El aguardiente, considerado como una bebida espirituosa que se hace a partir de la destilación de la caña de azúcar, llegó a América Latina cuando Cristóbal Colón trajo un vástago de esta planta en 1493 y empezó a ser cosechada por los indígenas del continente.
De este modo, Hugo Álvarez Builes, el maestro ronero de la Fábrica de Licores de Antioquia – FLA-, le contó a Kienyke.com que en 1788 apareció por primera vez el aguardiente en Colombia. Sin embargo, para entonces se trataba de un licor que solo las personas de clase baja consumían.
"En 1810, se empieza a legislar esta bebida por parte de los españoles, quienes empezaron a impartirle impuestos y eso hizo que creciera más. Por otro lado, como el aguardiente era potestad del Estado, en 1919 aparece una declaratoria para crear la Fábrica de Licores de Antioquia, y empezamos a producir este licor para seguir siendo regulados por el Estado", explicó Hugo Álvarez Builes.
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El aguardiente es conocido como una bebida autóctona y propia de nuestra idiosincrasia de Colombia, pues se trata de un producto que contiene alcohol, anís, agua, azúcar -en algunos casos-.
"En la Fábrica de Licores de Antioquia siempre se está innovando y con esto se pretende darle diferentes alternativas al consumidor. El aguardiente sin azúcar, por ejemplo, es un producto que actualmente en el portafolio de la FLA puede estar entre un 65 y un 70% de consumo. Esta es una bebida mucho más funcional porque no tiene azúcar y las personas pueden tomar como un trago más corto, es decir, más delicadamente", contó el experto.
Por otro lado, y ante la idea de trabajar sobre la estigmatización del aguardiente a nivel cultural, la FLA presentó un aguardiente premium con la presentación del Aguardiente Real, el cual conserva como elemento diferenciador, la manera como se prepara.
"Este aguardiente tiene un proceso totalmente diferente, aunque encierra el corazón del Aguardiente Antioqueño. Tiene una presentación especial y un tratamiento diferente. El producto se prepara para luego ser llevado a toneles de roble americano y es aquí donde se encierra la magia de este aguardiente premium. Este proceso es de aproximadamente seis meses para que el aguardiente se suavice y se impregne de diferentes aromas y matices", puntualizó Hugo Álvarez.
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Un licor que crea recordación a nivel nacional e incluso mundial, pues se trata de una bebida que genera experiencias y que desde sus inicios se a maridado de diferentes formas. “Es un producto que no puede faltar en cualquier momento. Es de nuestra cultura, es nuestra base. Hay diferentes formas de tomarlo, y el aguardiente se presta para eso", agregó Álvarez.
Es así como el Aguardiente Antioqueño ha conquistado el mercado nacional e incluso internacional, pues es entendido como una bebida que se adapta a espacios, experiencias, culturas, costumbres para vislumbrar la historia de los ancestros colombianos.