"Nicolás Maduro es un inepto"

Jue, 13/03/2014 - 08:55
Heinz Dieterich Steffan fue por más de una década cercano amigo del difunto presidente Hugo Chávez. Le hablaba al oído. Sostenían intensos debates privados sobre la política latinoamericana y el
Heinz Dieterich Steffan fue por más de una década cercano amigo del difunto presidente Hugo Chávez. Le hablaba al oído. Sostenían intensos debates privados sobre la política latinoamericana y el modelo ideal para aplicar a los países de la región. Dieterich le presentó al líder bolivariano la teoría del “Socialismo del Siglo XXI”, que a Chávez le quedó sonando. Esa idea también la compartió el sociólogo alemán resiente en México con otros gobernantes del cono sur como el ecuatoriano Rafael Correa y el boliviano Evo Morales. Chávez la acuñó como la principal de sus banderas políticas y revolucionarias. Hasta la muerte del gobernante hace un año, Heinz Dieterich mantuvo la amistad con el presidente. De un tiempo para acá, ha roto su silencio y ha hablado sobre el difícil momento que atraviesa el país. El más interesado en que prosperen los gobiernos de izquierda, es ahora el más mordaz contradictor de Nicolás Maduro. En entrevista con KienyKe.com, el reconocido pensador alemán y padre del Socialismo del Siglo XXI dijo que Maduro es “un inepto” y su gabinete “un fracaso” para el modelo chavista. Además confesó que Chávez acuñó su idea pero no la supo ejecutar. Advirtió que si Maduro no es capaz de conciliar con la derecha en esta crisis que lleva cuatro semanas, en menos de dos meses podría ser derrocado. Incluso señaló al expresidente colombiano Álvaro uribe de hacer parte del “complot” internacional que trataría de sacar al actual régimen. Avanza un mes de protestas en Venezuela que parecieran recrudecerse. El presidente Nicolás Maduro, en cambio, insiste que todo obedece a un plan para desestabilizarlo. ¿Cree que la crisis es producto de un complot o realmente la población está molesta? Son las dos cosas. El error del gobierno es simplificarlo todo en uno de los dos escenarios. Por su puesto es un complot, como lo que pasa en Ucrania. Es un complot en el cual Washington no quiere esperar los tiempos electorales, que serían hasta 2016, para cambiar el gobierno. Maduro tiene razón en ese sentido: que aquí hay un plan para sacarlo antes de tiempo de manera no constitucional. Pero donde se equivoca es que no quiere reconocer que hay descontento con ciertos aspectos de la vida cotidiana, como la inflación, desabastecimiento, la inseguridad. Ese desabastecimiento, sin embargo, no motivaría en este momento a las mayorías a salir a la calle fuertemente. ¿Reacciona correctamente el presidente Maduro ante la crisis, basándose en la represión policial? (Nicolás Maduro) no sabe diferenciar entre los dos aspectos, y por eso no es capaz de presentar un programa de reforma creíble de saneamiento de la economía y reconciliación política. Al simplificar a la oposición lo que hace Maduro es fortalecer a la oposición. Actúa contra el sentido común de la política, porque el arte de la política es hacer alianzas y dividir al adversario. Él hace lo contrario. ¿La oposición venezolana por sí misma sería incapaz de liderar estas sublevaciones? ¿Necesariamente Washington, según usted, influye en los levantamientos? La oposición quedó desconcertada después de su derrota en las elecciones municipales (de diciembre de 2013). Su gran esperanza era que, al perder las elecciones presidenciales con Maduro, iban a hacer una especie de referendo sobre la popularidad de Maduro y la de (Henrique) Capriles; ellos tenían confianza que iba a perder Maduro, pero no fue así. Después de esa relativa derrota, la oposición organizada (de Leopoldo López, Capriles, Maria Corina Machado, Antonio Ledezma), se desconcertó y no supo interpretar bien lo que pasaba. Para reactivar el movimiento de oposición y no esperar hasta 2016, López se lanzó con la idea de que copiar pasando en Ucrania (feroces manifestaciones contra el Gobierno) podría funcionar en Venezuela, y obviamente esto no lo hace sin sus padrinos en Washington, si no le dan la luz verde. Pero Maduro de alguna forma le siguió el juego, o, ¿cayó en su trampa? Reacciona de manera simplista. Maduro lanza discursos belicistas que no diferencian entre la gente que tiene motivos de