
Una nueva controversia sacude el panorama educativo y político del país. En el contexto de la consulta popular promovida por el presidente Gustavo Petro y las jornadas de huelga convocadas para el 28 y 29 de mayo, la distribución de una cartilla por parte de profesores de Fecode ha encendido el debate. El material, entregado a estudiantes en instituciones públicas, promueve abiertamente el respaldo a la consulta, lo que ha generado señalamientos de posible adoctrinamiento ideológico.
La polémica estalló luego de que Édgar Romero, segundo vicepresidente de Fecode, confirmara que el sindicato participa activamente en la divulgación de contenidos favorables a la consulta, amparándose en la orientación de la cumbre social y política. Según Romero, la iniciativa responde al hundimiento de la reforma laboral y de la propia consulta en el Congreso, hechos que —afirma— motivan a los educadores a actuar por el “bien del país, del trabajador y del sistema educativo”.
En entrevista con Blu Radio, el directivo aseguró que cerca de cinco millones de estudiantes se quedarán sin clases los días de la huelga, y justificó la protesta argumentando la lucha por mejores condiciones laborales, alimentación y transporte escolar. “¿Es pecado que el educador reclame esas condiciones para sus estudiantes?”, cuestionó.
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El foco del debate, sin embargo, ha estado en la cartilla misma. La pieza, que circula en varias instituciones educativas, no contiene críticas ni visiones contrapuestas sobre la consulta, lo que ha levantado alertas sobre un sesgo ideológico dirigido a menores de edad. Romero rechazó que se trate de adoctrinamiento y defendió la labor pedagógica como un espacio legítimo para fomentar el pensamiento crítico. “¿Los estudiantes no deben conocer esas 16 preguntas?, ¿es pecado que las conozcan?”, preguntó el dirigente.
Romero sostuvo que “la historia de Colombia fue mal concebida” y que iniciativas como esta permiten debatir y formar ciudadanos críticos. Reconoció, no obstante, que la cartilla fue diseñada en un “momento histórico” que coincide con el avance de la consulta, aunque negó que se trate de propaganda política. También apuntó contra los contenidos escolares promovidos por empresarios, a los que acusó de imponer su visión del país en el sistema educativo.
El directivo insistió en que el aula debe ser un espacio para la deliberación política y social, y que impedir el debate sobre temas como la consulta popular va en contra del propósito educativo. No obstante, el hecho de que la cartilla no contemple argumentos en contra ha sido objeto de críticas por parte de diversos sectores.