"Apodo o sobrenombre, esto es, nombre que suele añadirse o sustituir al nombre verdadero de una persona y que se basa en alguna característica física o moral de esta", así define la Real Academia Española (RAE) la palabra alias, esa que usualmente se usa en el mundo criminal y terrorista.
Es normal que las autoridades judiciales y policíacas nombren a los criminales por sus alias al momento de identificarlos, buscarlos, capturarlos, judicializarlos y enviarlos tras las rejas. Sin embargo, para algunos, como la periodista Jineth Bedoya, iniciadora de la campaña "No es hora de callar", esto es un error, porque según dijo, tanto a los crímenes como a los criminales "hay que llamarlos por sus nombres" y no por como son comúnmente identificados ante la justicia o la opinión pública.
El también exfiscal general, Luis Camilo Osorio, estuvo de acuerdo con las declaraciones de Mendoza Diago. En diálogo con este medio indicó que, si bien es cierto que las autoridades identifican a los criminales por su alias, tampoco no se les deja atrás su nombre de pila. "Esto no quiere decir que sea magnificarlos o minimizarlos. Es porque se les conoce bajo ese alias. Haríamos mal también en despistar a la sociedad poniéndole solo el nombre de pila por el cual nadie los identifica, ni sabe quien está detrás de las fechorías que han cometido".
"Me parece que es una limitación no utilizar los alias, para nosotros al igual que para los medios. Es solo por esa consideración, no por más. Estaríamos prácticamente escondiéndolos si no decimos cuál es la identidad por la cual están circulando", finalizó.
"¡Ningún 'Lobo feroz'! Periodistas y Policía tienen que aprender algún día a no magnificar o minimizar a criminales. El lobo feroz es un personaje de cuento y este hombre es un violador en serie", dijo a través de su cuenta de Twitter.Para Guillermo Mendoza Diago, exfiscal general de la Nación, es importante señalar que es deber de la Fiscalía identificar e individualizar a los sindicados y esto significa "caracterizar a las personas por los datos que se hayan podido comprender de él", es decir, su entorno social, características físicas, acciones, y, por supuesto, sus alias, "que han existido desde la historia de la humanidad". En diálogo con KienyKe.com explicó que estos apodos son utilizados por varios tipos de criminales, desde terroristas, narcotraficantes, abusadores sexuales hasta integrantes de guerrillas o grupos de crimen organizado en el país; ya sea para "guardar su verdadera identidad, generar recordación, ejercer miedo o intimidación o sentir cierto prestigio ante los demás". Agregó que estos son asignados por sí mismos, por sus jefes o por las autoridades, de acuerdo a sus "mañas, habilidades, características físicas, defectos o acciones que hacen frecuentemente". [single-related post_id="1034617"] Mendoza Diago aseguró que no tiene nada de malo usar estos apelativos "que surgen en la carrera criminal y que son registrados en los activos policiales", porque según dijo, no se violan los derechos de defensa ni los fundamentales. "Es parte de la individualización que hace la justicia", mencionó. Dijo que en algunos casos hay criminales que no se pueden identificar y que para eso, lo único que se tiene es la individualización y con eso se procede. "Muchas veces solo se tienen los alias en los registros, estos hacen parte de ese proceso. De manera que así están especificados en la formulación de imputación. Esto no tiene nada de violatorio y no es una forma de magnificarlos o minimizarlos", manifestó. El jurista señaló que esto es necesario porque como los alias generan recordación, es más fácil que los ciudadanos sepan quién es la persona a la que se esta procesando. "Hay veces en las que solo se les conoce por los alias, así quedaron registrados y así se le hizo la imputación".