
Este año, sin duda, quedará para la historia. 365 días que pasaron como si fuera un mes, entre incertidumbre, angustias, desaliento, desastres naturales, recesión económica, desplome del comercio, crisis política, una pandemia que parece no tener fin, y la tristeza de pasar estas navidades distanciados, y algunos con la ausencia de sus seres queridos.
Presenciamos la partida de muchos vecinos, amigos, familiares y conocidos. Miles de Colombianos que ya no están con nosotros por causa del Covid-19. Familias que se quedaron sin sus casas, sin sus puestos de trabajo por la temporada de lluvias en el país y el huracán IOTA. Cientos de empresarios tuvieron que cerrar sus comercios, despedir a sus empleados y vender sus inmuebles. Así como también vimos cómo muchas familias se acabaron por la crisis económica y emocional. Los viajes no volvieron a ser los mismos; la gente sale del país con miedo. Y ni hablar de las jornadas laborales que para muchos fueron tormentosas cumpliendo con los deberes del hogar y los de la oficina.
Los festejos, graduaciones y bodas, quedaron relegados a tan sólo un encuentro virtual que no permite estrechar manos o darnos abrazos. Muchos tuvieron que adelantarse a la tecnología aprendiendo a usar las plataformas digitales que son la única herramienta que ahora nos permite estar cerca. Los profesores tuvieron que empezar a capacitarse para seguir con su deber de educar a los jóvenes y niños, y aquí sí quiero felicitar a los maestros de Colombia, por su perseverancia para no perder un solo día de clases y por su esfuerzo para no dejarse ‘pisotear’ por la tecnología.
Si, nos reinventamos, y aunque suene cliché, lo hicimos, ¡Y de qué manera! No nos íbamos a dejar vencer tan rápido porque muchas cosas también florecieron este 2020. Hace menos de una semana el cielo nos sorprendió con un regalo histórico para terminar este año, la alineación de Júpiter y Saturno. También pudimos ver (de nuevo, gracias a la tecnología) el despegue del primer vuelo comercial tripulado a la estación espacial internacional. La fauna, la flora y los mares del país, nos agradecieron este espacio para respirar. Grupos independientes y fundaciones se unieron para crear programas de voluntariados para dar una mano a los que lo perdieron todo y a los que necesitaban alimentos para sobrevivir, y para terminar, la llegada de la vacuna contra el coronavirus, que aunque llegará al país a inicios del 2021 nos da un poco más de alivio y esperanza.
Por los que ya no están, no bajemos la guardia. Cuidémonos y cuidemos a los nuestros. Sigamos trabajando por nuestros sueños, que este fue el año de la preparación para lo que será el 2021.