Con un discurso que tradujo al latín, el periodista Gustavo Álvarez Gardeazábal volvió a sus tiempos de escritor y profesor de letras en la Universidad del Valle. Su alma mater, donde estudió literatura, le entregó el Doctorado Honoris Causa en un acto que, más que una ceremonia, fue un verdadero ritual académico. Álvarez Gardeazábal leyó un texto que recordó su prosa en Cóndores no entierran todos los días, que escribió a los 25 años. En el acto también se conmemoraron los cuarenta años de su publicación.
Junto a él estaba el rector de la universidad, Iván Ramos; el decano de literatura, Darío Henao; el secretario general, Óscar López, quien también leyó un mensaje; los académicos Julián Malatesta, Carmiña Navia y los escritores Harold Alvarado Tenorio y Fabio Martínez. Más de cien personas acompañaron a Álvarez Gardeazábal, amigos y políticos del Valle del Cauca. Desde Bogotá viajaron la contralora Sandra Morelli, el auditor general Iván Darío Gómez Lee, el Presidente de la Corte Suprema Tarquino Pacheco, quien se quedó en el cuarto del hotel porque no llevó guayabera blanca sino camisa rosada; el director del Inpec, general Gustavo Ricaurte, y los empresarios Alberto Ríos y William Vélez.
El rector de la Universidad del Valle le toma el juramento.
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