protesta legítimos y son pacíficos, y unos cuantos terroristas que vienen posiblemente del Salvador, Colombia, etc… lo que Maduro hace es darles la base argumentativa para que la gente siga en la calle. Fue un proceso mal manejado por el gobierno y lo problemático es que a estas alturas está claro que, seguir usando la fuerza de la Ley –que yo creo que es necesario y correcto ante la violencia- sin al mismo tiempo hacer una refundación de la V Republica (modelo chavista), al separar esos dos elementos el gobierno no puede ganar esto. ¿Pero sí lo tienen ‘contra la pared’? La beligerancia de Maduro y la falta de medidas de composición y sanación de la economía lo debilitan. El tiempo está en contra del gobierno si no cambia drásticamente. ¿Usted se mantienen en predecir que Maduro, como va, será derrocado del Gobierno en menos de dos meses? Eso depende de lo que haga. Maduro ha tratado de distorsionar la situación al ofrecer una cohabitación o coexistencia entre bloque opositor y chavismo. Esa es la gran novedad. Cuando fracasó en 2002 el golpe de estado, Hugo Chávez instala el modelo político y económico que le permite gobernar sin ningún problema; pero desde 2010 ese modelo estaba agotado. Heinz Dieterich, Kienyke Heinz Dieterich es sociólogo alemán y profesor universitario en México. Ha escrito varios libros donde sustenta su teoría del Socialismo del Siglo XXI. ¿Cómo hizo Hugo Chávez para apaciguar las protestas? En el fondo él hizo un arreglo para ganar la paz interna, y eso funcionó. Chávez tenía tranquilidad porque desde ese golpe le dijo a la derecha: ‘nunca van a tumbarme o sacarme por la puerta; yo les ofrezco coexistencia y participación en la riqueza’.  Cuando el presidente (Chávez) muere, Maduro trata de seguir este modelo, pero no puede funcionar porque él no es Chávez, y Washington vuelve a ser intervencionista y él es tan ciego que trata de seguir una ruta que solo lo lleva al abismo. Por lo visto, entonces Maduro va directo al abismo… Aún no. Cuando Maduro convoca a la Conferencia Nacional por la Paz es un reconocimiento de su debilidad  que ha llegado a un punto final. El modelo de Chávez no podía continuar porque no se toman en serio a Maduro, entonces él dice que tiene que invitar a la derecha la mesa; a comer juntos. En lugar de Capriles, va Lorenzo Mendoza, jefe de las empresas Polar, y Jorge Roig, el jefe de Fedecáramas. Maduro prácticamente les  entrega la cartera de Economía, y su programa de reforma sería neoliberal. ¿Fue un error encerrar al líder opositor Leopoldo López? Cuando Maduro decide que López tiene que ir a la cárcel, él todavía tenía la idea que con la fuerza del Estado se podrían controlar las manifestaciones. Cuando las manifestaciones no desaparecen, finalmente entiende que tiene que buscar alianza con sectores de la oposición, entonces convoca a la Conferencia de Paz y la iglesia entra para hacer el puente con los violentos --entre comillas-, y Polar y Fedecámaras son el puente con el empresariado. Los empresarios lo entendieron perfectamente. ¿Está aún latente la posibilidad de un golpe de Estado, por descontento en las fuerzas militares? Depende del arreglo que Maduro haga con las derechas. La fuerza armada es el punto decisivo. Las fuerzas armadas van a actuar en el momento que vean que el equipo gubernamental tira por la ventana todo lo que Chávez ha construido, porque cuando sientan que la gran herencia del comandante se va al diablo, van a actuar, o a través de cambio de gabinete o a través de intervención formal: golpe de Estado. Es más probable el primer escenario, porque conviene más a todas las partes. Cuándo usted hablaba con Hugo Chávez sobre el Socialismo del Siglo XXI, y tras verlo aplicar en Venezuela ¿Cree que sí se cumplió con lo que usted tenía en mente con ese modelo? Cuando Hugo Chávez llega al gobierno (1998) está todo desgastado: la izquierda tradicional, los conservadores un fracaso total, los social-demócratas otro fracaso. Entonces llega él. La pregunta es: si quieres jugar un papel hemisférico y mundial, necesitas bautizar ese bebé que acaba de nacer. En nuestros diálogos, le gustó el concepto de Socialismo del Siglo XXI, y él tuvo la audacia de lanzarlo en grande en Brasil en el Foro Mundial, y se quedó con el concepto. Pero él nunca trató de crear las instituciones que