Silvestre Dangond, la música en las venas

Visitar a Urumita, ese municipio guajiro, lejano geográficamente de Riohacha y cercano a Valledupar, que limita con Villanueva y Venezuela, es contagiarnos de alegrías y disfrutar de ratos agradables. En ese terruño el aire es puro por el entorno que genera su privilegiada ubicación geográfica y se reciben atenciones por doquier acompañadas de los modales de sus habitantes impregnados de buenas costumbres, amor a su tierra y a la música. 

La topografía plana de su zona urbana, contrasta con la rural, donde se aprecian árboles frondosos, el río Marquezote, el cerro de Pedro Vence y la Serranía de Perijá, prolongación de la cordillera Oriental.
En los patios de las casas se encuentran esmerados cultivos de flores y las calagualas, un helecho que crece en lugares húmedos y sombríos en la corteza y ramas de otros vegetales o en las rocas. Este ambiente hace de esta población un destino solicitado, donde los visitantes encuentran el sosiego y la tranquilidad que sólo ofrece la madre naturaleza.

Como no existieron palenques cercanos, los iniciales pobladores de Urumita, fueron indígenas provenientes del cacique Uruma. Posteriormente se presentó una mezcla de razas y costumbres con la llegada de varias familias del interior del país para integrarse al cultivo del café en la serranía.

A ese ambiente apacible del pueblo, siempre atento a nuevas alternativas económicas, se integraron personas de diferentes partes. De Venezuela llegó, huyéndole de la dictadura de Juan Vicente Gómez, militar y político que gobernó a ese país de manera dictatorial desde 1908 a 1935, Julián García, quien trajo sólidos conocimientos de la teoría musical y los destinó a enseñar y a componer, valiéndose de los recursos armónicos que conocía.
Con el apoyo de Don Campo Elías López Torres, padre del Arquitecto Raúl López Araújo, se organizó una banda con el objeto de fomentar entre los jóvenes de la población el arte musical. Esa genial misión fue el gran semillero que despertó y encausó las actitudes musicales de los Urumiteros. Allí participaron activamente el abuelo de Silvestre Dangond, Héctor “Chiche” Corrales Torres, con el redoblante, y su hermano Miguel Agustín Corrales Torres, padre de Fabián Corrales, como trompetista. Ellos eran descendientes de una familia de músicos del Carmen de Bolívar.

El maestro Julián García, con vasto conocimiento del pentagrama, realizó una encomiable labor de enseñanza y orientación musical. En ese tiempo de entrega a tan magna obra, compuso el danzón “Así soy Yo”, un ritmo de origen cubano adaptado al vallenato, que al ser grabado en 1966 por el Acordeonero Aniceto Molina de El Viajano, Córdoba, en el sello discográfico Sonolux, se convirtió en un éxito inimaginable en toda Colombia. Años después, Aniceto al trasladar su residencia a San Antonio, Texas, lo popularizó en Estados Unidos y México, con el apoyo de una preciosa coreografía.

“Si me voy, si me voy/si me voy, si me voy/te juro que no volveré
Ruega a Dios, ruega a Dios/que algún día tenga que volver
Aquel amor que se fue/más nunca volvió/porque así lo quiso Dios/
Porque así soy yo” 

En Urumita, en 1980 nació Silvestre Francisco Dangond Corrales, descendiente del Francés Francisco Dangón Bonnet o Musiú Francois quien nació en Annecy (Francia) en 1810. El escritor francés Reclus Eclus en su libro “Viaje a la Sierra Nevada de Santa Marta”, destaca el gran legado de "Músiu" Dangond al traer el cafeto y cultivarlo cerca de Urumita, en la Sierra Negra. Este aporte fue muy importante para la región, pues con este cultivo se llevó a cabo su transformación económica y social, al motivar grandes migraciones del interior del país a

La Guajira, en busca de nuevas oportunidades.

Años después, quien fuera Presidente del gobierno del Estado Soberano del Magdalena, el general riohachero José María Louis Herrera (1862 – 1864) vivió en Urumita, dedicado a diversas actividades agropecuarias en su Hacienda "Quitapesares", fomentando el cultivo del café y del eucalipto. Allí murió en 1892, complacido de haber implementado técnicas al cultivo que se tradujeron en nuevos ingresos para los habitantes de esa porción de tierra que tanto amó.

Musiú Dangónd, tuvo con Tomasa González, de San Juan del César (Guajira), varios hijos, uno de ellos Manuel Antonio Dangón González padre del reconocido patriarca Silvestre Francisco Dangond Daza, o “Mono Dangond” como le decían cariñosamente, quien con su esposa Victoria Lacouture, formó una familia de destacados empresarios en diversos sectores económicos, en la Costa Atlántica. Cuando enviudó, conoció a Josefina “La Mona” Baquero, de Urumita. Con ella tuvo varios hijos: William, Mabel, Alfredo, Felipe, Indalecio y Leonor. De la unión de William José Dangond Baquero, quien también fue cantante Vallenato y Dellys Corrales Rojas, nacieron Silvestre y Carlos Dangond Corrales.

El hogar de los padres de Silvestre, que en el pasado enfrentó duras dificultades económicas, ha permanecido compacto a través de los años gracias a la unión que ha imperado. William, conocido por todos como “El Palomo”, ha sido pieza fundamental de esa unión al lado de Dellys, una mujer tierna, siempre atenta a sus hijos y a la armonía familiar.

