De la cárcel a la Presidencia

Dom, 23/02/2014 - 14:02
Hay una lección que parece haberse repetido en varias oportunidades de la historia latinoamericana y global: un mártir político puede, en el futuro, renacer con fuerza para convertirse en sorpresiv
Hay una lección que parece haberse repetido en varias oportunidades de la historia latinoamericana y global: un mártir político puede, en el futuro, renacer con fuerza para convertirse en sorpresivo gobernante. Esta idea, seguramente, está rondando en la cabeza del chavismo que se interesó poner preso a uno de los principales líderes de oposición en Venezuela. Leopoldo López fue citado por la justicia bolivariana a responder por, supuestamente, ser el hombre que instó los mayores desórdenes de la jornada de ira en Venezuela el 12 de febrero. El ahora caudillo se entregó por su voluntad el martes 18 de febrero en medio de una multitudinaria marcha en Caracas que gritaba su inocencia. La fiscalía venezolana acusará a López de delitos como instigación a delinquir, incendio y daños en bien público y asociación para delinquir. Actualmente tiene detención preventiva por 45 días hasta que inicie el juicio formal, en el que los acusadores pedirán 10 años de prisión por él. Es como si la historia se repitiera en otra orilla. En 1992 tras la intentona de golpe de Estado contra Carlos Andrés Pérez, Hugo Chávez resultó preso durante un par de años. Su liberación lo detonó como líder de izquierdas y le garantizó la presidencia esa misma década. Algo parecido sucedió con Henrique Capriles, el otro líder de oposición actual, que fue encarcelado un tiempo en 2004 y hace poco estuvo a punto de acabar con la hegemonía chavista. Leopoldo López, Kienyke Leopoldo López al momento de su entrega a la Guardia Nacional de Venezuela. Analistas creen que esta detención –más una eventual condena- convertirá a Leopoldo López en un poderoso mártir del régimen que podría llenarlo de popularidad tan pronto salga de prisión. Más aura de heroísmo se ha reclamado López al, voluntariamente, entregarse a la justicia. La atención de los medios, las protestas que siguen para pedir su liberación y su victimización en la comunidad internacional, alimentan a un monstruo que podría desatarse para amenazar al socialismo del siglo XXI. Y no sería la primera vez que algo así sucede. Hugo Chávez Como ya se anticipó, tras el fallido golpe de Estado en Venezuela del 4 de febrero de 1992, el grupo rebelde de oficiales sublevados se entregaron al no lograr derrocar al entonces presidente Carlos Andrés Pérez. Entre los tenientes rendidos estaba Hugo Rafael Chávez. Él y otros tantos líderes golpistas fueron recluidos en la prisión de San Francisco de Yare. Tras dos años de presidio, Chávez fue liberado a cambio de abandonar la milicia. El 27 de marzo de 1992 había surgido un nuevo líder político. Antes de que su caso resultara sobreseído, decisiones posteriores a la crisis del 92 hicieron que la población desestimara su apoyo al oficialismo y en cambio empezara a sentir simpatía por los prisioneros del fallido golpe. Para muchos, el detonante de la popularidad de Chávez fue su discurso de rendición ofrecido en una alocución televisada. Libre, ayudó a fundar el Movimiento V República y comenzó su correría política. Hugo Chavez, Kienyke Finalmente venció en las elecciones del 6 de diciembre de 1998 con un 56% de los votos, especialmente de sectores populares. Fue posteriormente reelecto tres veces y su periodo de gobierno se extendió hasta 2013, cuando falleció a causa de un cáncer. A pesar de su muerte, estableció un sistema político, social e ideológico que hoy mantiene Nicolás Maduro. Lech Walesa Se trata de un líder de Polonia que por décadas se empoderó de la lucha sindical en su país. Fue encarcelado en tres oportunidades, y en el mejor de los casos estuvo bajo prisión domiciliaria durante cuatro años. Casi siempre era detenido por encabezar fuertes huelgas y protestas al gobierno en oposición a la influencia soviética que trataba de permear la institución sindical. Su popularidad en la clase trabajadora, que lo consideraba como un héroe de la lucha obrera polaca no sumisa al interés ruso, le garantizó un triunfo a la presidencia en 1990. Su ascenso al poder en Varsovia significó también la derrota de la influencia del Kremlin sobre la autonomía polaca. Su desempeño inicial no cautivó al electorado que decidió no apoyarlo en su intento de reelección en 1995. Dilma Rousseff La primera mujer que ha tenido Brasil como presidenta fue guerrillera y estuvo condenada por un tribunal de la dictadura, que hasta la sometió a torturas. Rousseff comenzó en los grupos rebeldes desde muy joven. Con menos de 20 años y ya formaba parte de grupos armados que operaban contra el régimen militar que rigió en el gigante suramericano desde el golpe de 1964. Fue arrestada a inicios de 1970 y su condena era