Que diría Elvira Dávila Ortiz (1907-2008) con el título de esta columna. Anemia en Enfermería. La Licenciada Dávila, pionera de la transfusión de sangre en América Latina y creadora del Primer Banco de Sangre en Colombia. Enfermera de vocación y formación, desarrolló una labor asistencial ejemplar pero especialmente educativa desmitificando las fabulas sobre la transfusión y el valor importantísimo en el tratamiento del sangrado que produce una hemorragia aguda. Si no se corrige esta alteración rápidamente, mata al paciente. Su bello ejemplo llevó a que la postularan candidata a la Medalla Florence Nightingale (fundadora de la enfermería moderna) en el 2007.
Aparecen otros aplausos para enfermería. La OMS proclamo 2020 el Año Internacional del Personal de Enfermería y de Partería para recordar precisamente el bicentenario del nacimiento de la Lic. Nightingale. Muchos de ustedes ignoran, por ejemplo, que este año es dedicado a nuestras enfermeras y que hoy ,12 de mayo, es su día.
El cordón umbilical de enfermería y parteras no es un lazo débil y especialmente en Colombia. Nos vamos a Cartagena donde la brisa aplaca nuestras tradiciones. Allí nos encontramos con la célebre figura del doctor Rafael Calvo Fontalvo, digno sucesor de quien fue el médico del Pensador del Cabrero. Se formó bajo la influencia europea donde el acompañamiento de enfermería era clave en los cuidados y resultados terapéutico de los pacientes internados. A su regreso del exterior prepara y empodera a Carmen de Arco, quien se convierte en quizá nuestra primera Enfermera con entrenamiento dirigido. Mas tarde, Calvo Fontalvo funda la Escuela de Enfermería en el Hospital Universitario Santa Clara. Injusto saltarnos la llegada desde Francia de las Hermanas de la Caridad de la Presentación, mitad del Siglo XIX, con ensalzable entrega y básica preparación.
Han pasado casi 100 años desde ese mágico momento en la inequitativa Cartagena. Con el espejo cristalino miremos hoy como está la situación de nuestras enfermeras. En Colombia hay 13 enfermeras por cada 10 mil habitantes,68 facultades de enfermería que producen 4 mil enfermeras/año. Comparémonos con otros países: tenemos 1,3 enfermera por cada mil/hab. En Alemania hay 12.9 por cada mil/hab, en Italia 7.9. El salario promedio nuestro es 2.9 millones pesos y el de una auxiliar 1.1 millones de pesos. Si tomamos el índice Big Mac, las de España comprarían tres, las de USA dos y medio y las de Colombia tres cuartos de esa hamburguesa (compara poder adquisitivo del salario). Según OCDE (Organización para la Cooperación y Desarrollo Económicos) estamos en el último lugar en la proporción médico-enfermeras.
Que decir de las condiciones laborales de quienes configuran cerca del 40% del personal sanitario. El censo del talento humano en salud informa que hay 66.095 enfermeras registradas y 273.500 auxiliares de enfermería. Solo el 20% de este grupo tiene un contrato laboral con todas las de la ley. El 80 % trabaja por prestación de servicios y habitualmente por escasos meses. Carencia de todas las prerrogativas que da la estabilidad laboral.
La arena movediza laboral es la constante. Demora en los pagos especialmente en los hospitales públicos y ausencia de garantías por las deficiencias en los elementos de protección personal y normas de bioseguridad. En este tiempo de la pandemia. da pena contar esto: si una profesional de enfermería es sospechosa de Covid19 se envía a la casa mientras llega el resultado de la prueba. Si este es positivo, su enfermedad es profesional. Si es negativa, dudosa renovación de contrato prestación de servicio y su dolencia es enfermedad no ocupacional. Que tal esto: para quien está aislada es preferible, por su estabilidad laboral y seguridad ocupacional, tener positiva la reacción de la polimerasa (PCR).
He dicho siempre que soy cirujano de la penúltima moda. Me gusta pasar revista y que el grupo tratante sea quien salude al enfermo hospitalizado. ¡Esto ya no existe! Nuestras enfermeras están hipnotizadas por el computador y cada vez más alejadas del cuidado directo del paciente. Las labores administrativas de los pisos son muy importantes, pero tengo la certeza que tiene más sustancia la evaluación en el lecho del enfermo con el grupo tratante. Este indirecto desafecto es responsable de deserción y frustración profesional.
El 12 de mayo debe ser también un recuerdo de la deuda social que tenemos con nuestras enfermeras. Las queremos tranquilas, serenas y compresivas. Insuperable opiáceo la sonrisa dulce de una enfermera. Sin afugias, con estabilidad laboral y unas medidas estrictas de protección para ellas y sus familias. Queremos redefinir su rol en las políticas de salud, licenciadas responsables de comunidades y con mayor autonomía, pero supervisadas por medico familiar. Currículos modernos acorde con nuestra realidad social y por supuesto, estándares de calidad en las facultades de enfermería. No necesitamos más facultades, requerimos redistribución de este insustituible recurso humano. Si reorganizamos el sitio donde las formamos, alcanzaremos la meta trazada por la OMS para el 2030 de 44.5 profesionales de la medicina y de la enfermería por cada 10 mil-habitantes.
Remberto Burgos de la Espriella
1205/2020
Gratitud: Licenciada Edilma Suarez