Amazonas: Belleza al natural

Lun, 01/11/2010 - 18:00
Veinte minutos antes de aterrizar en Leticia, un tapete verde se revela al mirar por la ventana del avión. Un brócoli gigante, podría pensarse, pero se trata de las copas de los árboles de la capi
Veinte minutos antes de aterrizar en Leticia, un tapete verde se revela al mirar por la ventana del avión. Un brócoli gigante, podría pensarse, pero se trata de las copas de los árboles de la capital del Amazonas, una de las zonas más exóticas del país. El calor y la humedad del departamento menos poblado de Colombia no afecta a los pueblos indígenas que desde hace siglos habitan la selva tropical más grande del mundo. Generaciones de Tikunas, Nunaks y Huitotos han sido testigos del desarrollo improvisado de lo que alguna vez fue San Antonio, hoy la ciudad de Leticia. Allí los carros son pocos. Las motos y las lanchas son el medio de transporte más utilizado por los lugareños, que en su mayoría vive del comercio informal. Uno de los hoteles más tradicionales de Leticia es el Anaconda, desde donde se puede ver el lecho del río de aguas oscuras y profundas. De hecho es en lancha, y navegando hora y media por ese mismo río entre pantanos y selva inundada, que se llega al Parque Nacional Amacuyacu, lugar que se debe visitar para experimentar la esencia salvaje y natural del Amazonas, lejos del bullicio y la precariedad de Leticia. Antes de llegar, los delfines rosados que saltan alrededor de la lancha, y las diferentes aves exóticas, son un abrebocas de los secretos de este enorme territorio de preservación natural, de más de 200.000 héctareas donde habita el Tití leoncito , el mico más pequeño del mundo, y la especie de cocodrilo de mayor tamaño en la tierra. Sin embargo, no se impaciente: ver animales entre la espesura de la selva es difícil. Hay visitantes que se quedan más de una semana y sólo ven pájaros o peces servidos en su plato. El nombre tikuna del parque en español signigica Río de las hamacas . Por eso, en el centro de visitantes Yewae éstas son la opción más obvia para descansar. Las personas que no dominan muy bien el arte de dormir en hamaca pueden pedir literas, que aunque no son las camas más lujosas, cumplen el propósito de dormir en posición plana y horizontal. Comer en el Amazonas es también un gran descubrimiento. Usted conocerá decenas de frutas que nunca ha visto y no volverá a ver, como el arazá, el copoazú y el anón amazónico, y en cuanto a pescados no se puede perder el gamitana y el pirarucú, dos especies de pescados de agua dulce que se precian de tener una de las carnes más sabrosas del mundo. Otro plan recomendado es el senderismo, caminatas en compañía de guías locales, quienes con la ayuda de las Cartas del camino de la selva , transmiten las creencias espirituales de la cultura Tikuna mientras se vive una aventura de belleza extrema. En las noches los chamanes llegan para compartir un rato con los visitantes para sus consejos ancestrales sobre el respeto a la tierra y al planeta. Quien visita el Amazonas y su exuberante ecosistema natural será protagonista de su propia aventura por uno de los lugares más hermosos del planeta.
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