Arqueros negros, grandes clubes y la desigualdad en el campo de juego

Jue, 26/11/2020 - 17:18
El fútbol, como muchos otros deportes, sigue luchando para que haya una representación negra en los puestos de liderazgo.

En la superficie, la victoria del Chelsea frente al Rennes en la Liga de Campeones hace unas semanas solo fue otro de esos ejercicios de la lista de pendientes que contaminan la etapa de grupos de esa competencia. El Chelsea, el amplio favorito —el equipo con un potencial financiero superior, una escuadra más completa y ambiciones más profundas—, ganó como si fuera un paseo.

Más allá del marcador, no pareciera haber mucho que lo hiciera memorable. Sin embargo, ese juego, como el de vuelta celebrado en Francia el martes, fue una singularidad no solo en la Liga de Campeones, sino en la élite del fútbol europeo en general.

Sorpresiva y problemáticamente, tal vez sean los únicos dos partidos de la Liga de Campeones en esa temporada que tendrán un arquero negro por bando: Édouard Mendy, el cancerbero de 28 años que el Chelsea incorporó en septiembre, y Alfred Gomis, el hombre que lo remplazó en el Rennes.

Pocos deportes practican la igualdad de oportunidades como la predican. Los mariscales de campo negros alguna vez fueron extraños en la NFL, de igual manera sucedió con los participantes negros de los campeonatos de tenis y en los certámenes de golf.

El fútbol, como muchos otros deportes, sigue luchando para que haya una representación negra en los puestos de liderazgo: hay pocos directores técnicos negros e incluso menos ejecutivos negros.

Además, sin duda, abundan las evidencias anecdóticas de que el juego —en Europa, por no decir Estados Unidos o África— alberga un escepticismo muy arraigado en torno a los arqueros negros, un aspecto que se ha instaurado por la falta de análisis, la falta de oportunidades e incluso la falta de reconocimiento.

André Onana, el arquero del Ajax, tiene una historia sobre la vez en que un club italiano le informó que sus aficionados simplemente no iban a aceptar la maniobra de firmar a un arquero negro. Hay otra sobre un exentrenador de la Liga Premier que, cuando le presentaron a dos nuevos reclutas potenciales, desechó de manera descarada al que no era blanco. No tenía que verlo jugar, explicó.

Durante la mayor parte de su carrera en Inglaterra, el exarquero Shaka Hislop estuvo al tanto del estereotipo tácito que lo acompañaba como una sombra y sigue recordando esas ocasiones en las que se le dio voz. Como el día en que, junto con sus compañeros de la selección de Trinidad y Tobago, estaba esperando en un aeropuerto de Nueva York y un agente de migración —sin tener idea de quién era— le explicó, con lujo de detalle, por qué los jugadores negros no eran buenos porteros.

Sin embargo, el problema sigue siendo tan arraigado que lo corroboran las grandes figuras. De las cinco principales ligas de Europa, la Ligue 1 de Francia con sus 20 equipos —donde hubo nueve arqueros negros la temporada pasada y ocho ya han recibido tiempo de juego este año— es un caso atípico. En otras partes, los números son crudos.

Antes de la fecha FIFA de la semana pasada, habían aparecido 77 arqueros al menos un minuto en la Bundesliga, la Serie A y La Liga. Ninguno de ellos fue negro. El año pasado, las apariciones de los porteros negros fueron igual de raras: tan solo 2 de los 92 hombres que jugaron esa posición en Italia y España y tan solo 2 de los 36 que participaron en Alemania.

Las cifras en Inglaterra son casi igual de sorprendentes. Aunque Mendy se ha consolidado con rapidez en el Chelsea, los otros cinco arqueros negros que están registrados en la actualidad con escuadras de Liga Premier, entre ellos el internacional estadounidense Zack Steffen en el Manchester City, todavía no participan en la liga.

En todas las ligas de la élite europea se presenta ese contraste entre la insignificante cantidad de cancerberos negros y la cantidad de jugadores negros en cancha que es difícil descartarlo como una coincidencia o la ilusión de una fotografía instantánea. Los arqueros negros tienen una infrarrepresentación crónica en el fútbol de Europa. Los africanos son todavía menos comunes.

Por ejemplo, todos los años, las potencias tradicionales de África occidental tienen decenas de futbolistas en las alineaciones de las principales ligas europeas. No obstante, los arqueros titulares de Nigeria, Costa de Marfil y Ghana siguen jugando en África. Además, aunque ningún país africano ha producido tantos arqueros de élite como Camerún, de donde salieron Jacques Songo’o y Thomas N’Kono para jugar en España y Joseph-Antoine Bell (quien tuvo una larga carrera en Francia), el mejor guardameta de esa nación, Fabrice Ondoa, todavía no deja el máximo circuito belga por una de las marquesinas de Europa.

