Los hombres aprenden a cortejar y conquistar a sus intereses románticos a partir de lo que la sociedad convencional le dicta, por los otros hombres conocidos que tiene como referencia o por lo que aprende de películas y series. Pero tal vez esas técnicas de seducción no son lo que más le ayudan a conquistar una chica y probablemente termine quedando como un perdedor.
Sentirse el más galán o guapo generalmente es síntoma de falta de modestia y sinónimo de alguien patán, un verdadero galán es inteligente y hábil, sabe que no es el único hombre del planeta, no solamente tiene éxito con las mujeres, también en otros aspectos en su vida.
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Asimismo, hace todo lo posible por encontrarle solución a sus problemas, no ve a las mujeres como objetos o trofeos, las ve como compañeras. En resumidas cuentas, no es un presumido y no contiene estos aspectos:
Un perdedor o patán presiona demasiado, quiere que todo suceda en la forma que usted lo desea, va un ritmo descontrolado, por lo que finalmente termina arruinando las cosas y esa persona que trataba de seducir se espanta y huye.
A la hora de 'levantar' utiliza los coqueteos básicos, los piropos comunes y cliché, haciendo que la otra persona se sienta incomoda, todo con preguntas, movimientos, que lo único que se desea es que esa ridícula escena termine.
Asimismo, cree que la táctica de hacerse el duro de conquistar es lo que funciona, por lo que nunca demuestra su interés hacia ella, es más, incluso piensa que tratándole mal hay más probabilidad de que caiga rendida a sus pies.
Por otro lado, a pesar de que su objetivo es la seducción, no tiene una opinión o criterio formado, por lo que una conversación resulta muy aburrida y monótona, es decir, no tiene personalidad.
Se rodea de muchas chicas y trata de cortejarlas a toda porque piensa que así las demás piensan que usted es irresistible aunque en realidad saben que es un movimiento barato para impresionar.
¿Cómo saber si sus técnicas de seducción no sirven?
Vie, 19/04/2019 - 03:08
Los hombres aprenden a cortejar y conquistar a sus intereses románticos a partir de lo que la sociedad convencional le dicta, por los otros hombres conocidos que tiene como referencia o por lo que ap