Luis Betancur Correa

La dirección financiera como motor del cambio

La responsabilidad del CFO o director financiero, va mucho más allá de tareas simplemente financieras especialmente en este momento de abruptos cambios sociales, económicos y políticos, además por la incertidumbre generalizada en muchos frentes que abre oportunidades a nuevos desafíos centrados en la digitalización, la sostenibilidad, la captación y retención de talento humano cada vez más competente entre otros.

La pandemia tuvo un efecto catalizador y reforzó el papel del director financiero o CFO (Chief Financial Officer por sus siglas en inglés) como pilar estratégico para el crecimiento exponencial de las empresas de cualquier tamaño, teniendo como premisa abordar otras responsabilidades estratégicas ante los nuevos desafíos, mucho más creativas en un entorno de constantes cambios, donde es imperativo adaptarse ágilmente para mantenerse y competir, en un mercado globalizado y con empresas cada vez más cercanas y adaptadas a los clientes.

Por lo tanto, el CFO como uno de los responsables de la estrategia de transformación digital de la empresa, así como la analítica de datos para entender los movimientos de los mercados donde tiene presencia, transmitir esa información en la empresa y estar preparado ante posibles amenazas u oportunidades que se presenten

Con base en eso tomar decisiones referentes a potenciales fusiones y adquisiciones, apertura de nuevos mercados, promover una innovación y fomentar un ambiente para reportar en función de criterios medioambientales, sociales y gobierno corporativo (ESG, por sus siglas en inglés) a inversionistas, accionistas y entidades financieras, junto con otras habilidades estratégicas que proporcionen valor a largo plazo, en beneficios de los clientes y grupos de interés.

El director financiero como estratega fundamental de la empresa, debe entender que su gestión es cada vez más transversal y estratégica al tener una visión global del mercado y de la participación de la empresa en el mercado, al conocer las debilidades y gestionarlas efectivamente, así como potenciar las fortalezas y aprovechar las oportunidades que se presenten, convirtiéndose en motor de cambio para lograr una mayor rentabilidad y sostenibilidad, así como un ambiente diverso, equitativo y creativo para promover una innovación incremental de los productos y un flujo de caja positivo.

Por lo anterior, la dirección financiera debe contar con la destreza de analizar los datos generados por la empresa, la industria y el mercado en general, así como el comportamiento de las personas, con el fin de tomar decisiones fundamentadas y certeras en beneficio de la empresa, los accionistas, clientes, proveedores, la comunidad y el gobierno, modelando escenarios exitosos, adelantándose para cubrir los riesgos y generando confianza para trabajar eficientemente en un entorno inestable.

Otro asunto fundamental es el impacto de las tecnologías emergentes en la gestión de los CFO, ya que las empresas deberán operar cada vez más en una economía de plataformas digitales e hiperconectadas, en el que tecnologías como Blockchain, la inteligencia artificial y la computación en la nube son cada vez más relevantes, apoyados en modelos colaborativos con el propósito de anticipar los resultados financieros, como consecuencia de los constantes cambios internos y externos y presentarlos de manera anticipada, transparente y en tiempo real, con el fin de tomar decisiones conjuntas buscando eficiencia financiera, comercial y operativa.

La incertidumbre global provocada por la pandemia, la guerra en Ucrania, el desabastecimiento de gas, el encarecimiento de materias primas, el desabastecimiento de la cadena de suministro y la inestabilidad política, es decir una sucesión de cisnes negros de acuerdo a la teoría de Nassim Taleb, han obligado a las empresas a tomar decisiones rápidas adaptándose a las diversas situaciones, muchas veces improvisando, para sobrevivir a las crisis. Por esto uno de los agentes fundamentales es el Director Financiero, cuyo objetivo es garantizar la permanencia, el crecimiento exponencial, la liquidez y la rentabilidad gracias al uso eficiente de los recursos (financieros, humanos, físicos, intelectuales, entre otros) con los que cuenta la empresa.

