Una de las tantas cosas que me agradan de la ciudad de Bogotá, es la de tomar a tiempo un taxi y al momento de abrir la puerta y sentarme, se note la limpieza y el orden en el vehículo, pues es una muestra de que el conductor es consciente que al prestar el servicio de transporte, él es su propio gerente y refleja el amor y experiencia por su oficio. Con este marco referencial, me dispongo a estar receptivo a muchas de sus charlas, anécdotas, cuentos e historias.
Tal es el caso del señor Edilberto Gómez, propietario de uno de los taxis amarillos que con su cultura, ayudan a mejorar la imagen de esa empresa. Contrastando tristemente, con la de algunos choferes que con actitud displicente, estresados y malgeniados, ofrecen un servicio muy regular, y me hacen imaginar que así como descuidan los vehículos, se descuidan a sí mismos y quizás a sus propias familias. Definitivamente, uno sólo puede dar de lo que tiene.
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Don Edilberto me cuenta que no tuvo educación formal y proviene de un hogar campesino. Sin embargo, su tono de voz es pausado, respetuoso y agradable, y su memoria e inteligencia son innatas.
Lo primero que le comento, es del tremendo frío de Bogotá el cual está afectando mi salud pues es cambiante y polarizado, y todo lo que cambia intempestivamente genera desconfianza.
A lo que nuestro protagonista responde: “¿Sabía usted que Bogotá tiene uno de los mejores climas del mundo? Me lo contó un médico de la Clínica Shaio, a quien recojo algunas veces para llevarlo a su trabajo”.
Sorprendido le pido que me explique esa aseveración del mundo y con todo el gusto contesta mi interlocutor: “Bogotá oscila en temperaturas de entre los 10 oC a 22 oC grados, y efectivamente tiene cambios intempestivos entre los 4 oC y 18 oC grados. Estos 12 grados son soportables por los bogotanos, quienes no necesitan de pesadas chaquetas para asimilar estas temperaturas.
Sin despegar sus manos del timón del taxi y concentrado en llevarme a mi destino, Edilberto continua con su narración:
Mientras que en los países nórdicos durante el verano la máxima temperatura es entre los 10 oC y 14 oC grados, y en otros países de Europa, se ven representados estos cambios en temperaturas extremas de 46 oC grados. Durante las otras estaciones (otoño, invierno y primavera) el clima registra por debajo de los 0 oC grados.”
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Durante los 50 minutos que duró el viaje, escuché datos de la NASA acerca de las explosiones solares y su influencia en los cambios climáticos del mundo, y de algunas historias y cuentos que le narraban sus abuelos. Al parecer a este comunicativo conductor no le faltaban historias que contar.
Todo esto me hizo rememorar al poeta español León Felipe Camino (1884, Tábara – 1968, Ciudad de México), autor del poema “Sé todos los cuentos”, quien fue un valiente crítico que luchó contra las injusticias sociales.
[caption id="attachment_1150135" align="alignnone" width="1024"] El poeta español León Felipe Camino. Cortesía Armando Martí[/caption]
Conoció la prisión agobiado por las deudas; fue actor de teatro y pudo graduarse como farmacéutico. Vivió muchos años en México siendo agregado cultural de la embajada española, y profesor de Literatura en varias universidades latinoamericanas.
Sus versos y prosa se destacan por la sencillez y profundo conocimiento de las emociones del ser humano, las cuales son descritas desde las situaciones cotidianas:
“Yo no sé muchas cosas, es verdad.
Digo tan sólo lo que he visto.
Y he visto: Que la cuna del hombre la mecen con cuentos, que los gritos de angustia del hombre los ahogan con cuentos, que el llanto del hombre lo taponan con cuentos, que los huesos del hombre los entierran con cuentos, y que el miedo del hombre... ha inventado todos los cuentos.
Yo no sé muchas cosas, es verdad, pero me han dormido con todos los cuentos... y sé todos los cuentos.”
Estoy de acuerdo. Tantas historias y cuentos que reposan en la mente subconsciente han ayudado a formar nuestra alma, y en el largo camino de la evolución el hombre necesita escuchar muchas historias que le generen ánimo, apoyo y sentido, con el fin de soportar y superar las vicisitudes de la vida diaria.
Desde muy pequeño, mi abuelo Campo Elías me leía antes de dormir las narraciones de Julio Verne, que futurizaron mi vocación de explorador de cientos de aventuras misteriosas y desconocidas, las cuales descifré en mi camino hacia el descubrimiento de la verdad.
Como diría el médico y terapeuta Gestalt Jorge Bucay en su libro “Cuentos para pensar” (editorial Océano de México): “¡Lo que es, es! … ¿Esa es la verdad?” Esto me llevó a plantearme que los hechos y las situaciones, son como son, y que lo que es real no siempre resulta conveniente que lo fuera.
[caption id="attachment_1150136" align="alignnone" width="1024"] Cortesía Armando Martí[/caption]
Una situación no es como debería ser. No es como me dijeron que iba a ser. No es como fue. No es como será mañana. Todo mi exterior es como es.
Si entendemos esta realidad presente, habilitaremos una acción para cambiar la realidad misma. Por eso agrega este querido autor y maestro de psicoterapia: “Yo soy quien soy. Entonces: Yo no soy el que quisiera ser. No soy el que debiera ser. No soy el que mi mamá quería que yo fuera. Ni siquiera soy el que fui. Yo soy quien soy”.
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Cuando no admitimos la realidad o negamos la posibilidad de la experiencia personal, nos exponemos a la frustración de no descubrir quiénes somos. El resultado de ese dilema, es la aparición de las enfermedades psicosomáticas, las neurosis y muchos trastornos de la personalidad.
Cuentos tibetanos para amar la paz y la calma
Lun, 29/07/2019 - 08:31
Una de las tantas cosas que me agradan de la ciudad de Bogotá, es la de tomar a tiempo un taxi y al momento de abrir la puerta y sentarme, se note la limpieza y el orden en el vehículo, pues es una