En 1992, el ciclista español Miguel Induraín fue llamado por uno de sus compañeros del Tour de Francia "extraterrestre". Años después, el mismo Lance Armstrong dijo a la prensa: "no es humano". Induraín es el único deportista que ha ganado cinco veces consecutivas esta competencia. Su corazón, más grande que el de cualquier otro mortal, lo ha convertido en un fenómeno de la naturaleza.
A través de este campeón, apodado 'La moto', José Calabuig, director del Servicio de Cardiología Intervencionista de la Clínica Universidad de Navarra, descubrió cómo funciona el cuerpo de un ciclista antes, durante y después de la competencia que obliga a los deportistas a pedalear durante tres semanas sin parar.
El Tour de Francia es una competencia con más de cien años de tradición. Es reconocida en el deporte por la exigencia y resistencia de sus participantes. Para el doctor José Calabuig, con más de treinta años de experiencia en medicina deportiva, los ciclistas son superdotados físicos. Capaces de bombear grandes volúmenes de sangre y transportar altas cantidades oxígeno a su cuerpo. También resalta la fortaleza mental y de sufrimiento. Pero no deja a un lado el corazón, pulmones y calidad de los músculos esqueléticos: piezas claves en el rendimiento de estos atletas. “Aunque dopemos a un ciclista si no ha hecho un buen entrenamiento y no está preparado, no puede correr el Tour”.
El ciclista español Miguel Induraín ganó cinco veces consecutivas el Tour de Francia.
“Para ir al tour como mínimo se necesitan entre tres y cinco meses de sufrimiento, en un entrenamiento dirigido”, dice Calabuig. Tiempo suficiente para aumentar el tamaño del corazón; órgano responsable de muchos triunfos. “Los campeones tienen más grande el corazón, en especial, el ventrículo izquierdo. Casi el doble de lo normal”. A través de este, se consigue mejorar la capacidad de trabajo, obtención de la energía en los músculos, velocidad y resistencia. Todo se logra con rutinas de dos y tres horas sobre la bicicleta.
Durante el recorrido del Tour de Francia –cerca de tres mil kilómetros–, los ciclistas consumen calorías y agua de manera impresionante. A diario, el cuerpo de un atleta puede perder entre ocho mil y once mil calorías. Sin embargo, el ciclista recupera las pérdidas con desayunos y cenas de más de las tres mil calorías cada una. En los avituallamientos, puntos donde se entregan alimentos como barras energéticas, galletas de fibra y banano, pueden ganar 1500. Pese al alto consumo de calorías, un deportista pierde entre uno y tres kilos de grasa en esta competencia.
La recuperación consiste en permanecer como mínimo tres o cuatro días sin hacer nada. Luego, el ciclista vuelve a la bicicleta para hacer ejercicios de mantenimiento. Movilizar las articulaciones, el cuello, rodillas, cadera y brazos. Una semana después, estará listo para competir.
El ciclista colombiano Abelardo Rondón fue pacientes del médico José Calabuig.
El doctor José Calabuig, quien trabajó con ciclistas como Ángel Arroyo, José Luis Laguía, Miguel Induraín, Abraham Olano y el colombiano Abelardo Rondón, admite que un amigo suyo le propuso trabajar con Lance Armstrong, en 1998. Sin embargo, no aceptó. “No sabe las gracias que doy por no haberme metido en aquel lío”.
Sobre el dopaje, Calabuig dice que no se puede generalizar. “Quizá, lo que ha dicho Armstrong que es necesario tomar un dopaje para ganar siete veces, probablemente en su caso sea cierto. Pero hay ciclistas con otros records como Eddy Merckx –ganador cinco veces del tour– quien probablemente no tomó ninguna sustancia. Yo creo que el ciclista es una víctima del sistema. Algunos toman cosas, pero no sirven para nada. No les supone ningún beneficio. Insisto, son personas con una capacidad física espectacular”.
El ciclista Lance Armstrong admitió hace pocos días en una entrevista que se dopó para ganar el Tour de Francia.
El doctor recuerda que en los años sesenta había algunas sustancias dopantes en auge como las anfetaminas, testosterona y corticoides. Se le llamaba los años de barra libre porque cada uno toma lo que le daba la gana.
“Con Lance Armstrong no me lo acababa de creer. Yo lo defendí hace años cuando la gente me decía que este hombre tomada sustancias. Pensaba que después de haber superado el cáncer, este hombre había adquirido una gran fortaleza mental. Creo que si no las hubiera tomado, no habría ganado siete veces el Tour de Francia. Quizá por la avaricia o el afán de conseguir muchas cosas cayó en la trampa del dopaje. Yo creo que es un gran ciclista y deportista. Ha caído en la trampa que le ha puesto el mundo del ciclismo”.
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Lun, 21/01/2013 - 18:36
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