Presupuesto valiente y audaz

Esta semana, el Congreso de la República discutió y aprobó el presupuesto general de la nación para el año entrante. El presupuesto es, quizás, el criterio clave para evaluar con justicia la política económica de un gobierno porque la asignación de recursos, más que las palabras, más que las declaraciones y lo que aguanta el papel, es el hecho que mejor informa cuáles son las prioridades de una administración, qué es lo valioso para ella y, lo más importante, si tiene la valentía para enfrentar resueltamente los desafíos sociales; la falta de valentía del gobernante es, probablemente, la mayor de las corrupciones.
 
Y el valor civil para denunciar la impunidad y las amenazas contra la libertad, para encontrar el equilibrio y las soluciones que cuidan la salud sin desproteger la economía en medio de una pandemia, para actuar con solidaridad extendiendo la tarea del Estado a favor de los más pobres y vulnerables, para combatir la delincuencia, para aguantar que la verdad sea retorcida por pícaros que engañan a los ciudadanos, para legalizar a casi dos millones de venezolanos, para aprobar un presupuesto por la equidad, es un sello del liderazgo democrático del presidente Iván Duque. En efecto, pese a las dificultades que para la economía trajo el COVID-19, agravadas en el caso de Colombia por los bloqueos y la violencia del paro iniciado en abril, el presupuesto para 2022 es valiente y audaz porque representa, en relación con el presupuesto del año en curso, 313.9 billones de pesos, un incremento de 10,5%.
 
Los más de 350 billones de pesos autorizados por el legislativo para 2022 serán decisivos para consolidar la recuperación de la economía, proceso en marcha gracias a la determinación del Gobierno Nacional y al esfuerzo de todos los colombianos, especialmente de trabajadores y empresarios, la mayoría héroes anónimos que luchan para crecer y darle una vida digna a sus familias. Es un hecho la reactivación –posible por los irrefutables progresos en la inmunización de la población contra el coronavirus, avances que nos hacen soñar con alcanzar la inmunidad de rebaño en 2021–, un hecho que ha llevado a los principales analistas a prever un crecimiento del producto interno bruto de entre 7 y 9 por ciento, un hecho que, con el monto adoptado el pasado martes, dan razones a los expertos para vaticinar un aumento de 4% en el mismo indicador el año que viene.
 
El presupuesto aprobado es una apuesta valiente y audaz porque, a pesar de la crisis, con responsabilidad fiscal expande el gasto social para reducir la pobreza, corregir desequilibrios y estimular la demanda y la inversión generadoras de puestos de trabajo y bienestar. Sin duda, para el presidente Iván Duque equidad no es una palabra vacía, como no lo es para quienes creemos, como tantas veces lo he dicho, que hay que hacer siempre lo mejor posible, no prometer lo imposible como hace el populismo que ilusiona y luego anula la libertad y traiciona las expectativas de la gente. 

La propuesta es valiente y audaz porque apunta, entre otras cosas, a fortalecer la capacidad adquisitiva de los colombianos al aumentar el presupuesto de inversión en 15%  –pasará de 58.5 a 69.6 billones de pesos– y responder a las objetivos definidos en la ley de inversión social.


La educación recibirá la mayor cantidad de recursos en la historia nacional: 50 billones para financiar, como tantas veces lo he solicitado, la educación superior de calidad y la matrícula cero como política de Estado, para cumplir los compromisos asumidos con los estudiantes, para respaldar los créditos y becas entregadas por el Icetex y las matrículas de los 320 mil jóvenes beneficiarios de Generación E, para mantener y fortalecer el Programa de Alimentación Escolar, esencial para más de 6 millones de niños que reciben alimentación del Estado.

El presupuesto de 2022 es valiente y audaz porque es la garantía de que los programas Familias en Acción, Jóvenes en Acción, Ingreso Solidario, Adulto Mayor y la devolución del IVA, que llegan a más de 9 millones de familias, cuenten en 2022 con casi 22 billones, 7 billones más que en 2021.

Es valiente y audaz porque el campo colombiano, sustancial para la economía, requisito para que no haya hambre, recibirá 2.5 billones de pesos que se destinarán a la restitución de tierras, al ordenamiento de la propiedad rural, a la construcción de alianzas productivas, a la prevención y el control de plagas y enfermedades, al crédito que activa la inversión.

El presupuesto, insisto, es valiente y audaz porque nos hará más competitivos gracias a los más de 15 billones de pesos que se traducirán en concesiones 5G, en más vías terciarias.

Lo es porque, a pesar de las críticas de quienes cuestionan los rubros para seguridad y defensa y acusaron al Gobierno de guerrerista, como si Colombia no tuviera que combatir a guerrillas, grupos armados organizados ilegales y delincuentes comunes financiados por el narcotráfico, como si en el Palacio de Miraflores no gobernara una dictadura, como si no hubiéramos visto terrorismo urbano en época reciente, el presupuesto para la Fuerza Pública se ha mantenido estable (entre 10 y 11% del presupuesto total desde 2010 a hoy). Y lo es porque el gasto en educación, en salud, en protección social creció, en tanto que el servicio de la deuda pública siguió la tendencia histórica: constante desde 2010 con asignaciones inferiores al 10%. 



El presupuesto de 2022 es genuinamente valiente y audaz: sirve para ejecutar reformas necesarias y resolver problemas concretos. No caigamos en las trampas del gasto irresponsable, de la delirante impresión de billetes, de la expropiación que ataca la generación de riqueza, asusta la inversión y arrebata la propiedad ganada con trabajo, trampas que luego tienen que pagar los ciudadanos de a pie con inflación, escasez y angustias. 



Encima.  Todo mi reconocimiento al presidente Iván Duque, al ministro Diego Molano y a nuestra Fuerza Pública y a la fiscalía, por la captura de alias ‘Otoniel’, máximo jefe del grupo narcoterrorista Clan del Golfo. Sabemos que nuestra nuestros militares y policías enfrentan grandes peligros y arriesgan su vida todos los días para proteger las nuestras, para cuidar nuestra democracia, para que gocemos la libertad, para que disfrutemos la paz que da la seguridad. Su causa es la nuestra. Héroes de Colombia, gracias por no desfallecer.  ¡Adelante!

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