En estos momentos el mundo reflexiona como Alicia cuando cae por la madriguera del conejo, es decir, imaginemos que estamos descendiendo con ella, sin ningún tipo de freno, y no sabemos la profundidad ni la velocidad de nuestra caída. Desde nuestras casas miramos a nuestro alrededor, y nos preguntamos qué es lo que va a pasar después. Como en la novela, la humanidad lo primero que hace es mirar hacia abajo y pensar en el peor escenario, y al igual que Alicia, vemos un destino demasiado oscuro, especialmente en temas como la economía, el trabajo y la educación. Sin embargo, hay dos enseñanzas que deja esta escena del cuento que debería aprender la humanidad.
Cuando Alicia encontró sobre una repisa un jarrón vacío que decía “Mermerlada de Naranja”, ella, decepcionada, pensó que si lo lanzaba al fondo, podía pegarle a alguien en la cabeza. Por tanto decidió dejarlo en su lugar. Esta incertidumbre que nos genera la cuarentena, es la misma que sentía Alicia en su descenso. La única diferencia es que hay personas que no soportan encontrar el jarrón sin mermelada, y deciden lanzarlo sin importar a quien lastiman. Esto se ve reflejado con las personas que desobedecen la cuarentena, los que discriminan al personal médico y los que al principio compraron papel higiénico por montones.
La segunda enseñanza de Alicia es que hay varios tipos de caída. Una persona se puede caer de varias maneras, ya sea por las escaleras, por un tejado o pisando una cascara de banano. El punto es que una vez termine la pandemia, no vamos a caer tan fácil ante la desilusión que generó el cambio de planes que teníamos antes de la crisis. Nos volveremos a poner de pie. Esto tambien aplica con las personas que se comparte el encierro, o la soledad. Después de esto como diría Alicia van a pensar que somos valientes.
Valientes como la FILBO que transmite su programación por las redes sociales a todo el mundo. En especial la lectura en voz alta, entre otras lecturas de gran interés, de la novela de Ricardo Silva Romero, Historia oficial del amor.
