En sí misma, una canción es una historia. No ‘historia’ en el sentido tal de la palabra, con introducción, nudo y desenlace, sino historia por todo lo que puede contener. Hay un mensaje, una o un protagonista. Y está, por supuesto, el relato del compositor, lo que vio o vivió para inspirarse, lo que hizo, y cómo encontró los acordes precisos para que la música expresara lo que quería decir.
Detrás de muchas de las canciones que oímos casi que a diario hay una historia que va más allá de lo que dice la letra o de la estructura rítmica. Ahora va a poder leer algunas de esas historias.
‘Caraluna’, Bacilos
La historia de esta canción es trágica y triste. Narra la historia de la novia de Jorge Villamizar, compositor de la banda. Ella se ahogó en el mar. El tema es el corte promocional del primer álbum del grupo, llamado también Caraluna, que se lanzó en 2002 y que ganó un Premio Grammy en la categoría ‘Canción del año’. Desde el inicio se siente lo que la letra significa:
“Quién dice que no duelen
las huellas en la arena,
tu huella el mar se la llevó
pero la luna sigue ahí
y esa luna es mi condena”.
El ‘Unicornio azul’, Silvio Rodríguez
Esa es una de las canciones más conocidas del popular intérprete cubano. Algunos dicen, y es la historia más aceptada, que Silvio hablaba de un jean. En esos tiempos (principios de los 80) tener un Levis era muy difícil en Cuba. El cantante era uno de los pocos que se daba ese lujo. Un día lo lavó y lo dejó en el tendedero. Cuando lo fue a buscar ya no estaba. Por eso escribió “Mi unicornio azul ayer se me perdió, pastando lo deje y desapareció. Cualquier información bien la voy a pagar”.
‘La quiero a Morir’, Francis Cabrel
Aparentemente es una canción de amor. Efectivamente la letra de la canción muestra una relación romántica muy íntima y poética. Dicen que se la compuso a una amante; otros que fue a su madre. Sin embargo la versión más aceptada es que Cabrel le hizo la canción a la marihuana. Viendo la letra entre líneas cobra sentido esa teoría:
“Ella para las horas de cada reloj
Y me ayuda pintar transparente el dolor
Con su sonrisa
Y levanta una torre
Desde el cielo hasta aquí
Y me cose unas alas
Y me ayuda a subir
A toda prisa, a toda prisa
La quiero a morir”.
‘De música ligera’, Soda Stereo
Es la canción más recordada de la mítica banda de rock Soda Stereo. Se lanzó en 1990 como parte de Canción animal, quinto álbum de la banda. Empezó a tomar forma cuando Gustavo Cerati encontró en la casa de sus padres una compilación que se llamaba “Clásicos ligeros de todos los tiempos”. Así, la musa de la canción era la música.
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En una entrevista Cerati dijo que “De Musica Ligera es una de las canciones mas instantaneas que he escrito. Lo primero que siempre escribo es el estribillo, que aquí fue: “de aquel amor de música ligera”. Después habla de la música en sí: “ella durmió al calor de las masas y yo desperté queriendo soñarla”. ¡Es eso, es la música hablando! Entre nosotros sentíamos y sabíamos que ese tema iba a reventar”.
‘En el muelle de San Blás’, Maná
La canción habla de una mujer que, en 1971 tenía todo listo para casarse con su prometido, un pescador llamado Manuel. Una mañana él salió a pescar y nunca más volvió. Dicen que murió por el paso de una tormenta tropical. También cuentan que la desaparición de su amado sumió a la mujer en tal nivel de tristeza que se volvió loca. Desde entonces y hasta la muerte de ella, estuvo esperándolo, vagando por el muelle.
En el muelle del Puerto de Vallarta ella se encontró con Fher, vocalista de Maná, a quien le contó la historia que el convirtió en una canción que dice:
“Ella despidió a su amor
el partió en un barco
en el muelle de san Blás.
El juró que volvería
y empapada en llanto ella juró
que esperaría.
Miles de lunas pasaron
y ella siempre estaba en el muelle
esperando”.
