La inconfundible voz de Diego Rueda ha acompañado a generaciones enteras que son fanáticas del deporte y la radio. Durante su estancia en Caracol Radio, el popular ‘Diego noticia’, ha participado en múltiples proyectos en las mañanas, tardes y noches, convirtiéndose en un ejemplo de perseverancia y profesionalismo para aquellos que ven en el periodismo deportivo como una forma de cumplir sus sueños.
Cuando está al aire, Diego transmite una serenidad que lo ha caracterizado al momento de dar las noticias. Por su voz, han pasado varias exclusivas enormes para el mundo del periodismo deportivo, e incluso, es uno de los referentes en materia de fichajes del fútbol colombiano, algo que no llegó del cielo, sino que fue fruto de su esfuerzo, trabajo, y el haber hecho la escuela completa de periodista.
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“Soy una persona sencilla, humilde, trabajadora, que viene de abajo, que ha luchado por llegar a los puestos más altos de esta carrera. Vivo contento, alegre y me gusta gozarme lo que hago”, cuenta Diego a KienyKe.com.
Para el hombre oriundo de La Palma, Cundinamarca, la vida no ha sido color de rosa, pues cuenta con una historia resiliente, que ha estado marcada por una gran cantidad de esfuerzos, sacrificios y un amor invaluable por el periodismo.
Vea la entrevista completa a Diego Rueda:
Los primeros años de vida de Diego Rueda
De su infancia tiene los mejores recuerdos. El amor de sus padres, siempre ha estado presente. Sus primeros años los vivió en La Palma, sin embargo, a los 11 años llegó a Bogotá con el fin de buscar nuevas oportunidades.
Su vida académica no fue muy destacada, estudió en colegio distrital, y no fue el mejor estudiante, al preguntarle cómo describiría al Diego de ese entonces, asegura que era un “rebelde con causa”, debido a que era un joven contestatario, pero siempre con argumentos, pues las injusticias le molestaban con severidad.
“En el colegio me rebelé bastante. Había una profesora de francés y un día que saqué diez, anuló el examen para que yo no pasara. Entonces le pinché el carro (risas), era rebelde en ese tipo de cosas, no dejaba que me hicieran lo que querían”.
A pesar de que no fue el estudiante más aplicado, dentro de él siempre fue creciendo un amor que marcaría su vida, la radio. Su padre fue el encargado de contarle toda la historia del fútbol colombiano, la forma en que lo relataba era tan envolvente, que Diego se sentía como protagonista de aquellas anécdotas, desde allí, fue aumentando su pasión por el ‘deporte rey’.
Hubo un momento en su adolescencia en el que sintió que quería vivir esas historias por cuenta propia, y empezó a destinar de sus recursos para asistir al Estadio El Campín, a ver los partidos de los equipos capitalinos, casualmente en la tribuna, siempre quedaba ubicado al frente de la cabina de Caracol Radio, y desde ahí empezó a soñar con su llegada a este reconocido medio radial.
Yo era muy oyente del doctor Peláez y me gustaba mucho el narrador que trabajaba con él de esa época, que era Marco Antonio Bustos.
Estudió en el Colegio Superior de Telecomunicaciones, lugar en el que afianzó su amor por el deporte y en el que además de prepararse, tenía la oportunidad de asistir al estadio, a foguearse, aprender de los mejores e ir perdiendo ese temor escénico que pueden generar las estrellas del fútbol.
Su llegada a Caracol Radio
Un día quiso hacer realidad su sueño. Caracol Radio fue el medio en el que desde un principio se visualizó, y en el que quería dar esos primeros pasos en el periodismo. En plena juventud, asumió el riesgo y fue a la puerta de esta cadena radial en búsqueda de esa oportunidad, para su fortuna, fue Alberto Piedrahíta quien le abrió las puertas y le dio esa primera chance.
Con Alberto tuvo la oportunidad de ir aprendiendo y conocer cómo funciona el mundo de la radio. A pesar de que estaba viviendo un sueño, fue viendo como varios que estaban en un proceso similar al suyo en el que querían lograr un nombre en el mundo de la radio, no duraban ni ocho días debido al rigor de ‘Don Alberto’.
Los sueños que uno tiene se cumplen, desde que realmente uno se fije una meta y trabaje para conseguirla.
En esos primeros años en el periodismo, en un abrir y cerrar de ojos, tuvo que alejarse de su sueño, pues se enteró de que iba a ser padre y el periodismo en ese entonces no le permitía obtener los ingresos necesarios para su manutención.
Uno de los instantes más complejos en la vida de Diego Rueda fue justamente cuanto tuvo que abandonar el periodismo, hoy en día lo recuerda con orgullo, ya que no duda de su capacidad de resiliencia ante situaciones adversas, pero en su momento fueron ocho años los que estuvo por fuera de su gran pasión.
