Recientes estudios publicados por la Universidad de Stanford, California; concluyen con que el hábito de quejarse causa personal y socialmente daños similares al fumar en cadena.
Sin embargo, la mayor parte de la gente opta por quejarse. Hay quienes comienzan por lo más pequeño y progresivamente van abarcando más y más, hasta llegar a cosas más grandes.
Cuando obtienen atención de quienes les rodean, incrementan más aún el volumen de sus quejas y con un poco de “suerte” terminarán generando un nutrido coro de quejosos. Si el disgustado logra captar la atención de los demás, obteniendo con ello una ganancia negativa, pronto lo convertirá en un hábito.
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Si comparas la cantidad de personas que se quejan con quienes realmente están haciendo algo para solucionar las situaciones molestas, te encontrarás con una diferencia abismal a favor de los quejosos.Lo terrible es que al quejarse, nuestro cerebro libera hormonas relacionadas con el estrés que destruyen las conexiones neuronales necesarias en las áreas que normalmente se utilizan para la resolución de problemas y otras funciones cognitivas; lo cual también sucede cuando escuchamos a otra persona quejarse. O sea, que con cada queja, paradójicamente, no sólo arruinamos las posibilidades de resolver el problema o la situación que la originó, sino que además hacemos daño a quien escucha nuestra queja. Desde este punto de vista, los investigadores de Stanford University, consideran que los daños que produce el quejarse son comparables al humo de segunda mano. Advertencia, se ha determinado que las quejas son altamente contagiosas. [caption id="attachment_806062" align="alignnone" width="1024"] ShutterStock.[/caption] ¿Por qué siendo tan dañino, tanta gente se queja? Pues simplemente porque aparte de generar para el quejoso, atención instantánea y plena, quejarse es fácil, no requiere de mayor aditamento que una boca, todo el mundo puede hacerlo y no cuesta dinero. ¿Pudiese el acto de quejarse resultar en algún beneficio? Por supuesto que sí, si lograra generar un cambio conducente a la solución del problema que causó la queja. El problema es que nos quejamos demasiado y la mayor parte de ellas resultan inefectivas. La única manera que sirvan para algo es cuando nos quejamos con las personas que realmente pudiesen resolver el problema.
El asunto es que, la queja no es utilizada para ello, sino para “ventilar” problemas, y ello genera consecuencias graves.El hecho de ventilar nuestros problemas, hace que el cerebro inunde el torrente sanguíneo con cortisol, la hormona del estrés, y mientras más nos quejamos más cortisol llegará a la sangre.Así que cada vez que nos quejamos, provocamos en nuestro cuerpo las mismas reacciones fisiológicas que se produjeron cuando se originó el hecho del cual nos quejamos, o sea que terminamos multiplicando exponencialmente el daño que el mismo nos causó (o que nosotros elegimos que nos causara). [single-related post_id="804570"] Toma conciencia del enorme costo que tienen las molestias y disgustos en tu salud física y mental. También del daño que haces a otros al exponerlos a constantes quejas y deshazte de una vez por todas de ese terrible hábito. Toma tiempo y fortaleza dejar se sentirte víctima, pero cuando lo logres harás retomado tu poder personal, incrementando tu salud, tu vigor tu autoestima y el respeto que los demás sienten por ti. El verdadero rebelde crea su mundo en vez de quejarse del que otros crearon. Con información de Analítica.