En la publicación del 23 de septiembre en “Kienyke.com”, hablamos del Mar Cantábrico. En esta segunda entrega hablaremos de los mares de Hoces y el de Barentsz. Continuo en la singladura:
1. HOCES
En el escrito publicado en “Kienyke.com”, sobre que ocurrió con la Carabela “San Lesmes” de la famosa expedición “García-Elcano” en el año de 1525, cuando zarparon a conquistar definitivamente las Molucas para España. De tal forma que zarparon siete naves y dentro de ellas nuestra carabela, capitaneada por Francisco de Hoces y que cuando dos de ellas llegaron a la altura (latitud) del estrecho de Magallanes, se levantó un viento recio que les obligó a salir de ese paraje “… La carabela “Parral” de don Jorge Manrique entró hacia el estrecho, y la “San Lesmes”, de Francisco de Hoces, corrió para afuera” (L. Gorrochategui). Comienza entonces el primer evento en solitario de nuestra carabela, pues, empujada por el viento tenaz e incansable, ha de navegar hacia el sureste en su intento de no perder la vista de la costa. Es así como la “San Lesmes”, oriunda del Finisterre europeo, arribó al verdadero fin del mundo, pues, para alcanzar por primera vez en la historia de la navegación los 55 grados de latitud sur, llegaron al acabamiento de la tierra (L. Gorrochategui). Cuando estaban en la costa oriental de la isla Grande de Tierra del Fuego, descubrió el brazo de mar que separa la parte más meridional de América de las islas Shetland del Sur, y fue el primero en doblar el cabo de Hornos y descubrir el paso entre la Antártida y América (aunque no llegó a adentrarse en el Pacífico, pues regresó junto al resto de la expedición, que cruzaría el estrecho de Magallanes), todo ello según la relación que del viaje hizo Andrés de Urdaneta.
La tripulación contempló latitudes antárticas jamás soñadas por griegos y romanos, fenicios o lusos y oficialidad, tripulación y cadetes del crucero en nuestro velero escuela ARC “Gloria” del año 1987. De este modo, fue descubierta la punta del Cono Sur, que podría llamarse cabo de Acabamiento si se le hiciera honor a su verdadero descubridor. De hecho, el paso que conecta el Atlántico y el Pacifico entre América y la Antártida, que seria prontamente señalado en las cartas náuticas, fue llamado Mar de Hoces (España, Chile, Argentina y otros países hispanohablantes) en recuerdo del capitán de la carabela San Lesmes, quien después fallecería y seria sustituido por Diego Alonso de Solís. Sin embargo, y esto hay que decirlo sin ambages, una de esas cartas, tiempo después, ya finalizado el siglo, caería en manos de Francis Drake, que accedería entonces al Pacifico, usurpando en los libros de historia el merito del descubrimiento del mar de Hoces. Efectivamente, el marino inglés, cincuenta y cuatro años después del hallazgo de la San Lesmes, y lo que es mas sorprendente aun, sin cruzarlo —pues pasó por el estrecho de Magallanes—, lo rebautizó como “Paso Drake”. ¡¡Increíble! Y para la muestra un botón; si usted busca por Google el Mar de Hoces, obtiene el mapa que adjunté y curiosamente con el nombre de “Paso Drake”. Saquen conclusiones.
2. BARENTSZ
Hace algún tiempo al leer el libro sobre lo acontecido con el submarino nuclear de la Armada de Rusia, llamado “Kursk” (K-141), el cual naufragó el 12 de agosto de 2000, durante un ejercicio naval en el mar de Barentsz con 118 tripulantes a bordo. La operación de rescate internacional fracasó y no hubo supervivientes. Es considerada la peor catástrofe naval de la historia postsoviética.
Inmediatamente me puse en la tarea de consultar donde esta ubicado dicho mar y averigüé que es un sector del océano Ártico que limita al norte con el circulo polar ártico, al noreste con Tierra de Francisco José, desde ahí forma una línea recta hasta el extremo oriental de Nueva Zembla, que lo separan del mar de Kara, al sur con Rusia, al suroeste con Noruega y al oeste forma una línea recta desde el cabo Norte (Noruega) hasta Svalbard, que lo separa del mar de Noruega (otro mar).
