
Con una trenza en la cabeza, las uñas pintadas de rojo encendido y vestida de negro la actriz Helga Díaz llega a la oficina de su abogado, Álvaro Rolando Pérez, en el oriente de Bogotá. Dice que acaba de presentar un casting de mujer rapera para una nueva telenovela y por eso tiene esa indumentaria. Espera obtener el papel, pues desde enero no tiene trabajo y los ahorros empiezan a escasear.
No está casada, vive con sus hijos: Antonia, de 12 años, y Salomón, de 3. Los dos padres de los niños, también actores, huyeron a otros países.
–Las mujeres tenemos que ser guerreras y nunca podemos decir no. Salir en la mañana, trabajar, dejar los hijos en el jardín infantil, luego repartirlos entre los vecinos y conseguir dinero para la comida, el colegio, la ropa y, si se puede, la diversión –afirma Helga Díaz.
La historia comenzó en el set de grabación de la serie ‘Padres e Hijos’ cuando vio a un hombre alto, de cabello claro y mentón partido, era Raúl Corró. Los dos actores que hacían el papel de hermanos en la serie se fueron enamorando y aunque el hombre tenía fama de coqueto Helga se resistió a creer los rumores que corrían en el pasillo del canal. Formalizaron el noviazgo y tiempo después aparecieron en las portadas de las revistas anunciando que iban a ser padres. En las fotos se les veía sonriendo, abrazados y prodigando un amor de telenovela.
Nació Antonia, una niña tan bonita como la pareja. Ante los medios parecían la familia perfecta pero de puertas para adentro el amor se fue acabando, al parecer por la infidelidad de Corró. Terminaron, los dos se distanciaron para pensar. Helga acudió a la fiscalía para solicitar la custodia y fijar la cuota alimentaria correspondiente al padre, en un principio fue de 600 mil pesos. Los días pasaron y la madre nunca vio el dinero.
Helga Díaz es madre soltera con una niña de 12 años y un niño de 3 años.
Meses después la distancia se hizo más grande cuando él se marchó a Estados Unidos abandonando a su hija, Antonia.
–Él nunca tenía plata. Le decía que me ayudara con algún gasto y me respondía que no tenía nada. Lo entendí porque le creí pero luego llegaron amigos en común diciéndome que Raúl estaba radicado en Miami y se la pasaba de rumba en rumba.
Casi una década después la ilusión del amor volvió aparecer en la vida de la actriz. El hombre era el actor Santiago Bernal, un prototipo de modelo, alto como el anterior, de ojos claros y cuerpo armonioso. La prensa rosa volcó las cámaras hacia la nueva pareja, y de nuevo la actriz salía feliz en las fotos. Más adelante posó desnuda para mostrar su barriga de madre. Esperaba el segundo hijo, Salomón.
La ilusión se acabó. Helga Díaz volvió a ser madre soltera, ahora con dos hijos. Le correspondió asumir el rol de padre y madre. El padre del menor, Santiago Bernal, se marchó, según le dijeron a Helga, a República Dominicana.
En la actuación nada es seguro, un año puede ser la gloria y al siguiente el olvido. Helga en un principio no quiso buscar a Bernal ni Corró. Consideraba que en donde estuvieran estaban buscando la forma de salir adelante para darles todo a los hijos. Seguía confiando en ellos pero la esperanza se fue degradando a medida que los años pasaban y ellos vivían como adolescentes sin hijos en otros países.
Si Raúl Corró y Santiago Bernal no se presentan a las citaciones de la Fiscalía, pueden ser capturados y deportados al país.
En marzo de 2012 con una batalla perdida por no saber a dónde acudir (si a la fiscalía, la comisaría o las estación de policía) visitó al abogado Álvaro Rolando Pérez. Comprendió que seguir esperando era inútil y decidió iniciar la demanda por alimentos.
La mayoría de las madres solteras desconocen los procedimientos para las demandas y en las oficinas les dan las citas para conciliación después de seis meses de ser expedida. A veces hasta después de un año. Si el demandado, es decir el padre no acude, la mujer debe fijar otra cita que implica otros meses de demora. Si el padre de nuevo no se presenta, la madre, ya desesperada, solicita otra cita. Y el juego de ausencias y citas se acaba cuando la mujer desiste de la demanda y se resigna a ser padre y madre.
Cuando una mujer logra conseguir un abogado que agilice los procesos, la demanda se resuelve mínimo en un año. En el caso de Helga Díaz, donde los padres están fuera del país, estos pueden ser capturados y deportados al país si no cumplen a las citaciones en la Fiscalía.
–Antes de ser actriz y reconocida soy madre soltera y quiero llegar hasta las últimas consecuencias por mis hijos, por mí y por todas las madres que han desistido de las demandas y les toca trabajar desde la madrugada hasta la noche para tener bien a sus hijos.

