¿Mejor suerte para el 2021? Pruebe con un agüero

Mar, 22/12/2020 - 12:00
Kienyke.com llegó hasta la Plaza Samper Mendoza, en la localidad bogotana de Los Mártires, en busca de los mejores rituales para sacarse la mala suerte en el año que empieza.

La plaza Samper Mendoza queda a unos cuantos metros de la Plaza de Paloquemao, en el centro de Bogotá. Se diferencia de esta plaza, y de cualquier otra en la ciudad, por varios motivos. El primero de ellos es que la Plaza Samper Mendoza solo se dedica a vender hierbas. Entonces, las enormes cargas que llegan hasta allá son atados de ruda, cidrón, manzanilla, hierbabuena, paico y muchas plantas más. A la distancia se siente un olor a aguas aromáticas que es más intenso conforme se camina hacia el lugar. Esto le ha ganado el nombre de Plaza de las Hierbas.

Hay otra diferencia importante. Mientras las otras plazas están terminando la jornada y cerrando las puertas cuando cae la tarde, la Samper Mendoza apenas se está surtiendo a esa hora. Los conductores de los camiones, los coteros y los dueños de los puestos se reúnen a las afueras de la plaza para esperar a que se abran las puertas y acomodar la mercancía, que es vendida entre siete de la noche y seis de la mañana. Los puestos de tinto y bebidas calientes, que son típicos en la Bogotá madrugadora, aparecen para calentar el espíritu de estos trabajadores noctámbulos.

Descarga de ruda

Hierbas amargas, hierbas dulces

Son las seis de la tarde. Las vendedoras de aromática, de acento evidentemente venezolano, les cobran vasitos fiados a los camioneros entre chistes y chanzas. El viento frío pasa con fuerza. Con bebidas calientes y cigarrillos, los trabajadores le hacen el quite al frío mientras se abre la plaza. 

Mientras tanto, Mauricio, un vendedor de ruda, cuenta que esta planta es de las más compradas por la clientela. Cuando se le pregunta si la compran para hacer rituales de la suerte, dice “la gente la compra para muchas cosas. Casi siempre es pa’ remedios, pa’ purgar; pero sí, hay gente que la compra para quitarse la mala suerte. La hierven y se bañan con ella. La ruda se lleva lo malo”.

Uno de los coteros dice que la ruda atrae la buena suerte y trata de demostrarlo con una anécdota. En una ocasión se llevó un pequeño atado con él para un partido de banquitas y se encontró $30 mil pesos, “cuando yo era chinche y $30 mil pesos valían algo, porque hoy en día no valen nada. Hoy, con $30 mil usted se compra tres corrientazos y ya se acabaron, su persona”.

Mauricio recordó el agüero de las siete hierbas, que en realidad son catorce: siete dulces y siete amargas. Este agüero se usa para limpiar las malas energías del año que se va y prepararse para lo bueno que se viene. Las hierbas amargas se ponen a hervir en una olla para que suelten la esencia, como quien prepara un agua aromática, y la persona se baña con ellas. Lo propio se hace con las dulces, por separado.

Según explica, el baño debe hacerse en una dirección específica. Si la persona se está bañando con las hierbas amargas, debe frotarse “de pa’fuera”: de arriba abajo y desde el centro del cuerpo hacia el fin de las extremidades. Si, en cambio, el baño es de hierbas dulces, debe hacerse “pa’ dentro”: desde las extremidades hacia el centro del cuerpo.

Recita la lista de hierbas como una retahíla; mientras las dice, extiende los dedos del uno al siete frente a los interlocutores, como un niño que recuerda las tablas de multiplicar porque le servirán más adelante en la vida. Por supuesto, la ruda estaba en primer lugar. 

Sin embargo, nos dimos cuenta de que las listas de hierbas amargas y dulces cambian entre una persona y otra. De hecho, hubo una discusión entre Mauricio y otro de los vendedores por dos ítems de la lista. No, esa no. Sí, esa sí. Esa no es amarga sino dulce.

La discusión concluyó cuando todos estuvieron de acuerdo en que el secreto del agüero es tenerle fe: según ellos, no sirve si se hace por curiosidad. Es necesario que la persona esté confiada en que funcionará para que surta el efecto.

 

Plaza Samper Mendoza

Champañas y espigas para dar y convidar

Dieron las siete de la noche. A las afueras ya están ubicadas algunas personas que no tienen local y desde la calle venden sus productos. Había costales de abono, las poinsettias de moda por la temporada y toda clase de plantitas vivas, que resisten al frío quemante y tratan de destacar en la calle pobremente iluminada para que alguien las elija y se las lleve para alegrar una casa.

