La enfermedad de la codependencia afectiva

Mié, 10/07/2024 - 12:00
Esta extraña dinámica entre adicto y codependiente, es una forma de ocultar los dolores emocionales, causados por las heridas de infancia que dejaron en la vida de ambos grandes vacíos existenciales.
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Cortesía Jovan Vasiljevic

Hoy quiero enfocarme en el tema de la codependencia afectiva, uno de los más terribles padecimientos que nos encadenan y confinan no solamente a oscuras cárceles emocionales, sino también causan dolencias, malestares físicos y hasta mortales enfermedades. 

Este estado psicológico, se manifiesta especialmente en las relaciones interpersonales y familiares. Son vínculos adictivos, pues se repite una y otra vez el mismo patrón, especialmente en las relaciones de pareja que al principio comienzan cargadas de “ilusiones y amor idealizado” y poco a poco, se van transformando en destructivas, inestables, agresivas, vengativas y marcadas por un fuerte desequilibrio en la interacción funcional donde el codependiente (sin rehabilitación ni programa de Doce Pasos), se somete a la voluntad insensata del adicto.

Como sus expectativas son exageradas, el codependiente nunca estará conforme con su pareja y pretenderá cambiarla “a cualquier costo”, pero al no conseguir su objetivo, ya que, “nadie puede cambiar a nadie”, el dependiente afectivo (quien desde su fondo inconsciente carece de autoestima), terminará por detestarse a sí mismo proyectando ese insano sentimiento al adicto, quien fue elegido previamente para ser culpado “de todos sus problemas”. 

Esta extraña dinámica entre adicto y codependiente, es una forma de ocultar los dolores emocionales, causados por las heridas de infancia que dejaron en la vida de ambos grandes vacíos existenciales. Es por esta razón, que este tipo de parejas poco saludables y altamente tóxicas sin  rehabilitación, repito, jamás serán funcionales. 

¿Soy un codependiente afectivo?

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Créditos: Benjamin Lehma

Estas son algunas características de las personas codependientes: un sentido exagerado de responsabilidad por las acciones de los demás, al igual que una tendencia a confundir el amor y la compasión con la idea de “amar” a las personas que pueden rescatar, haciendo más de lo que les corresponde todo el tiempo y aferrándose a una relación para evitar la sensación de abandono. 

Asimismo, experimentan una necesidad extrema de aprobación, reconocimiento y control sobre el otro, acompañado de una falta de confianza que les dificulta identificar sus propios sentimientos. De igual manera, suelen ser rígidos a la hora de adaptarse al cambio, lo que conlleva a experimentar serios problemas de intimidad,  enojo crónico, reactividad, mentiras, comunicaciones deficientes, dificultad para tomar decisiones y aprender a decir que no. 

En el fondo, la obsesión y el control del codependiente, le da una ilusión de poder sobre la vida y sus acontecimientos, inclusive “normalizando” la patología de vivir en un constante drama, donde la angustia y la ansiedad se perciben como un triunfo de su propio ego enfermo.  

1. Primera fase: aparentemente no hay síntomas notables y el entrometerse en la vida de los demás es visto como un rasgo maravilloso de solidaridad y compasión. 

2. Fase intermedia: los comportamientos codependientes empiezan aparecer, pues cada vez es más recurrente el uso de la manipulación y la mentira para controlar a las personas a su alrededor, sintiendo un alivio disfrazado de angustia debido a hipersensibilidad.  

3. Fase Tardía: Exageración, rabia y obsesión constantes, convirtiendo la vida en blanco o en negro. Aparecen las amenazas y la exageración de las emociones, llegando incluso a poner en riesgo la vida propia y la del ser amado. Se asume el rol permanente de “cuidador” e intenta controlar el amor, la atención, la aprobación o el sexo de otros con enojo, culpa, violencia, crítica, irritación, rectitud, necesidad, contacto invasivo, conversaciones incesantes y drama emocional.

Es importante resaltar que la misma sociedad, se encarga a su vez de fomentar conductas codependientes, reforzando valores que no son saludables para las personas, como por ejemplo: 

- El Materialismo: la sociedad se centra en factores externos, como el dinero y las posesiones asociados con el valor de una persona, creyendo que son dignas por lo que tienen y no por lo que realmente son. En consecuencia, cuando una persona codependiente experimenta problemas, puede buscar una solución externa (como una sustancia química o un comportamiento destructivo) para resolver sus problemas internos.

- La perfección: la búsqueda de perfección es un anhelo que se intenta alcanzar en todas las áreas de la vida desde el trabajo hasta el rendimiento académico, como también en los estándares de belleza y por supuesto en las relaciones afectivas. Esto hace propenso al codependiente de fracasar, pues tiene dificultades para aceptarse a sí mismo, sintiéndose "imperfecto", “incapaz” e “insuficiente”.

- Separación del sentimiento y del pensamiento racional: Se alienta a los individuos a "pensar" y no a "sentir", como si estos procesos fueran separados y distintos. La negación de los sentimientos es extremadamente dañina para los codependientes, ya que, pierden el contacto consigo mismos y se vuelven incapaces de buscar la autorrealización en las cosas simples de la vida.

Para recuperarse y volver a un estado saludable, el codependiente debe pasar de un enfoque externo (otras personas, relaciones, trabajo y poder) a un enfoque interno (sus propios sentimientos, necesidades, metas y deseos). El codependiente aprende que el comportamiento saludable y la realización personal se pueden lograr conociendo, aceptando y confiando en sí mismo como una persona independiente y no haciéndose responsable de algo o de alguien más.

Una luz en un mundo oscuro

Existe una comunidad terapéutica conocida como Al – Anon, que lleva más de 67 años transmitiendo en alrededor de 130 países del mundo el mensaje de compromiso hacia los codependientes, pues es una hermandad de parientes y amigos de alcohólicos que comparten sus experiencias, fortalezas y esperanza, con el fin de encontrarle solución a su problema común. Asimismo, en Al – Anon se cree que el alcoholismo es una enfermedad de familia, y que un cambio de actitud puede ayudar a la recuperación. Al – Anon no está aliada con ninguna secta ni religión, entidad política, organización ni institución; no toma parte en controversias; no apoya ni combate ninguna causa. 

Por eso su principal propósito es ayudar a los familiares y amigos de alcohólicos, practicando los Doce pasos, dando la bienvenida y consuelo a los familiares de los alcohólicos, comprendiéndolos y animándolos en el camino de la recuperación. 

Creado Por
Armando Martí
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