El primo de Ondoa —y su compañero de selección—, Onana, al menos juega la Liga de Campeones con el Ajax. Sin embargo, tan solo Senegal, con dos arqueros —Mendy y Gomis— en el campo de la competencia más importante de clubes en el mundo, puede decir con confianza que tiene a dos porteros compitiendo en el nivel más alto del fútbol profesional.

Mendy no tiene una explicación sobre esa situación. Como lo dijo en su presentación como jugador del Chelsea, tal vez esté relacionado con el “perfil” de los jugadores que quieren los entrenadores. Otros tienen explicaciones distintas y más arraigadas.

“Solía existir un estigma relacionado con la idea de que hubiera un mariscal de campo negro en la NFL”, opinó Tim Howard, el exarquero del Everton y de Estados Unidos. “Había esa idea de que no eran tan analíticos”.

Howard cree que la escasez de guardametas negros está relacionada con eso. Desde hace tiempo, el fútbol se ha considerado a sí mismo como una meritocracia —al menos en el campo de juego— que ha superado estereotipos antiguos y perjudiciales. No obstante, si se ahonda un poco, permanece su influencia perniciosa. Por ejemplo, en términos estadísticos, los jugadores negros son menos susceptibles de jugar en el mediocampo de contención o creación y son mucho más propensos a recibir halagos de los comentaristas por atributos físicos como la resistencia y la potencia que por cualidades más intangibles como la “inteligencia” y el “liderazgo”. Y pareciera que es muy rara la ocasión en la que les dan la oportunidad de participar en el arco al nivel más alto de Europa.

Mendy acepta que le corresponde ayudar a revertir el estereotipo. Según él, lo único que puede hacer es “demostrar que de verdad rindo en este nivel y tal vez cambiar las mentalidades de la gente sobre estos temas”. No obstante, para quienes han tenido que soportar los mismos prejuicios, y que pasaron sus carreras esperando a ser agentes de cambio, ese es parte del problema.

Hislop, quien ahora es comentarista de ESPN, se centra en el caso de Jordan Pickford, el actual guardameta titular del Everton y la selección nacional de Inglaterra. Pickford ha estado bajo el escrutinio los últimos años porque se le han percibido errores técnicos en su forma de jugar y por una tendencia hacia la impetuosidad. “Todo el mundo está bajo la lupa de vez en cuando”, comentó Hislop.

La diferencia es que, cuando Pickford comete un error, “nadie usa sus actuaciones para proclamar que los jugadores blancos no son buenos arqueros”, denunció Hislop. Si Pickford yerra, su reputación es la única que sufre.

Según Hislop, a los guardametas negros no les permiten el mismo privilegio. Le ocurrió durante su carrera, como si cada error individual fuera usado como una prueba concluyente de que todos “los arqueros negros cometen errores”, señaló. Y eso no solo le pasó a él: Hislop creía que, cuando David James, un arquero del Liverpool, el Manchester City y la selección inglesa, cometía errores, esos errores eran prueba fehaciente del estereotipo.

Carlos Kameni, un exseleccionado camerunés que pasó la mayor parte de su carrera en el Espanyol de la liga de España, comentó que estaba seguro de que la escasez de arqueros negros no era “una forma de racismo”.

Según Kameni, si un guardameta tiene las capacidades necesarias, alguno de los grandes clubes de Europa lo contratará y usa la llegada de Mendy al Chelsea como una evidencia fehaciente. Para Kameni, el problema es mucho más sencillo. “No hay suficientes arqueros negros con las aptitudes necesarias”, comentó en una serie de mensajes de WhatsApp.

Sin embargo, esas dos cosas no están desconectadas. Según Hislop, el problema no es solo que los entrenadores sean menos propensos a darles una oportunidad a los arqueros negros en ciernes para que demuestren sus talentos, sino que los jugadores negros tienen menos modelos que prueben que pueden tener éxito. “No tienen un ejemplo a seguir”, mencionó.

Los prejuicios, tácitos o no, pueden ser expuestos. Los círculos viciosos se pueden cortar de tajo o incluso se les puede revertir. Mendy, Gomis, Onana y el resto pueden ayudar en ese proceso. Pero lo vergonzoso es que tengan que hacerlo.

Por: Rory Smith

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