A esta hora se abren las puertas de la Samper Mendoza. Comienzan a entrar y salir personas con sus pequeños atados, empacados en hojas de periódico o bolsitas negras. Una vigilante detiene el paso de las caras nuevas para tomar datos personales y medir la temperatura. No hace esto con los comerciantes, que entran apurados y con las arrobas de limonaria en la espalda; solo con quienes van a comprar o a mirar. “Su brazo está helado; a ver la mido con el cuello”, dice con sorpresa, como si no sintiera esos 12°C que cortaban la piel. 

Al preguntarle dónde conseguir cosas para la suerte, indicó dos lugares. Después se supo que ambos son administrados por la misma persona: Ana Lucía, una mujer que heredó de su padre y su hermano un negocio de tres décadas, y ahora emplea a sus hijas allí.

La tienda esotérica

Los negocios de Ana Lucía están muy bien iluminados y surtidos. Frente a ellos destacan las canastas con productos para atraer la suerte en el año nuevo, recién llegados y a la espera de sus entusiastas compradores. Las vitrinas exhiben extractos para todo tipo de propósitos. Hacia adentro hay estanterías con botellas y velones. 

Llama la atención que ella vende el kit de las hierbas dulces y amargas, ya hervidas, embotelladas y encimadas con dos jabones debidamente etiquetados y dos pequeñas esencias: una miel, que debe mezclarse con el agua de hierbas dulces, y un extracto de cuerno de ciervo —que, de nuevo, no es la sangre de un pobre ciervo sacrificado en el nombre de la buena suerte, sino otra planta con apariencia de hojas caídas— para el agua de hierbas amargas.

Agua de las siete hierbas

Al preguntarle sobre los productos que la gente busca en un día no navideño, Ana Lucía presenta primero la pequeña botella de Juan del Dinero, extracto de planta cuyo nombre se explica solo. También muestra la sangre de drago, en una caja amarilla con una gota roja, que no es sangre de reptil sino resina de látex y es buscada para aliviar problemas gástricos. 

También presenta el extracto de destrancadera, una planta muy popular en la plaza, que ayuda a zafarse de la tranca —”digamos, que en el trabajo no le va bien o que de pronto no consigue trabajo”—. Otros extractos de plantas incluyen el abrecaminos y el amarrado, “que lo usan las señoras pa’ agarrar al hombre”, según cuenta entre risas. 

Por otro lado, ella cuenta que muchos clientes llegan allí más por casualidad que por recomendación: están comprando hierbas en otros sitios, son atraídos por los colores del local y se acercan a preguntar por sus intenciones personales, como el trabajo y el amor. Durante la cuarentena se bajaron las ventas, pero ella dice que han conseguido recuperarse y esperan que se mantenga la tendencia “con ayuda de Dios”.

Los productos de navidad y año nuevo están pensados para uso personal y para regalar. Por ese motivo las botellitas de champaña —que es roja y no se puede tomar; solo usarla para lavarse el cuerpo— vienen envueltas en una elegante malla roja, verde o amarilla y con todos los juguetes para hacer el ritual completo. Viene con un paquete de sal, que “es para limpiar” y debe aplicarse primero. Después, la persona se debe bañar con la champaña-que-no-es-champaña y enjuagarla con el jabón allí incluido. Después, se prende el pequeño atado de sahumerio y se prende la velita mientras se pide un deseo.

Acto seguido, Ana Lucía muestra las espigas, que están adornadas con una cinta de colores, legumbres y pequeñas réplicas de billetes de alta denominación. Dice que con ellas se puede decorar la mesa en la que se servirá la cena y que también son buenas para obsequiar junto con otros detalles de navidad.

Espigas de año nuevo

Ana Lucía también muestra también los paquetes de sahumerio que la gente se lleva para purificar su casa. El kit tiene incienso, estoraque, mirra, romero, palosanto, colofonia, un puñado de azúcar que por alguna razón está pintada de morado y un pedacito de carbón para facilitar la quema. 

También dice que las personas se llevan velones de colores para todas las intenciones posibles; especialmente salud y amor. Según ella, una vela blanca con roja, que ellos llaman Dominio, tiene la cualidad de dominar a un ser amado sin hacerle daño. Al preguntarle si eso no tenía consecuencias a largo plazo, respondió confiada que no. 

Ana Lucía se despide invitando a las personas a acercarse a la única plaza nocturna de la ciudad y que allí busquen los productos esotéricos, que ella describe como “muy buenisísimos” para recargar energías y empezar con actitud un año que pinta ser tan duro como el que termina.

Productos de año nuevo
Creado Por
Erika Mesa Díaz
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