
La transmisión en vivo del Consejo de Ministros del gobierno de Gustavo Petro marca un precedente peligroso en Colombia. Lo que debería ser una reunión de alto nivel, con discusiones estratégicas y confidenciales, se convirtió en un espectáculo mediático, con ministros leyendo discursos frente a cámaras, sin deliberaciones reales y con un guion más cercano a la propaganda que a la gestión pública.
Pero la pregunta clave es: ¿es esto legal?
Un Consejo que debería ser reservado
La Ley 63 de 1923 es clara: las reuniones del Consejo de Ministros son reservadas y sus deliberaciones no pueden revelarse. Sin embargo, en un giro sin precedentes, el gobierno decidió transmitir el encuentro en vivo, exponiendo al país una puesta en escena cuidadosamente diseñada.
El Consejo de Ministros no es una rueda de prensa ni un evento de campaña. Es el órgano donde se toman decisiones de Estado. Su transmisión pública rompe con las normas que rigen la administración pública y, peor aún, pone en duda la verdadera naturaleza de la reunión.
¿Alocución o abuso de recursos públicos?
El Presidente puede dirigirse al país mediante alocuciones oficiales, pero solo en casos de urgencia o interés nacional, según la Ley 182 de 1995 y la Sentencia C-1172 de 2001 de la Corte Constitucional. ¿Qué justifica que este Consejo de Ministros se transmitiera en vivo? ¿Por qué no se presentó como un balance claro de políticas y estrategias?
Si el objetivo era informar, ¿por qué no se mostraron las deliberaciones reales, los debates, las discusiones serias sobre el estado del país? La respuesta es sencilla: porque no las hubo.
En cambio, lo que vimos fue un guion ensayado, un libreto en el que cada ministro tenía su intervención medida al milímetro. Un “Consejo” en el que nadie debatió ni cuestionó a nadie. Un formato diseñado para vender la imagen de un gobierno “organizado”, pero sin sustancia real.
Propaganda con recursos del Estado
El Consejo de Estado ha advertido en otras ocasiones que el uso de medios públicos para fines políticos es ilegal. Si la transmisión de este Consejo de Ministros tuvo un enfoque electoralista, podría constituir un abuso de recursos del Estado.
En un país donde la crisis de seguridad, la bonanza cocalera y la falta de control territorial son una bomba de tiempo, este Consejo de Ministros se convirtió en un evento diseñado para construir narrativa, no para tomar decisiones.
¿Un nuevo formato para manipular la opinión pública?
Esta transmisión no es un hecho aislado. Es un experimento político. El gobierno está probando un nuevo formato de comunicación, donde mezcla discurso oficial con espectáculo mediático.
La pregunta clave es: ¿este será el nuevo método de gobierno? Si la estrategia funciona, ¿veremos más reuniones de alto nivel convertidas en shows? ¿Qué sigue, una “rendición de cuentas” en formato de serie de Netflix?
Colombia está entrando en una peligrosa zona gris, donde la línea entre información y propaganda se difumina. Hoy fue un Consejo de Ministros; mañana podría ser cualquier decisión de Estado, vendida como espectáculo.
Lo que está en juego no es solo la legalidad de la transmisión, sino el rumbo de la comunicación gubernamental. Un gobierno que prefiere la puesta en escena al debate real es un gobierno que se aleja de la transparencia y se acerca a la manipulación.
El reality ya empezó. La pregunta es si Colombia se va a tragar el show.