En 2011, tras la denuncia de acuicultores e ictiólogos de la presencia en criaderos del pez basa con fines ornamentales en el Valle del Cauca, Cauca, Huila, Meta y Santander, el Ministerio de Medio Ambiente y Desarrollo Sostenible (MADS) se solicitó al Instituto Humboldt un concepto técnico sobre el nivel de riesgo de la especie para los peces y ecosistemas acuáticos de agua dulce del país.
Un año después, el Humboldt categorizó la especie como de alto riesgo tras un protocolo de análisis y de comprobar su reproducción con propósitos comerciales. Esta es una actividad ilegal, pues en Colombia solo se autoriza la importación del pez basa en filete para consumo masivo.
Pese a lo anterior, en el país no es posible hablar de una invasión debido, entre otras razones, a la ausencia de estudios que aporten parámetros para aseverar que tal fenómeno ocurre. De hecho, el pez basa no se reconoce de manera oficial como especie introducida en Colombia pues ni el MADS ni la Autoridad Nacional de Licencias Ambientales (ANLA) han aprobado solicitudes de importación de individuos para acuicultura o fines ornamentales.
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Tiempo después el MADS, entidad que ejerce la secretaría científica del Comité Técnico Nacional de Especies Introducidas y/o Trasplantadas Invasoras en el Territorio Nacional, convocó a los institutos de investigación del Sistema Nacional Ambiental (Sina) para discutir la pertinencia de incluir o no al pez en la lista de especies invasoras.
Hacia 2015, un estudio emprendido por los investigadores Mauricio Valderrama, José Iván Mojica, Andrea Villalba y Fabel Ávila, de la Fundación Humedales y del Instituto de Ciencias de la Universidad Nacional de Colombia, y publicado en la Biota Colombiana, siguió el rastro del pez en el territorio colombiano.
En esta oportunidad, pescadores artesanales capturaron ejemplares en aguas del río Carare y en la ciénaga de Guarinocito, cuenca del Magdalena; luego, registros confirmados ubicaron prototipos del pez en localidades de la misma zona: Puerto Triunfo, Puerto Berrío, Santa Clara, Caño San Juan, Ciénaga de Chucurí y del Opón, además de Barrancabermeja.
Asimismo, la comercialización de pescados frescos fue detectada en mercados locales de poblaciones ribereñas de la cuenca alta y media del río Magdalena, sin que a la fecha se haya establecido si llegaron como resultado de actividades de piscicultura ilegal o de captura en el medio natural. Y es que la aceptación del pez en el marcado ha despertado en los piscicultores colombianos el interés por su cría y producción a gran escala.
Pez basa: ¿nadando con el enemigo?
Dom, 25/06/2017 - 11:58
En 2011, tras la denuncia de acuicultores e ictiólogos de la presencia en criaderos del pez basa con fines ornamentales en el Valle del Cauca, Cauca, Huila, Meta y Santander, el Ministerio de Medio A