Santiago Valencia
Abogado, especialista en Derecho Administrativo con Maestría en Análisis Económico del Derecho, se ha desempeñado como profesor universitario, abogado litigante, consultor jurídico y en asuntos políticos y públicos, fue elegido Representante a la Cámara (2014 – 2018) y Senador (2018 – 2022), en el Congreso fue miembro de las comisiones primeras constitucionales, Presidente Comisión Primera (2019 – 2020), Presidente Comisión de Ética y Estatuto del Congresista (2020 – 2021).
Santiago Valencia

¡La extorsión del Pacto Histórico!

Según la Real Academia de la Lengua Española, la extorsión es una “Presión que se ejerce sobre alguien mediante amenazas para obligarlo a actuar de determinada manera y obtener así dinero u otro beneficio”.

En nuestro Código Penal, para que se configure el delito de extorsión debe probarse el interés de un beneficio económico, de lo contrario, el delito que podría eventualmente configurarse es el de constreñimiento ilegal, dado el caso que se ejerza presión para que otro haga, tolere o permita un acto que le es contrario a sus intereses y que causa un beneficio que, según nuestra legislación, no puede ser económico.

Según la Policía Nacional, en lo que va corrido del año 2023 se han reportado 1223 personas extorsionadas en todo el país, mientras que en el 2022 se reportaron 8745 personas extorsionadas en el territorio nacional. Tristemente, la extorsión y el constreñimiento no son un tema nuevo en Colombia, durante toda nuestra historia de violencia, estos han sido de los delitos más recurrentes, los distintos grupos armados al margen de la ley; como las guerrillas, los paramilitares y la delincuencia común, han intimidado, utilizando distintos medios y a los ciudadanos para lograr beneficios económicos, políticos y/o estratégicos.

Podríamos afirmar que son prácticamente un sinónimo los delitos de extorsión y de constreñimiento ilegal, puesto que son un simple y vulgar chantaje, que, mediante la intimidación, la presión y la fuerza, busca obtener un beneficio de cualquier naturaleza.

Resulta entonces absolutamente inaceptable que el Pacto Histórico quiera, una vez más, chantajear al pueblo colombiano. No tiene presentación, que el Presidente del Congreso amenace a los colombianos con un nuevo “estallido social” si no son aprobadas las reformas del Gobierno.

Recordemos que durante el último “estallido social”, aupado por el hoy Presidente Petro y sus partidos afines, el país vivió una época de violencia y zozobra sin precedentes, los bloqueos generaron desabastecimiento, aumento de los precios de los alimentos, ausencia de atención médica, saqueos y muertes, entre otros graves hechos. En su momento, muchos colombianos protestaron legitima y pacíficamente, pero una minoría de delincuentes sembraron el terror y el caos.

Hoy, el Presidente y sus amigos nos dicen que tenemos, si o si, que aceptar la “reformatón” del Gobierno, que incluye, entre otras:

  1. Un número exagerado de facultades extraordinarias contenidas en el Plan Nacional de Desarrollo, para gobernar por decreto, en contra del sistema de pesos y contrapesos de nuestra Constitución, debilitando aún más nuestro sistema democrático, por fortuna, hasta ahora moderado por el Congreso, sin mencionar la cantidad de micos relacionados con contratación directa, incentivo de nueva corrupción, entre otras perlas del PND.
     
  2. La reforma al sistema de salud, que pretende devolvernos al sistema público en salud. Muchos recuerdan el desastre absoluto que significó el Seguro Social, donde un sistema costoso y corrupto solo atendía a una minoría de colombianos, sin mencionar que pretende además, entregar buena parte de la ejecución de los recursos de la salud a Alcaldes y Gobernadores, generando posibles focos de nueva corrupción, adicionalmente, acabar el sistema de gestión de riesgo de las EPS y poniendo en grave peligro la sostenibilidad fiscal del sistema, aplicando un modelo de demanda de servicios.
     
  3. Por último, la reforma laboral y la pensional, la primera, que desincentiva la generación de nuevos empleos, genera mayor informalidad, solo beneficia a centrales obreras afectando el emprendimiento y acabando con las pequeñas empresas. En el caso de la pensional, aumentando el déficit pensional, volviendo imposible que, en el futuro, cualquier colombiano se pueda pensionar, poniendo en riesgo el ahorro de millones de personas.

Los colombianos votaron por un cambio, y si que sucedió, pero al caos, la corrupción y la anarquía.

Cada vez son más los votantes de Petro aburridos, desilusionados y cansados de este Gobierno, pero sobre todo, estamos todos los colombianos aburridos, cansados y mamados del chantaje, la intimidación y la presión que ejercen sobre nosotros, si queremos cambios, pero no los que supongan un salto al vacío.

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Santiago Valencia
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