
La Semana de la Moda de la Alta Costura de París fue testigo del debut más esperado de la temporada: Glenn Martens, el diseñador belga que marcó la historia reciente de Y/Project, presentó su primera colección como director creativo de Maison Margiela, y no decepcionó. En un contexto de altos debuts —con nombres como Jonathan Anderson en Dior y Matthieu Blazy en Chanel—, fue Martens quien logró capturar el espíritu de una casa con peso histórico y proyectarla con una visión fresca y poderosa.
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El legado de Margiela, renovado
Designado en enero como sucesor del legendario John Galliano, Martens enfrentaba el reto de mantener viva la esencia disruptiva y conceptual de Margiela, sin caer en la repetición. El lugar elegido para su presentación ya hablaba de sus intenciones: una antigua morgue en el norte de París, reconvertida en espacio cultural, fue también el escenario del último desfile del propio Martin Margiela en 2009. Un homenaje sutil, pero contundente.
El espacio fue transformado en una mansión laberíntica y decadente, con pasillos cubiertos de fotocopias de molduras barrocas y candelabros falsos, iluminados por luces frías de neón. Los invitados fueron guiados a través de habitaciones donde lo inesperado dominaba: desde sillas dispares hasta una pasarela no convencional. Todo recordaba que Margiela nunca fue una marca común, y Martens lo entendió a la perfección.
Una colección que habla desde el margen
La propuesta creativa de Martens se centró en la recuperación y resignificación de materiales olvidados. Al igual que lo hizo Galliano en sus mejores momentos, Martens y su equipo recorrieron París recolectando prendas antiguas de mercadillos y contenedores para convertirlas en piezas artesanales únicas. Así, la colección incluyó desde abrigos armados con retazos de chaquetas de cuero hasta vestidos de noche elaborados con jersey retorcido en tonos neutros como piedra y arena.
El primer look fue un vestido transparente, casi como una cortina de ducha, en homenaje a las sandalias Tabi sujetas con cinta adhesiva de la temporada SS96. Otros elementos clásicos de la casa, como las telas de tapicería y las estructuras arquitectónicas, también tuvieron protagonismo. La banda sonora —que incluyó “Disarm” de Smashing Pumpkins—, reforzó la atmósfera de nostalgia cruda y elegancia descompuesta.
Un desfile lejos del ruido mediático
A diferencia de otros shows marcados por la presencia de influencers y celebridades, Martens apostó por una presentación más íntima y silenciosa. Aunque figuras como Cardi B y Matty Healy hicieron apariciones discretas, el ambiente general fue introspectivo, con guiños a los años 90 y al culto original en torno a la marca. La presencia de Kristina de Coninck, musa histórica de Margiela, reafirmó esa conexión con las raíces.
¿Estuvo Martin Margiela en el público? Nadie lo confirma, pero su espíritu estuvo presente en cada decisión estética y conceptual.