
Un poco tímido, con ideales románticos, pero sobre todo hippy. Paz y amor es su consigna, es un gran estudioso de los poderes de la marihuana. Así es Javier Francisco Becerra, un cristiano, auxiliar de enfermería de 52 años que quiere llegar al Concejo de Bogotá por la Alianza Social Independiente, ASI.
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Sin mayores recursos distintos a un ahorro personal bastante modesto y a la ayuda esporádica que le hace uno que otro familiar - de hecho su candidatura no tiene sede política u oficina y esta entrevista se hizo en un espacio prestado por unos minutos por la ASI - la principal arma de Javier es su buena vibra y empatía. De ha poco ha vencido la timidez.
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Sólo mandó hacer dos afiches que siempre lo acompañan y unos pequeños volantes que tienen en su centro la imagen de la mata del cannabis y las palabras 'Derechos Civiles'. Javier se define así mismo como un activista canábico o defensor del uso de la marihuana en sus formas más variadas.
“Cada día se hace más necesario cambiar las costumbres de hacer política. La política debe ser el arte de hacer la cuidad más agradable, armoniosa y eficiente, por eso el Estado de hoy no debe ser el de mañana, debe convertirse en un Estado de paz y amor, hippy, volver a los años setentas”.
Javier además asegura que no tiene padrinos o amigos políticos, aunque reveló que un exsubsecretario del Distrito lo asesora en todo el tema de urbanidad y ciudad.
“Tal vez no sea el mejor candidato, pero tampoco soy el peor. Tal vez no tenga todos los argumentos necesarios, pero me he venido educando en todo lo que tiene que ver con la ciudad en los últimos dos años. Para mí ser político, o hippy, administrador no es suficiente para llegar al Concejo, pues se necesitan más características como la honradez, la cercanía a la comunidad, que entiendan la ciudad, que vivan el día día, la revolución de lo cotidiano”.
¿Por qué llegar con una propuesta al Concejo Distrital de paz y amor y no con ideas puntuales de seguridad y movilidad?
“Porque hemos visto que hasta ahora la política tradicional no ha servido, ha dejado un inmenso vacío, que hay que llenar. Esta nueva política no involucra los intereses personales o grupales de un cierto sector. Para mí la seguridad nace desde el bienestar, y ese estado sólo nace de la paz interior y con los demás. Instalar cámaras para mejorar la seguridad no sirve de nada si no hay reconciliación y respeto entre nosotros”.
Javier se ha vuelto un erudito en todo lo que tiene que ver con la planta del cannabis, y ahí nació su activismo y defensa de su uso medicinal, industrial y recreativo.
“No creo que el consumidor de sustancias psicoactivas en Bogotá sea generador de violencia o inseguridad. Si conociéramos a fondo los verdaderos valores que encierra la mata de cannabis, muy seguramente la prohibición no tendría legitimidad. Las nuevas generaciones tienen una manera de ver y entender la sociedad, y yo quiero hacer parte de eso”.
Incluso, su primera propuesta es sembrar matas de cannabis por todo Bogotá. “El cannabis sativa puede salvar a la humanidad, porque estamos en un punto crítico por el cambio climático, y esta planta tiene importantes propiedades como la absorción de CO2.
(…) Mi primera propuesta es que en Bogotá se siembre más cannabis, generando conocimiento, transferir capacidades y generar emprendimientos frente a esta mata, la cual crece con una facilidad enorme y extremadamente versátil, ya que hoy tiene más de 2500 usos conocidos, incluso en la industria, medicina y la nutrición, aunque los obstáculos del Invima son mayúsculos para montar empresa sobre el cannabis medicinal”.
Su primer proyecto de acuerdo consistirá en el desarrollo de la industria del cannabis sativa en Bogotá. “Pero primero hay que profundizar en el conocimiento del mismo, para evitar que el mito, la mentira y la prohibición nos hagan daño. Mi discurso está enfocado en cambiar esa visión y no quedarnos atrás”.
No tuvo ningún problema en revelar que usa la marihuana para fines recreativos. “Usualmente salgo a una vía principal, y con un filtro especial me fumo mi porro, pero no fumo grandes cantidades, porque en dos o tres bocanadas de humo ya se sienten los efectos".
Sin embargo, por ser candidato cuida bastante su imagen. “No quiero que me vean como el marihuanero de la esquina. Desde mi discurso no hablo de prender un bareto en la calle, en un sitio público como un acto de rebeldía, y aunque tengo el derecho de cargar mi dosis mínima de marihuana, también tengo el deber de saberlo usar. Mis hijas nunca me han visto con un cigarrillo en la mano, y aunque puede sonar hipócrita, quiero protegerlas, aunque no escondo las hojitas de marihuana”.
Javier hizo énfasis en que el consumo de alcohol, cigarrillo y sustancias psicoactivas debe hacerse a partir de los 21 años.
Según afirmó, está demostrado científicamente que el cannabis no genera dependencia, ni adicción, sólo un hábito. “En nuestro sistema nervioso tenemos receptores canabioides, lo que quiere decir que nuestro cuerpo genera estímulos cuando consumimos la planta, y según estudios, sólo el diez por ciento de los consumidores de estupefacientes son problemáticos, en cambio los conflictos asociados con el consumo de licor con altos”.
La segunda propuesta que tiene Javis Cannabis, como se le conoce, es crear al menos un baño público por localidad. “A esta idea le vamos a meter emprendimiento, que sea gente de la misma localidad quienes gestionen ese baño, el cual tendrá un costo no obligatorio, pues si alguien lo necesita y no tiene una moneda igual lo puede usar”.
De otro lado, Javier Francisco aseguró que su idea es no estar más de un período en el Concejo, “porque detrás de mí vienen en la ASI muchachos con grandes mentalidades, a quienes hay que darle la oportunidad, aunque en este momento no quieran dar ese salto”.
“Muchos me dicen en la calle que soy un loco, pero al escucharme hablar cambian su opinión, porque siento que transmito honestidad y confianza. Tengo una página en Facebook que es mi vocera, se llama Cannabis derechos civiles, derechos que tienen que ver con las libertades personales, no sólo sobre el consumo de la mata, sino por sus inclinaciones políticas, sexuales y religiosas”.
