¿Qué pasó?

Pasaron muchas cosas el año pasado, la más importante de lejos fue la pandemia. Pero quiero concentrarme en las elecciones de Estados Unidos. No solamente desde la perspectiva coyuntural del análisis político, sino también desde las implicaciones globales en el mediano y largo plazo en lo que aún llamamos mundo occidental. El objetivo de este escrito es alertar sobre el sorprendente avance de la civilización moderna y la pérdida gradual de la cultura, algunos dicen que el individualismo es la enfermedad de occidente y creo que se equivocan, la decadencia cultural es la enfermedad de occidente y se ha tratado de curar con un individualismo salvaje del cual hoy en día es casi imposible escapar.

Pero para llegar a ese punto empecemos con las elecciones norteamericanas. Hubo una votación histórica, más de 2/3 de americanos habilitados para votar lo hicieron, algo más de 158 millones de votos, 81 para el presidente electo Joe Biden un hombre con una vasta experiencia política y con una historia familiar triste, aunque admirable. 74 millones para el presidente Donald Trump. Ambas votaciones fueron históricas, ningún presidente en ejercicio, ningún presidente electo, ningún candidato de los dos partidos había logrado superar los setenta millones de votos, los dos candidatos en esta ocasión lo hicieron con creces. 

Y entonces, ¿no debería la democracia norteamericana estar de fiesta?, ¿Las diferencias no se pueden resolver en el Congreso de los Estados Unidos o en la Corte Suprema? Pareciera que no. Los buenos resultados del gobierno Trump en materia de empleo o el aparente apaciguamiento de los conflictos entre E.E.U.U. y otros países han sido eclipsados por diferentes escándalos que todos conocemos. Es un caudillo que en muchas cosas es de derecha, en otras de izquierda y en otras es un hombre de negocios que no estaba preparado para ser estadista. Sin embargo, la idea no es continuar con el trillado (aunque cierto) discurso del establecimiento liberal que ven en el presidente una amenaza para la democracia occidental (con razón). Lastimosamente su derrota no parece ayudar a cerrar las heridas del racismo en su país, tampoco pareciera que vaya a servir para que la gente entienda o por lo menos la mitad, que el cambio climático es una amenaza real y comprobada científicamente, al contrario, su derrota parece ahondar más la polarización feroz y violenta, paradójicamente, en un país que ha tenido todo para ser estable.

Tienen todo para ser estables, sus poderosas instituciones y su sociedad diversa empujan una economía vigorosa que a su vez sostiene el poder de esas instituciones y de esa sociedad. Entonces, ¿A qué se debe esa inestabilidad? Para responder esa pregunta definamos los siguientes conceptos: occidente, democracia, cultura y civilización.

Occidente: Es una civilización de carácter histórico (es decir documentado), donde se comparten tradiciones, arte, música, costumbres, valores, lenguas, tipos de estados e inclusive religiones. Geográficamente incluye Europa, Australia, Nueva Zelanda y toda América. Occidente no es homogéneo, pero si análogo. Un francés y un chileno se pueden entender así sea en inglés, es probable que tengan las mismas raíces filosóficas.  

Democracia: Hay miles de definiciones, pero me atreveré a hacer una propia y sencilla: La democracia es la voluntad del pueblo manifestada en instituciones. Un demócrata no solo respeta las elecciones sino el sistema legal, es decir el Estado del que hace parte. 

Cultura: La cultura es una acumulación de conceptos históricos que determinan la manera en que la sociedad se relaciona, coopera e imagina. La cultura es la hoja de ruta del hombre, es la que nos influye además de nuestra genética y nuestras circunstancias. Influye en cada decisión que tomamos, en cada comportamiento e interacción, la cultura no es solo saber datos de memoria sobre sus expresiones, la cultura es apropiarse de dichas expresiones o por lo menos intentar entenderlas.

Civilización: Es la capacidad que tenemos como seres humanos de domesticar el ambiente para nuestro provecho. De no ser por esa capacidad técnica de transformar los elementos para organizarnos, probablemente no sabríamos que los recursos son finitos, ni podríamos refrigerar nuestros alimentos o viajar en el aire a 900 kilómetros por hora. 

Las civilizaciones siempre han seguido un proceso cultural que les ha permitido organizarse para convivir. Actualmente la organización occidental está enmarcada dentro de una democracia de libre mercado y unos Estado-Nación. La cultura es el vehículo hacía la civilización, sus cimientos filosóficos radican en el cuestionamiento constante de porque se hace lo que se hace, la cultura nos impulsa a tener mejor música, alimentos más sofisticados, convivencia con los vecinos, mejor ética y estética. La civilización es saber que necesito un generador eléctrico, la cultura es saber ¿por qué? ¿cómo? y ¿para qué necesito el generador eléctrico?

Y eso es precisamente lo que nos está pasando, además de no entender lo que leemos, nuestro cerebro cada vez está más distraído y lleno de información inútil a pesar de ser un órgano que no ha evolucionado en más de 12.000 años, nuestra retentiva se está viendo afectada y hasta nuestro juicio y criterio, los algoritmos que tantos beneficios le han traído a la humanidad hoy parecen tener el poder de perjudicarnos, claramente la respuesta revolucionaria no es la solución para la asimilación del progreso, pero la cultura sí lo es, detengámonos a cuestionarnos más, a pensar más.

La civilización y la técnica han traído grandes beneficios como las comunicaciones, la medicina, la posibilidad de llegar al espacio, el transporte y las edificaciones, pero todas estas empresas siempre estuvieron precedidas por un propósito cultural. Queríamos ser mejores cazadores y lo logramos con armas de hierro, queríamos organizarnos democráticamente e inventamos la bomba atómica para ejercer el poder, por lo cual creo que es hora de preguntarnos, ¿Qué queremos ahora? La civilización sin cultura crea crecimiento económico pero también perjuicios para la población, que hoy en día está más conectada, con menos necesidad insatisfechas, pero es cada vez más analfabeta.

Para sintetizarlo mejor: En el siglo pasado era imposible que una persona como Donald Trump llegará a la presidencia de los Estados Unidos, esto fue permitido por el exceso de civilización y la falta de cultura. Por eso prefiero que los colombianos sigamos siendo más parecidos a los europeos que a los Estadounidenses, ya me doy por vencido en cuanto a una cultura propia. El sufrimiento que padecieron y que infligieron los europeos hizo que forjaran una cultura fuerte, que sabe de donde viene y para donde va, donde la individualidad existe, pero con una conciencia colectiva, donde también hay civilización y crecimiento económico, pero donde prima la sensatez y no los sentimientos primitivos del hombre urbano que ya no es capaz de pensar por sí mismo.

Debemos luchar por preservar la cultura occidental, la cultura siempre ha sido creadora de la civilización. No permitamos que el exceso de información y diversión acabe con nuestra cultura, el placer es momentáneo (y necesario), el conocimiento es satisfactorio y duradero.

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