
La ola de violencia que sacude al gremio de las esmeraldas en Colombia volvió a hacer eco el pasado viernes 30 de mayo, cuando Edwin Arnulfo García Marín, escolta de un reconocido esmeraldero, Pedro Pechuga fue asesinado a tiros en una zona periférica de Bogotá. El crimen, cometido a plena luz del día mientras la víctima se movilizaba junto a su madre, parece estar estrechamente ligado a una cadena de homicidios de alto perfil que ha estremecido al sector minero y a las autoridades.
García Marín, de 53 años, trabajaba como escolta para la empresa Hidra Seguridad, compañía que ha captado la atención de los organismos de inteligencia debido a su presunta cercanía con reconocidos clanes esmeralderos y antiguos actores del narcotráfico. Según información revelada por El Tiempo, el escolta prestaba servicio al empresario Edwin Molina, uno de los socios de los recientemente asesinados Juan Sebastián Aguilar, alias ‘Pedro Pechuga’, y Jesús Hernando Sánchez, ambos víctimas de francotiradores en hechos aún sin esclarecer.
Una muerte anunciada en el marco de una vendetta
El asesinato de García Marín no parece un hecho aislado. Fuentes cercanas a las investigaciones sugieren que este crimen sería parte de una vendetta en curso dentro del mundo de los esmeralderos, donde antiguos pactos entre familias poderosas han empezado a resquebrajarse, y los ajustes de cuentas se están cobrando con sangre.
La víctima recibió múltiples impactos de bala, principalmente en la cabeza, lo que indica que se trató de un ataque planeado y ejecutado con sevicia. El cuerpo fue trasladado a Medicina Legal el domingo 1 de junio, donde se confirmó que los disparos fueron a corta distancia y con arma de alto calibre.
Hidra Seguridad: ¿empresa de seguridad o fachada de clanes esmeralderos?
Uno de los elementos que más ha llamado la atención es la relación de García Marín con Hidra Seguridad, una empresa creada en 2022 con un capital inicial de 600 millones de pesos. Pese a su corta existencia, la compañía ha acumulado un historial preocupante, según registros de la Superintendencia de Vigilancia y Seguridad Privada.
Entre los nombres vinculados a la firma figuran personajes con un pasado criminal conocido. Destacan Jorge Luis Blanco Rodríguez, alias el Burro, extraditado a Estados Unidos en 2013; Pedro Guerrero Castillo, alias Cuchillo; y Daniel Barrera, alias el Loco Barrera. Además, uno de sus supervisores, Dionisio de Jesús Vera Olmos, fue identificado como exnarcotraficante desaparecido en Ecuador.
La empresa también aparece relacionada con Edwin Bayardo Molina Castañeda, hijo de la actual alcaldesa de Muzo, Ximena Castañeda, y presidente de la Asociación de Productores de Esmeraldas Colombianas (Aprecol). Todo apunta a que Hidra Seguridad podría estar actuando como brazo logístico o de protección para figuras clave dentro de este conflictivo sector económico.
El regreso del conflicto verde
El mundo de las esmeraldas en Colombia, históricamente asociado con luchas de poder, pactos entre mafias y violencia sistemática, parece entrar nuevamente en una etapa crítica. La muerte de Pedro Pechuga y de Hernando Sánchez hace apenas unos meses ya había puesto en alerta a las autoridades, que ahora investigan conexiones entre estos crímenes y lo ocurrido con García Marín.
Por ahora, la Fiscalía General y la Policía Judicial adelantan indagaciones sobre Hidra Seguridad, sus vínculos empresariales y las relaciones entre sus escoltas y los esmeralderos asesinados. Aunque no se han hecho capturas, las autoridades ya rastrean los movimientos financieros y las rutas de operación de la firma.
Un llamado urgente a la intervención estatal
La creciente violencia en torno al negocio de las esmeraldas ha reavivado el temor de una nueva “guerra verde”, como las vividas en décadas pasadas. Esta vez, con protagonistas renovados, nexos con el narcotráfico y empresas fachada que dificultan la trazabilidad de responsabilidades.
Mientras la ciudadanía espera respuestas, los hechos recientes ponen de nuevo en evidencia la necesidad urgente de intervención estatal en regiones controladas por clanes familiares, donde el poder político, económico y armado se entrelaza peligrosamente.