venían en ese paradigma científico y nunca usó esas nuevas instituciones que se necesitaban crear para transformar la sociedad gradual y pacíficamente. Él se quedó con el eslogan, con lo novedoso y que fascinaba a la gente y no dio el segundo paso. En el fondo nunca trató de hacerlo, y por tanto el fracaso en Venezuela al chavismo en nada refuta el paradigma porque nunca trató de aplicarlo realmente. ¿Admiró usted siempre a su amigo Hugo Chávez, incluso hasta el final? Yo lo quería mucho y lo apoyé hasta donde podía. Desde cuando lo acompañaba en el 98, yo veía en que circunstancias difíciles él trabajó por crear algo nuevo y además insistir en la independencia nacional que significó el choque con Washington, con las transnacionales y el escepticismo de los gobiernos latinoamericanos: en el fondo nadie daba un centavo por Hugo Chávez cuando empezó a hablar de la patria grande. Usar parte del ingreso petrolero para los pobres. Nunca usó el terror de Estado; la tortura o desapariciones nunca fueron política de en Venezuela y me consta. En el fondo era un humanista, pese a que llevaba un uniforme militar. Yo me distancié un poquito cuando vi que esto no iba a aterrizar en una nueva civilización. Cada vez la política se iba haciendo más populista y romántica. Nicolas Maduro y Hugo Chávez, Kienyke ¿Cree que Hugo Chávez acertó o se equivocó al heredar el chavismo a Nicolás Maduro? Trataba de llevarse el proyecto a la tumba. Hugo Chávez y muchos grandes como Mao Zedong nunca designaron un equipo para continuar con  la revolución. Hugo Chávez sabía en el fondo que Maduro era demasiado superficial y demasiado unilateral para llegar a los zapatos que a él sí le lucían. Él quizá dijo que el pueblo tendría que organizarse y que si Maduro no funciona lo iban a tener que cambiar por alguien más capaz. ¿Maduro está haciendo fracasar el modelo? El fracaso de ese modelo desarrollista, que no fue nunca modelo socialista, el agotamiento estructural de ese modelo, en lo económico y discursivo, aclara las cosas.  La gente, engañada por el discurso oficial venezolano, pensaba que eso era Socialismo del Siglo XXI y ahora ve con claridad que no es así. Si cae Maduro ¿en manos de quién quedará el país? Pienso que el chavismo sigue teniendo más fuerza que la oposición. A ellos les competería poner presidente, pero tendrían que darle algo a Capriles en una función secundaria. Eso es habitual en gobiernos como la social democracia en Alemania. Lo que sucede es que nadie de esa troika de Jorge Arreaza (el vicepresidente), Maduro o Diosdado Cabello puede ser presidente, porque todos son ineptos. Cabello es un burócrata que juega sucio. Arreaza es un niño que no sabe lo que pasa en el mundo y Maduro es un inepto mimético que piensa como la copia del viejo modelo para conducir un país. Lo dramático es que no se ve ningún personaje en el chavismo que tenga la estatura. ¿Coincide usted con Maduro en acusar a Colombia, específicamente a Álvaro Uribe, de tener que ver con los levantamientos en Venezuela? Sin duda. En Washington tienes dos líneas: los que quieren poner los gobiernos a la fuerza aunque cuesten miles de muertes como en Siria, y la otra línea tradicional que dice que mejor negociamos. Uribe es parte de ese sector de la ultraderecha en Washington, con los exiliados cubanos y con Aznar en España, esa internacional fascista y obviamente ellos están metidos en eso. ¿Y justifica la pelea de Maduro con Panamá? Es una medida tonta. Una parte considerable de las importaciones de Venezuela pasan por la zona libre de Colón y si hay problemas desabastecimiento en Venezuela ¿por qué cierra ese acceso? Aumenta el problema de la entrega de alimentos y artefactos. ¿Para qué se enfrenta con un oligarca corrupto como Martinelli (presidente de Panamá), amigo de Washington? A mi juicio había formas más efectivas de responder a esto. La respuesta a Martinelli hubiera podido ser más fina de tal manera que no afectara el suministro de mercancías que afectan a Venezuela. Ese es el estilo de Maduro: amenaza y grita. Chávez en parte hacia eso pero jamás perdió la racionalidad de amenizar la situación y usar la opción más adecuada. Maduro solo busca lo espectacular, lo belicoso y que no es lo más eficiente. Twitter: @david_baracaldo
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