El síndrome de abstinencia emocional incluso puede convertirse en una frustración, tras no aceptar que la relación amorosa en la que la persona estaba terminó. Pues, desprenderse de alguien con quien se compartía continuamente es más difícil de asimilar de lo que suena.
Darle fin a un noviazgo o cualquier vínculo amoroso suele ser más complejo los primeros días o meses, y aunque el tiempo que este dure es subjetivo dependiendo la persona que esté pasando por esto, generalmente suele ser un trabajo arduo.
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Consecutivamente se confunde que algo que hace tiempo viene haciendo daño, es vital para “sobrevivir”, sin embargo, esto es solo dependencia emocional, pero el cerebro muy poco puede lograr diferenciarlo.
El portal de ‘La mente es maravillosa’ plantea que: "El problema reside en que el cerebro no es tan ávido como para distinguir si lo que tengo en frente y activa mi circuito del placer es beneficioso para la supervivencia o podría causarme daños a largo plazo".
Por su parte, según el Colegio de Medicina Albert Einstein, explica que: “Cuando el amor se rompe, de igual que cuando alguien deja las drogas, pueden aparecer efectos secundarios como las conductas depresivas u obsesivas, e incluso el síndrome de abstinencia. Generalmente, este síndrome, ya sea emocional o por abuso de drogas, provoca síntomas psicológicos y físicos, porque afecta a nuestro sistema nervioso”.
La abstinencia emocional se origina por la negación absoluta que la persona interpone ante la ruptura, asimismo en otros casos puede ser por problemas de baja autoestima o inseguridades y/o pensamientos autodestructivos por relaciones tóxicas.
Para poder identificar este síndrome los expertos o allegados pueden analizar las conductas de quien esté padeciendo esto, una de ellas son los impulsos que tiene la persona para buscar a su expareja, tener la necesidad de estar pendiente al celular cada segundo y empezar a decirle mentiras a todos los que le rodean.
Paulina Vargas, especialista en psicología clínica informa algunos síntomas que se pueden presentar tanto emocionales como físicos: nerviosismo, obsesividad con la relación, culpa por la ruptura, tristeza, sentimiento de desapego por la vida y falta de concentración, mareos, náuseas, vómito y opresión en el pecho.
Una de las recomendaciones que hacen los expertos para afrontar el síndrome de abstinencia emocional es aceptar la situación, mantenerse ocupado, manejar la paciencia y la tranquilidad, compartir tiempo de calidad consigo mismo, familiares y/o amigos y tener contacto nulo con la persona con quien dio por terminada la relación.
