“Estoy harta de responder siempre las mismas preguntas”

Vie, 26/10/2012 - 09:30
Llegué al apartamento de Isabella Santo Domingo muy prevenida. Me habían advertido que era engreída, egocéntrica e impotable. El lugar, situado en Rosales, estaba lleno de gente. Ella acababa de t
Llegué al apartamento de Isabella Santo Domingo muy prevenida. Me habían advertido que era engreída, egocéntrica e impotable. El lugar, situado en Rosales, estaba lleno de gente. Ella acababa de terminar una entrevista y un grupo de periodistas desmontaban sus equipos. Una mujer se despedía de Isabella efusivamente mientras ella sonreía obligada. En otra habitación, un escritorio y dos mujeres: su asistente y una socia. Una más seria que la otra y ambas más arregladas que ella. Están trabajando en los últimos detalles de www.despechmode.com, una red social que Isabella se inventó para los despechados. La idea es jugar y desahogarse, teniendo la oportunidad de conocer otra gente que también anda despechada. Isabella vive en un apartamento moderno muy grande, lleno de obras de arte alucinantes: cuadros, esculturas e instalaciones. En el lugar donde debería haber un comedor tiene una mesa de billar y supongo que ella y su hija comerán sentadas en unos bancos que hay frente a la mesada de la cocina. Supongo, también, que sufrirán de dolores de espalda por no tener espaldar. Al menos a Isabella, a sus 42 años que jamás admite pues dice que no es problema de nadie sino de ella misma, sí le dolerá la espalda. Me recibe con jeans, un suéter largo color crema y suecos de cuero marrón con plataforma a los que se referirá –muy humildemente– como si fueran Crocs. Me dedica una sonrisa de estreñida que me hace creer que me dará la entrevista porque le conviene (pues acaba de publicar un libro: De la ruptura a la sutura) pero se muere de la pereza. Nos sentamos en la sala, ella sobre sus piernas flacas, largas, dobladas bajo el trasero, toma los cigarros de una mesita y me dice: –You don’t mind if I smoke, right? Seguirá hablando en inglés con acento gringo durante gran parte de la entrevista. Se fumará cuatro cigarros, uno detrás del otro, como los vagones de un tren. Todavía no le he hecho la primera pregunta y así como comentó que le gustaba mi cartera sin que me hubiera dado cuenta de que la estaba mirando, dice: –Estoy harta de justificarme y responder siempre las mismas preguntas. Es increíble que después de 20 años la gente me siga preguntando si soy familiar de Julio Mario Santo Domingo. Es tan lejano que ni me acuerdo. No es problema de nadie. Yo no contesto ni respondo nada porque creo que mi trabajo habla por mí. En este momento no importa si yo soy Pérez, Santo Domingo o Rocha. Libros Isabella Santo DomingoDespués de sus éxitos editoriales, Isabella Santo Domingo firmó un contrato con Ediciones B de España.  Cuando era una niña, dibujó una caricatura que su papá le imprimió, luego la engrampó y salió a venderla a sus amigos, vecinos y familiares para reunir dinero y comprar una bicicleta, la cual vio detrás de una vitrina y se enamoró. Después trabajó en el periódico del colegio, fue porrista (ella fue quien creó el equipo del colegio), jugaba y era campeona de voleibol, softball, ping-pong y racket-ball. Hacía patinaje artístico y ordeñaba vacas en las fincas de su papá, pero lo que realmente quería hacer era escribir y ser diseñadora de modas. Creció pensando que uno no se tiene que casar con nada, con ninguna idea. –En ningún lado está escrito que solo puedo ser periodista –dice gesticulando de forma muy expresiva, como lo hacen las costeñas. –Yo quería hacer cosas para que mi papá estuviera orgulloso de mí, porque como mis hermanos no hacían casi nada… Isabella considera que tiene gracia para contar cuentos. Dice ser imaginativa, generosa con los detalles y contar las cosas con gracia. Piensa que el hecho de ser costeña le ayuda. En su familia los problemas se resolvían con sarcasmo, lo que la volvió muy rápida mentalmente, asegura ella. –“El que mucho abarca poco aprieta” no aplica para mí. Todo lo que yo hago siempre ha sido muy vistoso. Desde niña quería hacer muchas cosas y no era un tema de ego, yo quería compartir. Lo mío es un afán por compartir. El día que yo me muera de pronto van a decir: ¡Wow! Esta loca de verdad propuso cosas, ¡qué chévere! Hay una cantidad de cosas que existen