
Cada año, cuando las calles de Barranquilla todavía vibran con el eco de tambores, gaitas y cumbias, una escena llena de contrastes marca el final del Carnaval: el entierro de Joselito Carnaval.
Entre lágrimas, lamentos y burlas, la ciudad despide simbólicamente a este personaje que representa la alegría desenfrenada de cuatro días de fiesta y el inevitable regreso a la rutina.
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¿Quién es Joselito Carnaval?
Joselito no es un personaje de carne y hueso, pero su historia se siente tan real como el propio Carnaval. Se dice que es el alma fiestera que llega el sábado con entusiasmo desbordante y, tras días de baile, licor y parranda, "muere" el martes, agotado por la celebración. Pero su muerte no es definitiva: cada año, resucita para volver a disfrutar del Carnaval con la misma euforia.
Un funeral entre la burla y la nostalgia
El martes de Carnaval, decenas de grupos folclóricos y barranquilleros salen a las calles con Joselito representado en un muñeco o incluso en una persona real, que es cargado en ataúdes improvisados mientras mujeres vestidas de negro lloran exageradamente su partida. El espectáculo, que combina drama y humor, es una despedida catártica a la fiesta, donde se llora, pero también se ríe, pues se sabe que Joselito volverá.
Más que una tradición, un símbolo cultural
El entierro de Joselito Carnaval es más que una despedida simbólica: es un reflejo de la identidad barranquillera. Representa la dualidad entre la euforia y la nostalgia, entre la celebración y la despedida. Su figura es un recordatorio de que, aunque la fiesta termina, la esencia del Carnaval vive todo el año en el corazón de quienes lo celebran.
Así, con la última lágrima fingida y la promesa de un próximo reencuentro, Barranquilla despide su Carnaval. Porque aunque Joselito Carnaval "muera" cada año, siempre resucita para mantener viva la tradición.