Al escudriñar los parientes cercanos de Silvestre, hay que destacar a los Acosta, de Villanueva, que sin ser músicos son el tronco de una descendencia compuesta por reconocidos compositores y cantantes: La bisabuela de Silvestre, Delfina Acosta, Carlos Arturo Acosta, Luis Celedón Acosta y Aura Acosta, primos entre sí, fueron cada uno de ellos ascendientes, además, de reconocidos músicos como Gusi, Jorge Celedón y Chabuco. De igual manera llama la atención, los lazos familiares y musicales de Silvestre con Lola Baquero abuela de su padre, sobrina de La vieja Sara, legendaria cantadora y verseadora del corregimiento de El Plan, madre de Emiliano Zuleta Baquero, genial compositor reconocido a nivel nacional e internacional por su obra inmortal La Gota Fría, y por ser el eje fundamental de la Dinastía de los Zuleta.

Silvestre vivió sus primeros años en Urumita donde el delicioso café se toma con jengibre, un tallo con aroma y sabor picante. Fue un niño desenvuelto que mostró un interés enorme desde los tres años por el canto. Se hacía querer y cantaba todo el tiempo en el baño las canciones de su padrino Jorge Oñate.
De los cinco años en adelante se volaba de su casa para escuchar las parrandas. Insistentemente le pedía a su madre una guitarra. Solo cuando Dellys recibió la prima semestral de su trabajo en la Gobernación del Cesar, pudo cómprasela y matricularlo en una pequeña institución donde duró dos meses, pues decía que ya él sabía más que el profesor.

Con motivo del evento que anualmente realiza la Liga contra el Cáncer, en La plaza Alfonso López de Valledupar, orientada en ese entonces por su dinámica presidenta Elisa Castro de Dangond, a la edad de siete años, Silvestre hizo una presentación que aún se recuerda por los aplausos emocionados de los asistentes festejando la brillante actuación de un nuevo cantante. Esta exhibición musical fue vital para Silvestre por cuanto pudo mostrarse ante un público exigente y logró captar la atención del mundo vallenato.

Silvestre escuchaba música todo el tiempo, se desaparecía de su casa en busca de parrandas o andaba detrás de su primo Fabián Corrales quien ya tenía un conjunto organizado y realizaba giras atendiendo sus contratos. Silvestre se escondía en el bus y solo aparecía cuando ya iban rodando en la carretera. Su primo se molestaba y lo reprimía inicialmente, pero al darse cuenta del talento y del deseo inmenso por cantar, le brindaba la oportunidad de presentar una o dos canciones en la tarima con su conjunto.

Cuando culminó su bachillerato en el colegio El Carmelo de Valledupar, donde siempre ganaba los concursos de canto, sus padres se trasladaron a Bogotá e ingresó a la Facultad de ingeniería civil de Universidad autónoma, donde estuvo solo dos meses, pues se dió cuenta que su mundo era la música y se sentía bien al lado de compositores y cantantes. Con la compañía de su amigo El Coco Zuleta, hijo de Emilianito, armó un conjunto para hacer parrandas y presentaciones en Bogotá.

Luego regresó a Valledupar y se encontró con el Acordeonero Román López, con quien realizó su primer trabajo discográfico llamado ” Tanto Para Ti”. En el año 2003 se unió con el acordeonero Juancho De la Espriella, con quien inició una exitosa e imparable carrera musical. Gracias a su capacidad y a la destreza, este creativo músico, logró penetrar con éxito al mercado colombiano e inició una serie presentaciones en Estados Unidos y en varios países de Latinoamérica, mostrando la música vallenata que cada día contagia de alegría y sentimientos a quienes la escuchan. En 2012, con Rolando Ochoa grabó “La Novena Batalla”, un trabajo con el que ganó Disco de Platino, en Colombia y Venezuela, por sus ventas millonarias. En Septiembre del 2013, Silvestre anunció que su nueva fórmula era el acordeonero Lucas Dangond, Rey Vallenato Juvenil.

Este exitoso artista se muestra tal cual es, siempre de él se dice algo. Ama profundamente lo que hace, el arte lo subyuga, lo convierte en parte de sí mismo, no se queda con él, lo trasmite.

Sus éxitos han llegado año tras año y ha debutado también recibiendo grandes reconocimientos como presentador en programas de Televisión en Rcn y Caracol.

Silvestre ha logrado la aceptación y el reconocimiento musical no solo en el mercado nacional, también en el Internacional al lado de los grandes. Está convencido que debe seguir ese sueño, por eso se esmera en ser cada día mejor. Su capacidad le da seguridad y lo motiva a conquistar su futuro, que no es un regalo, es la unión de talento y decisión.

Sus presentaciones son impecables, combina el canto con la coreografía Urumitera, como el mismo la denomina, la cual resalta el espectáculo. Allí muestra su pasión por el arte que lo seduce, con los movimientos histriónicos heredados de su padre, los de su propia cosecha y los que ha preparado con antelación para divertir a sus seguidores.

No han sido fáciles para él, estos años intensos como compositor y cantante, en muchas oportunidades ha sido aplaudido, en otras, incomprendido, pero las críticas han templado su talante. 
Los comentarios, no siempre objetivos, que le hacen a los artistas de relevancia como él, me recuerdan un verso de un poeta español: 

“Como el buen árbol florido has de ser en los rigores, si fuertes golpes recibes, suelta una lluvia de flores”.

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