Carló Carrizosa es el único colombiano que aún está vigente en el concurso ‘Project Runway Latinoamérica’. El reality, que reúne a catorce diseñadores de moda, ha significado un gran reto para Carrizosa. Las jornadas muy cortas que van desde comprar las telas hasta exhibir la pieza final son una apuesta no solo al trabajo sino a la creatividad. El poco tiempo que tienen los participantes para diseñar los vestidos hace de esta una labor maratónica en la que en cada desafío todos luchan por no ser eliminados. Carrizosa está entre los tres finalistas.
A los seis años Carló Carrizosa descubrió su pasión por la moda al lado de una Venus de Milo que vestía con las pañoletas de su madre en su casa tolimense. Con sedas y tonos en sus manos imaginaba atuendos para una escultura con la que empezaba a descubrir su conciencia por el cuerpo de la mujer. Su madre, reina de belleza, siempre preocupada por la importancia de la imagen y la estética femenina le trasmitió el amor por el diseño como una forma de expresión.
Con cursos de pintura y escultura su talento empezó a despertar y a los siete años sus obras ya habían sido expuestas en galerías de arte del Tolima y Magdalena. Después de desarrollar una profunda sensibilidad por los colores y comprender las técnicas de la pintura, Carló empezó a trabajar con piedras. Con el lanzamiento de su propia línea de accesorios entró al mundo de la moda y se lanzó al camino de la experimentación.
Inició su carrera de diseño de modas en la escuela LaSalle College de Bogotá, donde buscó una estética auténtica. Empezó a moldear su identidad como diseñador alrededor del vestido clásico pero con una apariencia más moderna y fresca. Durante este período supo que su trabajo no solo dependía de la técnica sino que ahora quedaba en manos de su propia sensibilidad.
Transfiguración, su tesis inspirada en el arquitecto Mario Botta, le permitió graduarse con honores en 2009 y lograr un espacio en el Círculo de la Moda de Bogotá. Con esta primera oportunidad de exhibir sus diseños ante un público importante, dio un salto al ‘Monterrey Fashion Week’, en México, donde consiguió críticas que le abrieron las puertas hacia varias producciones de moda.
Siempre fiel a una estética de alta costura, Carló define su estilo como retrofuturista. Parte de lo clásico para llegar a una tendencia vanguardista que se conjuga en diseños para personas seguras y líderes, mujeres internacionales que no necesitan sobreexponerse para atrapar las miradas.
A pesar de la presión, Carló considera que a medida que avanza la competencia los participantes se van uniendo más pues al estar alejados de la realidad comparten la misma montaña rusa de sentimientos. El contraste entre su portafolio y su edad es uno de sus puntos más fuertes. Con 22 años es el más joven del grupo y ya cuenta con varias colecciones, proyectos de dirección artística y estilo. La búsqueda del asombro ha trazado su corta pero importante carrera y ha guiado sus ganas de transmitir sensaciones de sorpresa.
Reinterpretar elementos y condensarlos en una propuesta directa es la idea de cada reto. Su trabajo artesanal con comunidades indígenas ha representado una ventaja en los desafíos. Se ha valido de sus conocimientos de las técnicas colombianas para crear nuevas propuestas. Dedica mucho tiempo tratando de entender a la mujer desde piezas simples que le permitan a cada una identificarse de manera singular. Lo que está a su alrededor, su entorno, sus viajes por el mundo, han ampliado su visión desde niño y han inspirado su moda. Su intención no es crear vestimentas para el momento sino piezas que puedan ser utilizadas siempre, una inversión más allá del mercado que pretende crear lazos emocionales.