de seis años. No obstante la actual mandataria no fue acusada de atentar contra la vida de nadie, aunque igual resultó sindicada por rebelión. Un tribunal, sin suficientes garantías para ella la envió tras las rejas. Durante su reclusión fue sometida a torturas, entre ellas la llamada ‘silla de dragón’, en la que se sometían a los interrogados a descargas eléctricas. Finalmente cumplió dos años en la cárcel hasta 1972. Tiempo después, reinició su militancia política con la refundación del Partido Democrático Laborista, PDT. Ya era una mujer reconocida en la vida política por su trabajo en varios cargos regionales y renunció a su afiliación en el PDT, en 1999, para luego ser seducida por el Partido de los Trabajadores (PT), que comenzaba con fuerza la campaña para la presidencia de Luiz Inácio Lula da Silva. Con la victoria  de Lula, Rousseff fue nombrada ministra del sector energético y luego jefa de gabinete. Dilma Rousseff, Kienyke Reseña judicial de Dilma Rousseff Finalmente fue ungida por Lula para reemplazarlo. En segunda vuelta, la considerada ‘dama de hierro del cono sur’ venció en la presidencia y gobierna a Brasil desde 2011. Nelson Mandela Desde muy joven fue opositor a las opresivas leyes del apartheid, el infame sistema de segregación racial que imperó en Sudáfrica y que él mismo sufrió durante durante casi toda su vida. Mandela militó en el Congreso Nacional Africano, un partido de resistencia desde el que terminó por ser líder militar a partir de 1960, tras una matanza en la que la policía abrió fuego contra un grupo de manifestantes que protestaban contra la dictadura racista. A partir de entonces Nelson Mandela encabezó la campaña por la búsqueda de recursos para entrenar al brazo armado del Congreso Nacional Africano. Sin embargo, el régimen lo detuvo en 1962 (muchos dicen que fue localizado con apoyo de la CIA),  y lo llevaron a juicio en el que le acusaron de contravenir la Ley de Sabotaje, salir del país sin pasaporte, rebelión, y otros cargos. Fue condenado a cadena perpetua. La mayor parte del encierro, que en total fue de 27 años, los cumplió en la isleña cárcel de Isla Robben, cerca de Ciudad del Cabo. Durante el presidio, la reputación de Mandela creció de forma impresionante hasta ser consagrado como el líder negro más apreciado de Sudáfrica. La comunidad internacional se solidarizó con él, e incluso influyentes círculos políticos de Europa pidieron su libertad. Hasta 1990, el régimen segregacionista se había negado a estudiar el indulto al caudillo. El posterior debilitamiento político del oficialismo hizo que se reconociera al Congreso Nacional Africano y se renegociaran las penas a sus condenados. ‘Madiba’ fue liberado el 11 de febrero de 1990, tomó la vocería de su partido ante el gobierno nacional y propició las primeras elecciones populares en 1994 –que derrotaban del todo al apartheid-. En estos comicios su colectividad resultó vencedora y él, enseguida, fue designado presidente de Sudáfrica. Michelle Bachelet Quien se convirtió en la más popular líder de la política chilena también fue sometida al encierro y a torturas bajo la mano helada de la dictadura de Augusto Pinochet (1973-1990). La persecución comenzó cuando su padre, Alberto Bachelet, se negó a colaborar en 1973 con la instauración del gobierno militar y fue encarcelado por “traición a la patria”. Una seguidilla de torturas lo llevaron a la muerte en marzo de 1974, cuando sufrió un infarto por los tratos inhumanos. Michelle continuaba sus estudios de Medicina  y su activismo a favor del Partido Socialismo de Chile, protestando contra la persecución del dictador. En 1975, Bachelet y su madre fueron detenidas y recluidas en el centro de detención Villa Grimaldi (Santiago de Chile), donde fueron torturadas. Al lograr contactos dentro de la institución militar chilena, con conocidos de su difunto padre, lo más que consiguieron fue una oportunidad para exiliarse en Europa. Obtuvo permiso para volver al país hasta 1980. Michelle Bachelet, Kienyke Michelle Bachelet fue torturada y encarcelada en 1975. Desde entonces, Bachelet se enfocó en terminar sus estudios universitarios aunque desde mediados de los 80 se envolvió en esporádicas protestas contra el régimen. Sin embargo su real vinculación a la política partidista se dio después del fin del gobierno militar. Durante la presidencia de Ricardo Lagos, Bachelet empezó  darse a conocer con los ministerios de Salud y de Defensa y consiguió el apoyo para ser candidata de la concertación en 2005. Venció en las presidenciales como aspirante de la izquierda chilena y consiguió ocupar La Moneda (palacio presidencial) desde 2006 hasta 2010. El año pasado regresó a Chile, tras desempeñarse como directora ejecutiva de ONU mujeres, y se presentó para un segundo periodo presidencial, el cuál venció en balotaje.
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