En ese tiempo trabajó en obras de construcción junto con su hermano, que es arquitecto, también fue mensajero y radio operador de una empresa de taxis, experiencia que, según él, lo ayudó a afinar el oído y entender las intenciones de las personas cuando hablaban con él.
“Trabajé cinco años ahí. Yo tenía un oído bastante adelantado. Ya que escuchaba muy bien los sonidos de los móviles e identificaba quién de verdad reservaba las carreras y los que tomaban del pelo para dejarlo sin servicios”, dice entre risas.
Pero hubo un momento en el que sintió el llamado y más allá de los réditos económicos que logró por los oficios varios que realizó, quiso volver al periodismo cuando vio que varios de los compañeros con los que estudió, ya estaban en grandes medios cumpliendo su sueño.
Empezó nuevamente a ir al estadio, de a poco fue recibiendo oportunidades y fue finalmente Caracol quien la abrió las puertas, en dicho lugar hizo la escuela completa, empezando por el archivo histórico, pasando como productor, rol que hoy en día agradece, ya que, le permitió tener la base de datos que tiene y además de este proceso, aprendió que las oportunidades hay que valorarlas.
“Hice muchos amigos, amigos de teléfono. Entonces yo vivo escribiéndoles todo el día para permanecer bien informado”.
Dentro de ese sueño de volver a los medios de comunicación, tocó puertas, una de ellas fue en RCN, y evitando entrar en detalles específicamente en cuanto a nombres, aseguró que de esta opción lo descartaron rápidamente por no ser lo que ellos buscaban, lo que sin duda lo afianzó más a Caracol Radio.
Críticas, ídolos y referentes de Diego Rueda
Son más de 25 años los que ha trabajado en Caracol Radio, su casa. Su voz, sin duda, es un sello que identifica a este medio radial, el dinamismo y su entrega con el trabajo, le han merecido que muchos lo consideren como un referente de este oficio.
Así como Diego, hoy en día es el referente para muchos jóvenes que ven en el periodismo deportivo una forma de cumplir su sueño, Rueda también tuvo sus ídolos, a quien creció admirando y para su fortuna, logró trabajar con ellos: Hernán Peláez y Alberto Piedrahíta.
El doctor Peláez es toda una institución del periodismo en Colombia, para muchos es el mejor ejemplo de un periodista integral con capacidad de sostener una conversación sobre cualquier tema y sobre todo, hacerlo con grandes argumentos. Diego asegura que de él aprendió muchísimas cosas como la paciencia, la dedicación, preparación y en especial, la disciplina.
Con él trabajó como productor y muchas de sus enseñanzas fueron a través del ejemplo, fue testigo de cómo llegaba hasta dos horas antes de sus programas para ultimar detalles sobre los mismos, además, admiraba el hecho de que a pesar de que la voz del doctor Peláez era un imán para los oídos de los oyentes, él mismo se encargaba de que en sus programas absolutamente todos brillaran, premisa que muy pocos periodistas manejan hoy en día.
“Hernán es un hombre con una memoria prodigiosa. Cuando hacíamos el Café Caracol, a los invitados les contaba anécdotas de las que ni ellos mismos se acordaban… él le decía a uno ‘cuando en un programa brilla una sola persona, ese programa no sirve, todos se tienen que lucir’, y eso fue algo que me marcó”.
En la vida, sin importar lo que se haga, siempre se está expuesto a la crítica, los periodistas como personajes públicos, por supuesto, no son la excepción a la regla y menos en tiempos de redes sociales donde cualquiera insulta desde un perfil anónimo. Diego es consciente de esto y tiene toda una filosofía de vida en cuanto a las críticas e insultos, y asegura que le ha resultado bastante efectiva.
Mientras muchos optan por bloquear o enfrascarse en discusiones, Rueda prefiere ignorar. No lee insultos, no lee haters, los elogios los agradece, y con las críticas si pasa de largo de ellas, es por esto, que también ha sido muy reacio a mostrar su vida privada en plataformas digitales, en las que sus contenidos son netamente de deportes y una que otra foto de sus perros, otros de sus amores.
“Las redes son duras. Realmente no leo las críticas, yo profeso una idea de que uno lo que debe buscar en este medio es prestigio, no fama. El prestigio es duro conseguirlo y hay que mantenerlo día a día, la fama sí se logra fácil, pero yo fama no quiero tener”.
Al preguntarle cómo quisiera que lo recordaran en el periodismo, asegura que como una persona que lo dio todo por la profesión, sin maltratar ni ofender a nadie. Asimismo, se asegura que será consciente cuando llegue el momento del retiro, pero pide que las nuevas generaciones se preparen y valoren los saberes de los periodistas tradicionales.
“Le digo a las personas que trabajan conmigo, que uno es consciente cuando se debe ir. Si uno ya ve que se perdió la dinámica que se debe tener, si se empiezan a perder fuentes, se vuelve uno ya más lento, uno debe ser consciente e irse preparándose”.
