
La migraña es una de las principales causas de discapacidad en el mundo y afecta de forma significativa la calidad de vida de quienes la padecen.
Esta enfermedad, que se presenta con más frecuencia en mujeres y en edades entre los 14 y 40 años, no solo se manifiesta como un dolor intenso de cabeza, sino que también se asocia con depresión, ansiedad y otros síndromes dolorosos, según explica Mariana Gaviria, neuróloga y profesora de la Escuela de Medicina y Ciencias de la Salud de la Universidad del Rosario.
El dolor de cabeza pulsátil, que empeora con el movimiento, acompañado de molestia a la luz, sonidos, náuseas y vómito, puede durar entre 4 y 72 horas. Además, algunos pacientes experimentan síntomas previos como fatiga, cambios de ánimo o aumento del apetito, y otros presentan auras, principalmente visuales, antes del inicio del dolor.
El tratamiento de la migraña combina medidas farmacológicas y no farmacológicas. De acuerdo con Gaviria, hay cuatro pilares para el manejo de la migraña:
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Adoptar cambios en el estilo de vida: alimentación balanceada, higiene del sueño, hidratación, pausas activas y control de otras enfermedades.
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Identificar los desencadenantes para prevenir nuevos episodios.
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Tomar analgésicos a tiempo cuando aparece el dolor.
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Implementar tratamiento preventivo en casos seleccionados para reducir la frecuencia e intensidad de los ataques.
En los últimos años, los avances médicos han incorporado nuevos tratamientos como los anticuerpos monoclonales, que bloquean las sustancias responsables del dolor y ofrecen alternativas para quienes sufren esta condición.