Al dar a luz y terminar con los nueve meses del proceso de gestación, es necesario hablar de algunos de los prejuicios que intervienen en el acto sexual postparto que siente una mujer.
Los cambios que presenta el cuerpo de la madre desde el comienzo de su embarazo, pueden afectar el deseo sexual. Al principio, ella suele sentir cansancio y susceptibilidad ante cualquier rose con otro ser humano. Sin embargo, en el tercer trimestre gracias a la dilatación y lubricación vaginal, el sexo sería una opción favorable para la pareja.
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Posteriormente al haber llegado a casa con su bebé, el contacto físico que mantiene una pareja, llega a ser casi nulo dado que al ella sentir que su hijo le da todo el placer que ella necesita, es decir, todo el afecto, contacto y cuidados necesarios para proteger a un recién nacido, es decir, cargarlo, bañarlo, limpiarlo, cambiarlo de ropa, etc.
Aunque se habla de un estado de "cuarentena" en el que después de aproximadamente 40 días del parto, la mujer elimina líquidos, secreción, restos celulares y mucosidad en el útero, sobre todo entre la placenta y las membranas ovulares, por esta razón es que la actividad sexual es cancelada porque los germenes e infecciones se disparan en estos momentos.
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Según médicos de la Universidad Oxford, como se realiza un raspado de la cavidad uterina, la mujer se podría sentir adolorida después de la cicatrización de la episiotomía (incisión en la zona del cuerpo que abarca entre el ano y los genitales de la mujer, con el fin de evitar desgarre de cualquier tejido durante el parto). Por otro lado, la liberación de la hormona llamada prolactina que se genera al empezar la lactancia materna inhibe el gusto sexual dado que causa una hipotrofia (falta de desarrollo) de la mucosa vaginal.
Es aconsejable reanudar la vida sexual dependiendo cada pareja y sus circunstancias, pero más importante al terminar este periodo de seis a ocho semanas para que el cuerpo de la mujer se recupere hasta tal nivel que ella se sienta física y emocionalmente preparada.