Hasta ahí había llegado mi curiosidad de ubicar en el mapa donde quedaba dicho mar y a quien pertenecía, pero fue mayor mi sorpresa cuando recientemente veo una película titulada el “Señor de los Mares” de producción holandesa (neerlandesa); veamos:
A finales del siglo XVI las Provincias Unidas de los Países Bajos, enfrascados en la guerra de los 80 años contra España, se encontraba en serios problemas económicos, necesitaba urgentemente hacer negocios con el Oriente, pero sin pasar por la rutas tradicionales y conocidas como eran el Cabo de la Buena Esperanza (Portugal) o el estrecho de Magallanes (España), establecido en el “Tratado de Tordesillas”, buscaban una ruta marítima entre el mar del Norte y Extremo Oriente que bordeando la costa norte de Rusia les permitiese alcanzar las Indias Orientales, donde tenían intereses comerciales.
El primer viaje fue en 1594, se preparó una flota de cuatro barcos al mando de Cornelis Cornelisz Nay con otro grande Jan Huygen van Linschoten. El consejo comunal de Ámsterdam compro y equipó dos pequeños barcos siendo Willem Barentsz el capitán de uno de ellos (Mercury). Llegaron a la isla de Nueva Zembla y descubrieron las pequeñas islas Orange. Aunque no alcanzaron el objetivo final de encontrar un paso, la expedición fue considerada un éxito.
El segundo viaje fue en 1595, Mauricio de Nassau, príncipe de Orange, basado en los informes de los expedicionarios, albergaba las “mas exageradas esperanzas”, por lo cual, con una flota de siete naves al mando de los mismos personajes, de las cuales seis eran mercantes cargados con mercancías que los holandeses esperaban comerciar con China. Debido a unas inesperadas condiciones meteorológicas, se encontraron el mar de Kara completamente congelado lo que hacia imposible la navegación y regresaron, tras muchas dificultades y la muerte de varios tripulantes. Esta expedición fue considerada como un fracaso.
El tercer viaje en 1596, decepcionados por el fracaso de las dos expediciones anteriores, los Estados Generales anunciaron que ya no subvencionarían viajes similares, sino que ofrecían una alta recompensa para cualquiera que navegara con éxito el Pasaje del Nordeste. De todas maneras, el consejo comunal de Ámsterdam, decidió enviar dos barcos para un tercer intento, esta vez la expedición al mando de Willem Barentsz. Los dos barcos tenían sus capitanes a Jacob van Heemskerk y Jan Cornelisz Rijp. De forma inesperada el carpintero Gerrit de Veer se convertiría en el cronista del viaje, ya que llevó un diario que fue publicado al año siguiente.
Debido a controversias entre Barentsz y los capitanes decidieron dividir la expedición, continuando Barentsz hacia el noreste y Rijp hacia el norte. Barentsz llegó a Nueva Zembla y para evitar atascos puso proa al estrecho de Vaigatch, pero pronto quedó atascado entre los numerosos iceberg y témpanos. Los 16 hombres de la tripulación, se vieron obligados a pasar el invierno en el hielo y construyeron un refugio. Finalmente, cuando se descongeló el hielo, partieron en dos pequeños botes, pero Barentsz falleció y no se sabe si fue enterrado al norte de Zembla o su cuerpo arrojado al mar.
Los botes duraron siete semanas en llegar a la península de Kola, donde tuvieron la grata sorpresa de que Rijp, quien había regresado de su viaje, partió nuevamente a buscarlos y los encontró.
“Mares de los corsarios, piratas y bucaneros, noches de este temporal, noche negra como tinta, que remueve el vendaval, noche que se viene encima, como tapa de ataúd”; después venían unas de las tantas promesas a la virgen del Carmen, la de cualquier marino, pasadas varias noches de mar gruesa y pésimo tiempo; y al otro día el regalo de Dios: “Mares de la amanecida, cuando amaina el temporal, rubio sol que se levanta, como moneda en el mar, hipocresía de colores, untadas de yodo y sal, paisaje recién lavado, tendido al sol a secar ”.
