Enrique Rios, un héroe sin capa en Venezuela

Sáb, 30/06/2018 - 15:01
Con la situación actual en Venezuela parece no haber espacio para nadie. Son cada vez más los ciudadanos que tienen que dejar a sus familias, sus hogares, una vida atrás, para sobrevivir en un nuev
Con la situación actual en Venezuela parece no haber espacio para nadie. Son cada vez más los ciudadanos que tienen que dejar a sus familias, sus hogares, una vida atrás, para sobrevivir en un nuevo lugar al rededor del mundo. Por eso suena impensable que en Venezuela hayan personas que se toman el trabajo de mirar a su alrededor y descubrir aquellos que van quedando atrás solos y desprotegidos, como los animales. Entre las miles de personas que siguen en este país, Enrique Rios, destaca.  Es un joven venezolano de 27 años, oriundo de San Fernando de Apure, quien comprendió este panorama y desde hace años se dedica a cambiar la vida de cientos de animales que viven a la deriva en un país donde las oportunidades y la comida es escasa. [single-related post_id="900022"]

El dolor que cambió su vida

Desde niño demostró su amor por los animales y la naturaleza, pero creció en una zona ganadera donde el coleo era una de las actividades más comunes en las celebraciones de su estado. A los cinco años, influenciado por esta costumbre familiar, quiso incursionar en este mundo y convertirse en el jinete que persigue al toro. Tiempo después, asistió a un evento de coleo y vio la realidad sobre esta práctica. En lo que según él fue un "coleo efectivo", el toro cayó al suelo, se fracturó su pata delantera y perdió el control sobre su cuerpo, y no se pudo levantar más. Mientras tanto, la gente indiferente al dolor del animal festejaba y le doblaba la cola para que se pusiera en pie. El animal sin fuerza, se quedó tumbado por lo que fue sacado a rastras del escenario para finalmente morir. "Yo vi cómo lo pusieron detrás de las gradas, lo seguí con la mirada porque me preocupaba saber que estaba mal. Recuerdo que agarraron una pistola y le dieron un tiro en la nuca. Eso me marcó", recuerda intacto el venezolano. Después de la traumática experiencia, Enrique entendió que ese no era su lugar. "Me pregunté qué hacía ahí, si a mi me gustan los animales, si yo quiero a los animales y los cuido, por qué asistía a ese tipo de eventos". Y esa fue la última vez en su vida que asistió al coleo. Desde ese momento, su vida cambió y rescató de las calles a aves, gatos y perros que en su momento no fueron dados en adopción sino se volvieron fieles amigos de infancia y encontró en esa labor una vocación que durante años lo acompañó. https://www.instagram.com/p/BRQgq7cDeWO/?taken-by=enriqueriosrescateanimal Aunque quiso ser veterinario terminó convirtiéndose en un licenciado de Educación Física, pero nunca abandonó su pasión por los animales. Con el tiempo, mientras estaba en la universidad, decidió mostrar su trabajo para inspirar a otros a luchar por defender a esas inocentes criaturas que en las calles se debatían entre la vida y la muerte. Hoy, Enrique tiene un refugio para animales que levanta a diario con el apoyo de uno de los pocos amigos que le quedan en el país. Hace "trabajitos" para mantener a sus animales, se encarga de sostenerlos en solitario y con una que otra donación de concentrado, insumos médicos o ropa veja que se convierte en la cama de gatos y perros que a diario circulan por allí. Las redes sociales se han convertido en su herramienta fundamental para lograr mayor ayuda para sus animales. Cada posteo del considerado 'héroe sin capa venezolano' logra más de dos mil 'likes'. Enrique podría recordar la historia de cada animal que ha rescatado, para él todos son únicos, tienen un pasado y con suerte consiguieron un futuro. A su mente viene siempre el caso de Dyno, un perro que se quedó con él después de ser rescatado de una situación critica de dermatitis. https://www.instagram.com/p/BjqMZMOn0Re/?taken-by=enriqueriosrescateanimal "Ver el antes y el ahora de Dyno es algo que me deja completamente sorprendido. Solamente Dios y yo conocemos toda la constancia, todo el trabajo que hubo detrás de esto para lograr estos resultados. La gente cree que se trata solo de colocar medicamentos, pero esto es una terapia de amor".
"Cada vez que rescato un animal se siente lo bonito de hacerlo y eso te deja inspirado para seguir con esto".
A través de sus redes sociales comparte muchos de estos casos y uno de los que más conmocionó a sus seguidores es el de Catire, un pequeño gato al que un golpe propiciado por una persona despiadada le sacó el ojo de su cráneo. Para Enrique la lucha por salvar esta inocente vida fue incansable. "Lo encontramos en una situación crítica, me siento feliz porque todo el esfuerzo que hicimos para salvar a Catire se ve recompensado, el es un gato feliz y hoy tiene un hogar". https://www.instagram.com/p/BfZabCbjHaI/?taken-by=enriqueriosrescateanimal

Ayuda sin limites

Pero Enrique ha superado sus propias limitaciones, hace un tiempo llegó a él una osa hormiguera con una herida que solo buscaba arrebatarle la vida, para él fue un reto porque los animales silvestres no son su especialidad, pero esto no fue un obstáculo para que con ayuda de amigos de otros países le salvara la vida. [single-related post_id="842868"] "Me la trajeron casi muerta, nunca había tenido experiencia con animales de ese tipo. Afortunadamente con el apoyo de amigos especialistas logré que la pequeña se recuperara y después de mucho tiempo liberarla. Ahí es ese choque de emociones en el que no quieres que se vaya pero sabes que se tiene que ir". https://www.instagram.com/p/BfDpq2Vj5qm/?taken-by=enriqueriosrescateanimal Como consecuencia de la situación económica del país, el refugio de Enrique se convirtió en el único de su estado, lo que lastimosamente bajo las circunstancias actuales es una presión más que un privilegio. Se siente agobiado por quiere dar siempre más, le rompe el corazón pasar por el lado de animales que necesitan ayuda y no tiene cómo brindárselas "Siento que cae un gran peso sobre mis hombros al ser prácticamente la única persona  que rescata animales y que salga a las calles a desperdiciarlos o darles de comer. Es muy lamentable, me duele no poder hacer más pero entre tanta crisis hay que mantenerse y seguir adelante", expresó el apureño que en sus palabras demuestra que la constancia no tiene limites.
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