Los recuerdos de un hombre, puestos en desorden adentro de varias cajas, deben ser muy valiosos para que una universidad pague 2.2 millones de dólares por ellos. En todo caso, eso fue lo que le costó a la Universidad de Texas el archivo personal de Gabriel García Márquez.
El archivo incluye fotografías, manuscritos, borradores y cuadernos que resumen, hasta cierto punto, toda la vida literaria del Nobel Colombiano. Es como si Macondo fuera una completa sinfonía de la que ahora conocemos las partituras.
En las más de 200 imágenes puede verse un aspecto común: ‘Gabo’ junto a gente poderosa. Gente poderosa en el sentido más simple de la palabra: presidentes y líderes de todo el mundo. Fidel y Raúl Castro, Bill Clinton, Carlos Salinas, Carlos Slim, Juan Carlos de Borbón, la reina Sofia, Jaime Lusinchi y la lista sigue.
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Hay dos opciones: que ‘Gabo’ sintiera una fascinación por el poder; o que el poder sintiera una fascinación por ‘Gabo’. Ambas son posibles. En todo caso, el poder, con sus usos y abusos, visto, además, desde muchos ángulos, es, como la muerte o el amor, uno de los asuntos que la literatura trata con más frecuencia y profundidad.
García Márquez en varias oportunidades abordó el tema. Incluso escribió un libro completo sobre los efectos del poder en un hombre: El otoño del patriarca. En alguna ocasión el escritor dijo que ese patriarca, Aureliano Buendía, hubiera llegado a gobernar. Hay otros, sin embargo, que dice que era Fidel Castro, amigo muy cercano de Gabo.
Enrique Krause, autor del libro ‘Redentores, ideas y poder en América Latina’ escribió que el gusto por los poderosos se remonta “a la casa familiar de Aracataca y, en particular, al vínculo de 'Gabito' con su patriarca personal, el coronel Márquez. Ahí está la semilla de su fascinación frente al poder: cifrada, elusiva, pero mágicamente real".
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La clave del asunto es que, parece, no hay evidencia de que en alguna ocasión ‘Gabo’ haya sido crítico con los poderosos, menos aún de los que estaba cerca. De acuerdo a Krause: “más allá del lenguaje, la trama no deja de registrar la subjetividad del tirano: sus nostalgias, sus miedos, sus sentimientos. Pero la simplicidad de su mundo interior resulta moralmente ofensiva: rara vez se escuchan reflexiones sobre las responsabilidades y dilemas del poder, cavilaciones sobre el mal, la abyección o el cinismo, mucho menos el atisbo de un drama de conciencia”.
El texto de Krause generó malestar en Gerald Martin, autor de la biografía del Nobel, que respondió: “Krauze critica a García Márquez por su 'obsesión con el poder' pero esto (…) es risible: lo que a él no le gusta es el tipo de poderosos que García Márquez busca (sin añadir el hecho, muy conocido pero no mencionado por Krauze, de que son los poderosos los que buscan a García Márquez, porque él también es un poderoso). ¡Seamos enteramente francos: quién no sabe que el mismo Krauze ha querido siempre estar cerca del poder!”.
La clave para entender la “fascinación” de Gabriel García Márquez por los poderosos estaría en las palabras de Martin. En una ocasión explicó que el escritor se acercaba a los poderosos para cumplir “ciertos objetivos literarios”.
“Pero el mundo ha cambiado desde entonces y sus aspiraciones políticas son ahora más defensivas, como proteger la revolución (cubana), en la que ve un símbolo de la independencia y la dignidad latinoamericanas. Gabriel García Márquez se ha relacionado con Felipe González o Bill Clinton, pero todo el mundo se fija sólo en su relación con Castro", dijo.
La fascinación de 'Gabo' por los poderosos
Mar, 12/12/2017 - 09:57
Los recuerdos de un hombre, puestos en desorden adentro de varias cajas, deben ser muy valiosos para que una universidad pague 2.2 millones de dólares por ellos. En todo caso, eso fue lo que le