En estos días en los que comienza la temporada decembrina, Camilo Triana siente que algo lo acompaña a cada paso. No es una tendencia ni un nuevo proyecto, sino la imagen repetida de los animales abandonados que aparecen en su pantalla como un recordatorio silencioso. Perros que sobreviven entre el frío y el hambre, gatos que caminan sin rumbo buscando comida, rescatistas que comparten cada día casos más duros. Para Camilo, diciembre nunca había sido un mes fácil de procesar cuando se trata de bienestar animal, pero este año la sensación es distinta. Es más urgente. Más personal.
Una noche, mientras revisaba su closet, se quedó mirando las prendas que había usado en momentos importantes: una chaqueta de grabación, una camisa de un viaje especial, un par de tenis que estaban casi nuevos. Pensó en todo lo que representaban para él y, al mismo tiempo, imaginó lo que podrían significar para un animal sin hogar si se transformaban en alimento, medicinas o un tratamiento veterinario. Esa idea, sencilla pero poderosa, se sembró sin aviso y le cambió la perspectiva por completo. No fue una estrategia ni una tendencia, fue una intuición muy humana: su closet podía convertirse en ayuda real.
Con esa convicción comenzó a dar forma a una campaña que apenas está naciendo, un proyecto que del 1 al 15 de diciembre buscará movilizar a miles de personas para ayudar a perros y gatos en Cundinamarca. Para hacerlo posible decidió apoyarse una sola vez en la tecnología de la moda circular y mencionó una alianza con GoTrendier, que permitiría que las prendas vendidas se convirtieran en recursos directos para quienes más los necesitan. También se sumó Qué Nota Estudio, acompañándolo en el proceso creativo para que la iniciativa tuviera alma y propósito desde su origen. Camilo invitó a varios amigos creadores y juntos comenzaron a llenar el closet solidario que será el corazón del proyecto.
Mientras preparaba el anuncio, escuchó historias de Rescatadogs, la fundación que recibirá los fondos, y allí entendió por qué este lanzamiento era más que una idea sostenible. Le contaron de perros que llegaron tan débiles que no podían mantenerse en pie, de otros que habían sufrido tanto que tardaron semanas en dejarse tocar, de los que habían perdido su brillo hasta que, con cuidados y paciencia, recuperaron la confianza y volvieron a levantar la cola. Estas imágenes lo atravesaron y reafirmaron su deseo de actuar. No quería que esta campaña fuera solo una invitación. Quería que fuera un gesto concreto de abrazo, especialmente en una época en la que el abandono aumenta y los recursos disminuyen.
La frase que compartió en privado antes del lanzamiento se convirtió en el motor emocional de todo lo que está construyendo. “Quisiera que, en esta Navidad en la que todos nos reunimos con quienes amamos, también podamos extender ese abrazo a quienes no tienen una familia. Ellos sienten el frío, el hambre y la soledad” dijo, con una sinceridad que lo dejó unos segundos en silencio. “Cada prenda vendida se convierte en alimento, cuidados y una segunda oportunidad para quienes dependen de nosotros. Regalar amor también es regalar vida”. Esa convicción marcó el tono de toda la campaña.
El anuncio ya comenzó a circular en redes y, aun en sus primeras horas de vida, la iniciativa ha despertado una ola de apoyo que confirma que había un mensaje esperando ser escuchado. Personas que rescataron un animal y quieren ayudar a otros. Usuarios que perdieron un peludito y desean honrarlo con un acto noble. Gente que nunca había participado en una campaña pero sintió que esta vez era diferente. La campaña apenas arranca, pero la emoción que despierta ya es palpable.
Camilo sabe que este es solo el inicio. El impacto real se verá en los próximos días, cuando las prendas comiencen a encontrar nuevos hogares y cada venta se convierta en alimento, medicinas, refugio y esperanza. Pero, aun antes de eso, ya entiende que algo importante está sucediendo. Que una idea nacida frente a un closet puede convertirse en una cadena de solidaridad capaz de transformar destinos. Que cuando una comunidad se une por quienes no tienen voz, ese gesto puede ser la diferencia entre sobrevivir y volver a confiar.
Y así, mientras diciembre avanza y la campaña cobra vida, Camilo Triana sigue con la certeza que lo acompañó desde el primer momento: a veces, lo que tenemos a la mano puede convertirse en la oportunidad que un animal lleva demasiado tiempo esperando. La historia apenas comienza, pero ya está llena de razones para creer que cada acto de amor, por pequeño que parezca, puede salvar vidas.
