
El acceso, sin embargo, se ha convertido en un desafío. Varias carreteras quedaron destruidas o bloqueadas por los continuos movimientos sísmicos, lo que dificulta el transporte de medicinas, alimentos, agua potable y refugios temporales hacia las zonas más golpeadas.
Limitaciones del régimen talibán
El gobierno talibán ha tenido que recurrir a su principal recurso, los soldados, para apoyar en las labores de emergencia. Sin embargo, la magnitud de la catástrofe ha puesto en evidencia las limitaciones operativas del régimen para enfrentar crisis de esta escala.
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Gran parte del personal técnico y de emergencias abandonó Afganistán tras la toma del poder por parte de los talibanes en 2021, lo que ha dejado al país con una capacidad muy reducida para responder ante catástrofes naturales.
Solidaridad civil en medio de la tragedia
En muchos lugares donde el Estado aún no ha podido llegar, la sociedad civil ha comenzado a organizarse. Voluntarios recorren largas distancias a pie para alcanzar las áreas más afectadas y prestar apoyo a los sobrevivientes, sustituyendo en parte la ausencia de equipos especializados.
Esta solidaridad espontánea refleja la resiliencia de una población que, pese a décadas de guerra y crisis, enfrenta ahora una de las peores catástrofes naturales de su historia reciente.
La provincia de Kunar, donde se registró el epicentro del último terremoto, es una región montañosa, remota y fronteriza con Pakistán. Sus características geográficas hacen que las comunidades estén aisladas y que la llegada de asistencia sea aún más complicada.
La constante actividad sísmica de los últimos días ha mantenido en vilo a la población, que vive con miedo a nuevos colapsos de viviendas, ya debilitadas por los movimientos anteriores.
Un país al límite
Los recientes terremotos representan un golpe devastador para Afganistán, un país que ya se encontraba en una situación de extrema vulnerabilidad. A la crisis humanitaria crónica se suma ahora la tragedia sísmica, que amenaza con profundizar la pobreza, la inseguridad alimentaria y el desplazamiento forzado.
La comunidad internacional ha manifestado su disposición a enviar ayuda de emergencia, pero la coordinación con las autoridades locales y el control que ejercen los talibanes sobre el territorio plantea retos adicionales.
En medio de la incertidumbre, Afganistán enfrenta una de las semanas más dolorosas de su historia reciente, con la esperanza de que la solidaridad nacional e internacional permita aliviar el sufrimiento de miles de familias afectadas por los terremotos de Kunar.
*Hecha con información de EFE*