Ignacio Arizmendi Posada

Periodista de la Universidad de Navarra.

Exdecano de la Facultad de Comunicación de la UPB.

Excolumnista de El Colombiano y El Mundo (Medellín), El País (Cali), El Tiempo y Revista Cromos (Bogotá).

Autor de 15 libros de historia y ensayo.

Ignacio Arizmendi Posada

Los 'efectos Petro'

Analistas colombianos y extranjeros forjaron la expresión ‘el efecto Petro’ para referirse a las nefastas consecuencias que tendría para el país que Gustavo Petro, eterno aspirante ultraizquierdista a presidente vitalicio, gane las elecciones en junio del año en curso (o un movimiento insurreccional lo instale en la Casa de Nariño antes del 7 de agosto: en Colombia todo es posible). Sin embargo, esta columna de hoy no trata acerca de tal efecto, sino de un tema paralelo: los ‘efectos Petro’.

Desde hace lustros, dicho personaje emplea una narrativa y un conjunto de acciones (sutiles unas, notorias otras) orientadas a causar un cúmulo de impresiones positivas en los ciudadanos cada que lo vean, lo lean, lo escuchen u oigan hablar de él: son los ‘efectos Petro’. En particular, el dirigente extremista busca impactar en compatriotas que, por ejemplo, estén sin trabajo o ingresos fijos, formen parte de los estratos más desfavorecidos, desprecien a los colombianos con recursos, aborrezcan el sistema vigente, tachen de corruptos a quienes hagan política, crean en soluciones milagrosas, sientan ira por la desigualdad, piensen que la democracia es un engaño “de los ricos”, pidan la muerte del expresidente Álvaro Uribe, etc.

Para ello, el señor Petro utiliza recursos específicos:

• Presentarse siempre como víctima de los medios capitalistas, las redes sociales, el uribismo, la Procuraduría, la Fiscalía, la Contraloría, etc. Efecto buscado: que sus públicos sientan conmiseración y deseos de abrazarlo tiernamente.

• Formular propuestas “descrestadoras”, maravillosas, únicas. Efecto buscado: que lo consideren “un putas”, un gigante, un ser de otra dimensión. 

• Aceptar a quien le ofrezca apoyo, sin interesar quién sea. Efecto buscado: que lo vean abierto, universal. 

• Reconocer que hizo parte de la guerrilla del M-19, pero en defensa del pueblo. Efecto buscado: que aprecien su valentía y agradezcan su disposición “a morir por los pobres”.

• Llenar plazas, sin preocuparse de cómo las llenan sus agentes. Efecto buscado: que la gente piense que si tantos van a oírlo, es por ser el mesías (¿acaso no dicen que era lo que hacían las multitudes cuando seguían a Jesús?).

• Incluir en su prédica el rencor social (no importa el hecho de pertenecer ya a las clases altas, tan odiadas por él). Efecto buscado: que las masas sientan rabia para canalizarla cada que las necesite.

• Dar respuestas extensas y complejas cuando lo entrevistan los periodistas (que temen interrumpirlo…). Efecto buscado: generar admiración al hacer pensar que se las sabe todas.

• Repetir, cada que pueda, que estudió en el exterior. Efecto buscado: que sus seguidores o posibles crean que es un superdotado, lo que necesita Colombia. 

• Decir que es demócrata y creyente en las libertades. Efecto buscado: que en los núcleos burgueses de las masas se acepte que no es el peligro del que hablan ciertos analistas y dirigentes.

• Proyectar astutamente su carácter autocrático. Efecto buscado: que se le vea como el líder con decisión que este país necesita para enfrentar situaciones pesadas.

• Reiterar que sus aliados no son fuerzas extremistas sino movimientos políticos, sindicales, religiosos, estudiantiles, raizales, comunitarios… que luchan por el pueblo. Efecto buscado: que más votantes digan: “Ese es de los nuestros”.

• Realizar “giras internacionales”, así sea para verse con compinches suyos. Efecto buscado: que se comente que es alguien de talla mundial. 

• Manipular su expresión oral: no dice ‘amistad’, sino ‘amistat’; ‘solidaridad’, sino ‘solidaridat’; ‘igualdad’, sino ‘igualdat’. Efecto buscado: que lo admiren por su “personalidat”, distinta a la de los demás candidatos.

• Tutear a los interlocutores (remembranza de su origen caribeño). Efecto buscado: que lo consideren sencillo, cercano, familiar. 

Los ‘efectos Petro’ producen una especie de “sedación”, como en la medicina, que reduce el nivel de consciencia de los ciudadanos ante el engaño y la deformación, al tiempo que los introduce en una extraña atmósfera, casi de sustancias psicoactivas, y les hace creer que alcanzarán el paraíso que este hombre, a quien sus adeptos tienen como venido de una dimensión desconocida (aunque se sabe que nació en Ciénaga de Oro), les proporcionará en un abrir y cerrar de ojos, y hasta de piernas, como prometen ciertas damas muy activas en su campaña. 

Recordemos que la mente de las masas es frágil y su voluntad, omnipotente. 

INFLEXIÓN. Una clave para entender mejor lo de los ‘efectos Petro’ estaría en la reflexión del Nobel de Paz, el médico Albert Schweitzer (1875-1965): “Todo el mundo tiene en la cabeza alguna idea, que es como una yesca, pero mucha de esa yesca cerebral solo arde cuando entra en contacto con alguna llama o chispa procedente de otra persona”. En nuestro caso, ¿de Petro o del ciudadano?

Por: Ignacio Arizmendi.

21/01/2022

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Ignacio Arizmendi Posada
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