
En un valiente ejercicio de memoria y denuncia, Valentina Taguado compartió públicamente los episodios traumáticos que vivió durante su niñez y adolescencia a manos de su padre. Lo hizo a través de los pódcast Vos podés y Entre valientes, espacios en los que relató con crudeza los abusos físicos y psicológicos que marcaron su infancia.
Reconocida recientemente por su participación en Masterchef 2025, ella reveló que desde muy pequeña vivió en un ambiente de violencia constante. Uno de los recuerdos más dolorosos que compartió fue el momento en que su padre apuntó con un arma a su madre frente a ella y su hermano. “Psicópata” fue la palabra que usó para describirlo, en un intento de poner nombre al horror vivido.
La violencia no solo era física. Según relató, su padre tenía una obsesión enfermiza con la delgadez. A los 12 o 14 años, ya le prohibía subir de peso, le escondía la comida y hasta artículos de aseo básicos, con el fin de “humillarla”. Este control sobre su cuerpo y su dignidad marcó profundamente su autoestima y su crecimiento emocional.
A los 16 años, Valentina tomó la decisión más difícil de su vida: irse de casa. Aún cursando el colegio, comenzó a trabajar en lo que pudo para lograr independizarse y cortar todo vínculo con su padre. “No podía más”, confesó en uno de los episodios.
Con el tiempo, el contacto fue esporádico. Durante la pandemia, tras enterarse de que su padre atravesaba problemas económicos, le hizo un mercado y se lo entregó. Ese fue el último encuentro. “La última vez que yo me acuerdo que hablé con él fue en pandemia”, recordó.
Sin embargo, el impacto de la violencia no solo se refleja en la relación con su padre. La joven lamentó profundamente la ruptura con su hermano mayor, quien también fue víctima del maltrato. Según explicó, él fue quien recibió los golpes más directos, mientras que a ella la violencia se expresaba de forma más psicológica. Ese desequilibrio, dijo, generó un resentimiento que terminó por fracturar el vínculo entre ambos.
El testimonio de Valentina Taguado ha generado una ola de solidaridad en redes sociales, donde muchos han destacado su valentía por visibilizar una problemática que todavía es tabú en muchas familias: la violencia intrafamiliar y sus cicatrices emocionales.
Su historia no solo resuena por lo crudo del relato, sino por el mensaje de resiliencia que encierra. Hoy, la locutora es una voz pública que, lejos de silenciar su pasado, lo convierte en motor para inspirar a otros. “Contarlo es una forma de sanar”, concluyó en uno de los pódcast.