Unas elecciones libres, transparentes y seguras deben tener un principio irreversible: respetar sus resultados sin atenuantes. Nadie debería insinuar siquiera una grieta en la confianza de que cada voto depositado por los ciudadanos fue respetado y contó conforme a su voluntad.
Todos los mecanismos de vigilancia están garantizados frente a los comicios de 2026, en los que se elegirá al nuevo Congreso y se realizará la primera vuelta presidencial. Cada etapa del proceso electoral está cuidadosamente monitoreada.
Desde la inscripción de cédulas, la propaganda electoral, la indebida participación en política, el cumplimiento de la ley de garantías y todos los elementos técnicos de la Registraduría que se emplearán en las elecciones de 2026, todo esto y mucho más son objeto de la permanente vigilancia de la Procuraduría General de la Nación.
El Procurador general Gregorio Eljach, viene adelantando una pedagógica estrategia a través de una “escalera” que define los pasos para unas elecciones ejemplares: que sean libres, transparentes, seguras, oportunas, conscientes y, finalmente, que se respeten los resultados.
El conteo regresivo para la gran cita electoral de 2026 ya comenzó. El pasado 8 de noviembre se abrió la inscripción de candidatos al Congreso de la República, y el 17 de diciembre vence el plazo para la entrega de firmas de quienes aspiran a la Presidencia mediante este mecanismo. Ya no hay marcha atrás.
En lo que viene, no puede caber la más mínima duda: habrá elecciones, y los ciudadanos deben tener plena autonomía en sus decisiones. Así es como funciona, en esencia, una verdadera democracia.
Los colombianos no deben temer. Las instituciones están más sólidas que nunca y garantizarán el derecho universal al voto. Procuraduría, Registraduría y Contraloría han conformado un frente común como guardianes del proceso electoral. No lo duden jamás.
“Paz Electoral”, la estrategia del Procurador General, seguramente no se limitará a las votaciones que se aproximan. Colombia necesita que este esfuerzo trascienda y se consolide como una genuina política pública. Y así será.
La democracia exige respeto, y este solo se logra siendo leales a los resultados que arrojen las urnas. No hay nada mejor que votar en libertad. Nuestro sistema democrático no fracasará; por el contrario, se mantendrá firme. En Colombia tenemos un sistema de gobierno de alta calidad.
