La internet, tal y como lo conocemos, podría desaparecer muy pronto. O quizás no desaparecer en todo el sentido de la palabra, sino que cambiará radicalmente.
Vamos por partes.
A pesar de las críticas y los problemas, el internet es una de las invenciones más importantes de la historia de la humanidad. Nunca como ahora habíamos tenido tanta información al alcance de la mano. Esa es la clave: la información.
[single-related post_id="735393"]
Se supone que, algunas limitaciones, en Internet circula libremente toda la información. Cualquier usuario en cualquier lugar del mundo puede acceder a ella sin problema. Igual para las páginas: tienen el derecho a circular con las mismas condiciones. Puede que, por preferencias, unas salgan arriba en los motores de búsqueda, pero, de facto, desde la página más pequeña hasta la más grande puede estar en internet siempre y cuando se acoja las leyes.
La Net neutrality
Además de las leyes de cada país, el Internet también se ha construido sobre una serie de principios. Uno de los más importantes es la ‘Net Neutrality’ (Neutralidad de la red). Significa que los gobiernos y los proveedores de servicios de telecomunicaciones deben tratar todo el contenido de la red con iguales condiciones.
Se dice, además, que no se le podrá cobrar al usuario según el contenido de las páginas que visite, plataforma o aplicación, tipo de equipo, sino por la cantidad de bites que consuma.
En otras palabras: imaginemos que el internet es una compleja red de tuberías a través de las que viaja gran cantidad de información. Uno le paga a una empresa para que nos conecte con alguna de esas tuberías. Nos cobran de acuerdo al tamaño de la conexión que tenemos. Entre más grande, más rápido y en mayor cantidad, nos llegarán los datos. No importa para qué los usemos.
Pero puede que eso esté por cambiar. De acuerdo a medios internacionales, la Comisión Federal de las comunicaciones de Estados Unidos (FCC) intentará derogar los protocolos de la Net Neutrality. Eso significa que ya no se cobrará sólo por el tamaño de la conexión, sino por las páginas que se visite. Técnicamente significaría que si, por ejemplo, se quiere entrar a YouTube, la compañía que le presta el servicio de Internet le podría cobrar de más.
Un cambio en la Net Neutrality implicaría que, si así lo quieren las empresas de telecomunicaciones, se podría, de acuerdo a intereses comerciales, limitar o incluso evitar el ingreso a algunas páginas. Y para entrar habría que pagar. Una de las posibles víctimas de ese cambio sería Netflix, por el flujo de visitas que recibe, y por la gran cantidad de datos que consume.
[single-related post_id="790497"]
De acuerdo a la Net Neutrality, ningún prestador de servicios de internet podrá bloquear o priorizar el acceso a contenidos, de acuerdo a los intereses de la Empresa.
Si la FCC logra cambiar los principios de la Net Neutrality, algo que tendría efecto mundial porque no tardaría en replicarse en los demás países, los expertos dicen que se afectarían mucho las opciones de acceso que tienen los usuarios. Además se incrementarían los costos. También cambiarían las velocidades: básicamente, el internet funcionaría mejor para el que pueda pagar más.
Páginas web e internautas que no puedan pagar a las empresas para tener un trato preferencial, estarían condenados a desaparecer de la red. Por otro lado, la velocidad y la calidad estarían del lado de los que puedan pagar por ello. En carta blanca, se estaría abriendo la posibilidad de que cada usuario tenga acceso a un internet diferente: uno para los que pagan y otro para los que no.
Ante esa posibilidad, varias plataformas han puesto manos a la obra para defender la Net Neutrality. El plazo es hasta el 14 de diciembre, día en que la FCC tomará su decisión. Por quiénes se inclinaran ¿Por las empresas de comunicaciones o por los usuarios? La respuesta parece muy obvia.