hoy en día porque a alguien se le ocurrieron. De pronto esa persona soy yo. Yo no quiero que me lo agradezcan en vida. Es importante para Isabella que se sepa que no se considera novelista. No está escribiendo para ganarse el Nobel, ni está competir contra Borges. Al contrario, admira los libros que escribe el doctor Santiago Rojas, le fascina leer a Aleida y el humor de Ellen Degeneres y Chelsea Handler. Acaba de firmar un contrato con la editorial Ediciones B, directamente en España, para publicar tres libros, de los cuales ya entregó el primero (De la ruptura a la sutura) y en simultáneo se está publicando en Colombia y toda Latinoamérica. El plan es traducirlo al inglés para publicarlo también en Estados Unidos. Además hace énfasis en que pocos autores colombianos han firmado con una editorial directamente en España. Su libro, como los anteriores, analiza la vida con humor. Isabella escribe sobre temas que tienen que ver con su día a día. Isabella Santo DomingoIsabella Santo Domingo dice que escribe como habla y no es pretenciosa. –No estoy siendo displicente. I’m all over the place. Lo mío es un camino recorrido. Yo he escrito toda mi vida. Mi don es la gracia y ser inteligente. Yo soy muy ingeniosa y tengo mi propio estilo. Escribo como hablo, que es algo maravilloso pues todo el mundo adorna las palabras siendo pretenciosos y queriendo sonar más importantes, intelectuales y cultos. Yo solo quiero entretener y darle a la gente un poco de esperanza –dice mientras mete y saca un cigarro de su boca y mueve la cabeza hacia los lados, dejando que su pelo negro, liso y suelto se mueva como en un comercial de shampoo Wellapon. –Isabella, ¿cómo defines inteligencia? –Inteligencia es recursividad, gracia e ingenio. –¿Entonces tú eres inteligente? –Muy inteligente –dice y me muestra todos los dientes. Conversar con ella es entretenido porque ríe con facilidad, festejándose a sí misma con total naturalidad. El apartamento se halla a dos pisos de la avenida Circunvalar y el ruido del tráfico se cuela por la ventana. Tengo que acercarme a ella para oír lo que dice. Habla mucho de su hija y afirma que lo más importante para ella es que la niña aprenda a quererse a sí misma y ser feliz. Isabella cambia sus horarios y sus planes constantemente para estar al tanto de su hija. Nadie podrá negar que es una buena madre. Es imposible no preguntarle sobre la otra humorista, escritora y actriz con la cual ha trabajado y con quien mucha gente la asocia. Isabella contará que en realidad jamás fueron amigas. Esa era más bien la idea que esta otra mujer tenía, pero Isabella nunca lo sintió así. Prefiere que no la mencione y a pesar de que admite que esta mujer metió la pata con ella, y muy mal, no cuenta detalles y en cambio hace gran énfasis en el hecho de que ella tiene una carrera mucho más extensa que la otra e insiste en que las comparaciones son groseras e incoherentes, pues Isabella cree estar a años luz de esta otra mujer. Hoy en día ni siquiera se hablan y no existe posibilidad de que vuelvan a trabajar juntas si Isabella puede evitarlo. Afirma que es mala para decir mentiras y ser políticamente correcta para quedar bien con la gente. No pretende ser la persona que pone el dedo en la llaga, su intención no es ofender ni agradar, sino decir la verdad. Es sarcástica y entiende que no todos los temas son graciosos y no con todos los temas se mete. A diferencia de su némesis, hay líneas que Isabella no se atreve a cruzar y en cambio habla de temas que tienen que ver con su vida, sus propias experiencias. Luego de hora y media, una vez terminada la entrevista, cuando estamos despidiéndonos junto a la puerta del apartamento me dirá: –Yo sé que esto fue una entrevista, pero yo la pasé buenísimo. Si yo dijera lo mismo estaría mintiendo.
Más KienyKe
Conozca la historia del emprendimiento que se atrevió a cruzar fronteras a través de la reconocida golosina colombiana.
Adriana Mejía, directora de Artesanías de Colombia, expuso el crecimiento y las proyecciones de este importante sector de la economía colombiana.
Conozca los secretos de belleza de Alejandra Rodríguez, la ganadora del certamen a sus 60 años, que se convirtió en tendencia gracias a su impactante físico.
Esta entidad sería la encargada de manejar el dinero que aportan mensualmente los colombianos para sus pensiones.
Kien Opina