Protestas que provocan miedo antes de ocurrir

Jue, 21/11/2019 - 06:51
En Colombia, a diferencia de otros países del área, los resultados de las protestas sociales no han logran verdaderas transformaciones. Históricamente lo que si consiguen es provocar miedo tanto en
En Colombia, a diferencia de otros países del área, los resultados de las protestas sociales no han logran verdaderas transformaciones. Históricamente lo que si consiguen es provocar miedo tanto en los gobiernos que las sufren como entre los ciudadanos. En Chile, Ecuador, Bolivia un considerable número de ciudadanos están inconformes por la desigualdad que hay en sus países en los que la concentración de riqueza en pocas manos es muy alta y el nivel de vida está cada vez más  degradado y a través de protestas logran los cambios que piden. El detonante de la protesta social el Chile fue el aumento de 30 por ciento en precio del pasaje del metro, en Ecuador por la supresión del subsidio a la gasolina, en Bolivia  los cuestionados resultados de las elecciones que obligaron a Evo Morales a renunciar, en Francia contra la política social y fiscal del gobierno.

Protestas por la desigualdad

Quienes en el país convocaron a las marchas de este 21 de noviembre, así como en los otros países invitan a protestar por la inconformidad que les provoca la desigualdad social. En el caso colombianos son varias las razones para la manifestación y son muchas de corte económico,  reformas laborales y pensionales que están en curso en el congreso, las posibles privatizaciones de entidades como Ecopetrol o Isa. De igual forma el pago de una tarifa nacional de 35% más en el servicio de energía para salvar Electricaribe y la posibilidad de un bajo incremento en el salario mínimo, entre otras razones. Los asesinatos de líderes sociales, indígenas y excombatientes de las Farc, así como los incumplimientos de los acuerdos con Fecode. El escritor y analista de la realidad nacional, Andrés Ospina en dialogo con Kienyke.com aseguró que en el país la historia demuestra que nunca se han logrado cambios reales con las marchas y protestas.
"Colombia no ha sido un país cuyas protestas trasciendan. El 9 de abril de 1948 fue un reclamo del pueblo para que Mariano Ospina Pérez dimitiera. Aguantaron un largo rato y hacia las 9 de a noche, muchos ya borrachos se retiraron cuando llovió."Andrés Ospina

Temor a lo que no ha pasado

En las manifestaciones públicas la violencia se toma las calles y la policía interviene con mucha  fuerza, que para muchos es desmedida. En los países vecinos y en Chile no solo hay detenidos y heridos sino también muertos. El miedo se apodera de muchos con el solo anuncio de que habrá marchas, y los gobiernos tradicionalmente toman medidas con la idea de que la protesta terminará en actos vandálicos. Históricamente esa reacción a 'prori' de militarizar las calles, hacer allanamientos o declarar el acuartelamiento de primer grado, se debe a que se da por cierto que el terrorismo se tomará las ciudades.

Mal recordado estado de sitio

Antes de la constitución de 1991, la forma de buscar frenar actos violentos en los paros o protestas, los gobierno echaban mano del  artículo 121 de la Carta Magna vigente, que le permitía al presidente declarar turbado el orden público e impedir que se dieran las protestas. Precisamente durante la administración de Virgilio Barco cuando se anunció un paro nacional el presidente decretó el Estado de Sitio con el argumento de que se podría ver alterado el orden público, y la Sala Constitucional de la Corte Suprema de ese entonces no le dio la razón porque no se podía presumir antes de las protestas que habría desórdenes.

Estatuto de seguridad

Andrés Ospina trae a la memoria la época del presidente Julio César Turbay Ayala, con el Estatuto de Seguridad, que le permitía al estado controlar, así fuera de manera desmedida el orden público. El paro del 14 de septiembre de 1977, durante el gobierno de Alfonso López Michelsen, para muchos es el más grave vivido en Colombia en el pasado reciente. Las consecuencias del paro se dieron con la redacción del Estatuto de Seguridad, que logró su pleno apogeo bajo la administración de su sucesor, Julio César Turbay. Asegura que con las medidas que se adoptaron en esa administración y de alguna manera con lo que pasó en los días previos al paro de este 21 de noviembre de 2019,  se está "homologando a los que protestan con los terroristas. Como un estudioso de la historia contemporánea colombiana Ospina relata cómo Turbay Ayala "salía con frecuencia a decir  que la gente se estaba inventando cosas imaginarias de violaciones de derechos humanos, o que no existían abusos  por parte del gobierno, o reformas laborales en camino."

Masacre de los sastres

Frente a las protestas más recordadas en el país está la del 16 de marzo de 1919 cuando un grupo de sastres de Bogotá salió a protestar por la decisión del gobierno de comprar los uniformes de las fuerzas militares en el exterior. Salieron a las calles a manifestar su inconformidad porque no les habían dado el trabajo a ellos y la respuesta del gobierno de Marco Fidel Suárez fue suspender la decisión. Salió por una ventana de la Casa de gobierno a comunicarles que se les daría el trabajo, pero los sastres apoyado por cerca de 4000 personas gritaban sin parar y no lograron escuchar que la compra de uniformes se había reversado. Con piedras atacaron el Palacio de la Carrera, hoy Palacio de Nariño y ante la beligerancia de los manifestantes la guardia presidencial disparó contra ellos. El resultado:  20 muertos, 18 heridos y 300 detenidos, según cronistas de la época.

Diálogo necesario

Cómo manejar la protesta social es uno de los asuntos más difíciles para los jefes de  estado y en el caso del presidente Iván Duque, no es diferente y a 15 meses de su gobierno ya enfrenta un paro al que se sumaron muchos sectores sociales. Para Andrés Ospina el primer mandatario, por difícil que parezca "debería  reconocer en un momento determinado que se han cometidos errores, y proponer sentarse para buscar una conciliación con los diferentes sectores." Agrega que estamos "en un momento en el que parece regir la autocracia, los gobernantes no están oyendo mucho los clamores del pueblo." Se refiere a la necesidad no solo de que el presidente escuche a quienes protestan, sino que también lo hagan los mandatarios locales y regionales. Si la marcha de este 21 de noviembre se convierte en la más grande en la historia del país, es posible que por primera vez se logren resultados y una redirección en la política social y económica del actual gobierno.  
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