Muchas empresas cuya solvencia se vio afectada por la crisis derivada de la pandemia y ahora por tasas de interés al alza, el aumento de la inflación, el incremento del precio del dólar y una potencial desaceleración industrial, están presionando hacia una recesión larga y agresiva, por lo que algunas de estas empresas no se han recuperado como lo proyectaban, por esto el CFO además de mantener un flujo de caja positivo para cumplir eficientemente con las obligaciones financieras, renegociar sus deudas con las entidades financieras, la reconversión de deuda o contar con otras alternativas de financiación, inclusive renegociar con proveedores, ya que esto afectará a todos por igual, por lo que desarrollar una estrategia colaborativa entre el sector productivo (grandes, medianos y pequeños) para afrontar solidariamente esta situación, es imperativo.

Por esta situación, la banca debe y puede apoyar a los empresarios, evitando el deterioro de la cartera, el incremento de activos recibidos en dación de pago ya que al apoyar al empresario la economía resurgirá, generando importantes beneficios para todos.

La volatilidad de los mercados ha dificultado la planificación financiera e inversión y el empuje empresarial que en condiciones normales contribuirían al crecimiento económico. Algunas empresas han demostrado una alta capacidad de reacción y adaptación a entornos hostiles, al contar con estrategas financieros que han sabido anticiparse y entender el comportamiento del mercado ante ciertos eventos, inclusive ven oportunidades en todo lo que sucede sin perder ninguna, mientras que otras personas ven todo menos las oportunidades.

El CFO pasó de ser un administrador de las finanzas a ser el pilar fundamental en la toma de decisiones para encontrar y aprovechar las oportunidades para la provisión de liquidez, recurriendo a novedosas fuentes de financiación entre otras alternativas, generando confianza interna y externa, así como estructurando estrategias eficientes y rentables en épocas críticas.

El director financiero debe contar con habilidades digitales y entender el mundo digital, por esto invertir y apropiar tecnologías emergentes es fundamental para una activa participación dentro de la economía digital, entendiéndola como una oportunidad para mejorar la productividad y optimizar la gestión. Por lo tanto el CFO debe promover la modernización de los procesos a través de la transformación digital con el fin de reducir costos, lograr eficiencia, optimizar y rentabilizar la operación, mejorar la experiencia del cliente, implementar proyectos sostenibles y amigables con el medio ambiente, con el objetivo de mitigar los impactos negativos generados, por factores internos o externos, en los resultados de la empresa.

Por lo tanto, la responsabilidad del CFO va más allá del presupuesto y las finanzas, al ser igualmente responsable junto con otros directores de fomentar una cultura organizacional innovadora, incluyente y visionaria, que abarque lo digital y con un enfoque en el servicio al cliente, que proporcione modelos operativos agiles y flexibles para responder rápidamente a todas las oportunidades y a los cambios del mercado, entendiendo que el CFO debe contar con habilidades tanto, financieras, operativas como comerciales, visitando clientes, entendiendo sus necesidades y su situación financiera y ofreciendo soluciones rentables para los clientes.

La expectativa de ser el guardián de la estabilidad financiera así como ser agente de la transformación organizacional, ha incrementado las oportunidades para el CFO. Por lo tanto para impulsar el valor de la empresa, el CFO necesita optimizar su potencial y el de su equipo, por lo que requerirá de un nuevo enfoque, nuevas herramientas digitales, nuevas perspectivas socio-económicas, de innovación incremental, habilidades analíticas y la correcta apropiación de plataformas digitales, entendimiento los nuevos ecosistemas, que permitirá responder ágilmente para corregir el rumbo y entender anticipadamente su repercusión en la liquidez y en el estado de pérdidas y ganancias de la empresa.

El desafío en este momento para el director financiero, es equilibrar las métricas tradicionales como el retorno de inversión, con aquellas asociadas a nuevos modelos de negocio. De hecho, debe acelerar la transformación digital para reinventar y mejorar el modelo de negocio y establecer la línea de base financiera para incrementar el valor económico de la empresa, al igual que aumentar la reputación, la satisfacción de los clientes y la sostenibilidad social, económica y medio ambiental.

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Luis Betancur Correa
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