembocadura del Pichindó; seguimos remontando latitudes, cruzamos el istmo y nuevamente nuestro bravío Caribe, para días más tarde, divisar el cerro de la Popa.

¡¡ Bienvenido Papito!!, exclamaban mis dos hijitos, habían transcurrido 197 días y los vi más grandes, más personitas, seguramente como ven los padres a sus hijos cadetes a su arribo, pues se fueron siendo unos imberbes adolescentes y llegaron maduros y acuerpados jóvenes.

Por cierto, a mi Teniente Fonseca Truque, le traje un libro titulado “Cocina del Pacífico Sur”, donde aparecen varias recetas en las cuales se usa el “Árbol del Pan”, como alimento principal y acompañando otros deliciosos platos.

COMENTARIO FINAL.

Aquí mi comentario personal, del porqué la rebelión se produjo; al inicio existían relaciones amistosas y conflictivas entre Bligh y Fletcher; el Segundo en un principio había pensado en abandonar el barco él solo en una chalupa, pero se dejó convencer de su amigo Edward Young, otro marino para desencadenar el motín; la increíble epopeya en chalupa de Bligh y de su tripulación; la aventura de los amotinados intentando huir de la justicia y de su destino, instalándose en una isla perdida;  todas las matanzas engendradas por el deseo de poseer las mujeres. Todo ello hace que ésta historia nos resulte siempre igual de apasionante. Como si el contramaestre Christian Fletcher hubiese encontrado en Tahití una fuerza embrujadora que le dio la energía para destruirlo todo, y abandonarlo todo, con el fin de fundar su propio paraíso. Tal vez esa energía se llama Amor a la isla y al conocer la belleza y el carácter descomplicado de las nativas, de las cuales también se enamoró Paul Gauguin.

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Capitán de Navío Mario RUBIANOGROOT ROMAN “Papayo el Velachero”
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