El mal año del fiscal Néstor Humberto Martínez

Mar, 25/12/2018 - 12:04
Para el fiscal Néstor Humberto Martínez 2018 no fue un buen año, gracias a los señalamientos que sobre el caso Odebrecht dejara en una especie de testamento Jorge Enrique Pizano, en el que dejaba
Para el fiscal Néstor Humberto Martínez 2018 no fue un buen año, gracias a los señalamientos que sobre el caso Odebrecht dejara en una especie de testamento Jorge Enrique Pizano, en el que dejaba constancia que en 2015 , siendo auditor del contrato de la Ruta del Sol II -del consorcio conformado por Odebrecht, Episol, empresa de Corficolombiana y CSS constructores- le había informado a Martínez Neira, para entonces asesor legal del Grupo Aval, propietario de la firma contratante en sociedad con la cuestionada empresa brasilera, sobre hallazgos de pagos irregulares, aparentes 'coimas' y que éste habría hecho caso omiso y desestimado su importancia. A pesar de que el fiscal general se declaró impedido para investigar en el caso de Odebrecht y que la Corte Suprema aceptó su decisión, para muchos esto no lo excusa de no haber tenido una actitud mas clara frente a la información recibida de parte de Pizano,  situación que lo convierten en uno de los personajes del año, en un sentido negativo, no solo por las denuncias que el hoy desaparecido testigo en el caso Odebrecht hizo sobre la aparente complicidad que demostró al guardar silencio sobre hechos sobre los cuales tenía información, sino también por hacer caso omiso de éstas cuando llegó a la fiscalía y no solicitar que se abrieran las investigaciones correspondientes, posición que defendió cobijado por el 'sigilo profesional'  A las declaraciones del 'controller' del contrato de la Ruta del Sol II, dadas a Noticias Uno por el ingeniero Pizano antes de morir, se suma el video grabado en la Superintendencia de Industria y Comercio en una declaración en la que denuncia las acciones ilícitas que descubrió  y en el que además dice: “Ojalá llamen a este estrado a Néstor Humberto Martínez” y advierte de la red de corrupción organizada por Odebrecht para robar al estado colombiano,  y que según él era “conocida plenamente” por el hoy fiscal. Las circunstancias no han dejado de señalar al Martínez Neira como fiscal, así sea de manera indirecta, es el caso de la extraña forma como el Cuerpo Técnico de Investigación, CTI de la fiscalía, realizó la diligencia de recopilación de pruebas en la casa donde se produjo la muerte de Alejandro Pizano Ponce de León, el hijo de Jorge Enrique Pizano, de quien aun no se sabe si murió accidentalmente por ingerir un sorbo de cianuro de una botella colocada al lado del computador de su padre o fue asesinado, sobre la que la fiscal del caso no solicitó el control de legalidad de ese acto de investigación, en las 36 horas previstas en la ley sino cinco días después de realizada, en un hecho calificado como irrespetuoso con el dolor de la familia Pizano, en una diligencia que se prolongó por casi día y medio, en la que recopilaron infinidad de pruebas que permanecieron en manos de la fiscalía más del tiempo debido y que solo fueron entregadas a la fiscal 24 horas antes de la audiencia, sin que se tenga conocimiento si hubo manipulación u ocultamiento de pruebas, razón por la cual el juez las invalidó.

Robledo al ataque

Como al fiscal general no lo pueden citar a debates al congreso, las cabezas de la oposición Jorge Enrique Robledo, Angélica Lozano y Gustavo Petro lo hicieron a través de interpuesta persona con la Ministra del interior, Nancy Patricia Gutiérrez y contra todo pronóstico Martínez Neira concurrió al debate sobre el caso Odebrecht  y de paso para responder a las denuncias del desaparecido ingeniero Pizano. Lo hizo en calidad de ciudadano y no como servidor público y se defendió como león herido, pasó de acusado a acusador. Sobre los señalamiento del controller del consorcio de la Ruta del Sol, aseguró que se trataba de un gran amigo y presentó audios adicionales, en los que Pizano en el año 2018 ante un Tribunal de Arbitramento relataba que la información que él tenía ya estaba en poder de la Fiscalía y que para la fecha en que se dieron las conversaciones no se tenía la certeza de que se estuvieran cometiendo delitos.  Martínez  fue vehemente al señalar que que detrás de ese 'linchamiento'  hay una conspiración y dedicó buena parte de su discurso a señalar uno a uno a quienes considera son los responsables de "la más grande infamia contra la administración de justicia y la “lucha denodada de la Fiscalía contra la corrupción”. Su intervención la selló diciendo  “les notifico que no me dejaré constreñir...No me dejaré atar”. Los congresistas que citaron el debate no han parado de pedir la renuncia del fiscal Martínez y a ellos se sumaron los sindicatos de la rama judicial y el de la Procuraduría General, quienes en un comunicado señalaron: "Ante la información ampliamente difundida en medios de comunicación con relación al presunto conocimiento previo por parte del señor Fiscal General de la Nación, Néstor Humberto Martínez Neira, de los hechos del denominado ‘Caso Odebrecht’, que son actualmente objeto de investigación por parte de la entidad que dicho funcionario preside, lo instamos públicamente a que renuncie al cargo que actualmente ocupa para que ejerza, desde una posición eminentemente personal, su defensa y preservar  así el buen nombre de la rama judicial y la legitimidad de la administración de justicia”.

El fiscal tiene pasado

"Mi partida se hace indispensable para evitar que se me juzgue por quienes, desde la óptica de sus propios intereses, consideran censurable la posibilidad de soñar con un país diferente que rompa con los vicios del pasado". Estas fueron las palabras de Néstor Humberto  Martínez cuando presentó renuncia al cargo del Ministro del Interior en mayo del 2000 durante el gobierno de Andrés Pastrana, presentada justo en el momento en que el Congreso de la República estaba listo y con los votos acordados para aprobar la moción de censura en su contra. La decisión del entonces ministro fue recibido con aplausos por el partido liberal, autor de la moción de censura, pues consideraron que la dimisión significaba un triunfo para sacar del cargo a un ministro con el que tenían serias diferencias en la reforma política que se debía abordar. El hoy fiscal ya conoce el sabor de la derrota y cómo esquivar los embates de sus contradictores, pero en las actuales circunstancias se ve como poco probable que deje el cargo por voluntad propia. Lo que si no parece probable es que su aspiración presidencial sea viable después de que su prestigio ha quedado maltrecho.
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